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“El Servicio Navarro de Salud no tiene lo más fácil de tener: el apoyo del Gobierno”

El exgerente del Servicio Navarro de Salud, Juan José Rubio.

Garikoitz Montañés

“Pero yo ya no soy noticia, ¿no?”. De entrada, Juan José Rubio parece renegar de la expectación que ha acompañado a sus últimas declaraciones públicas. El exgerente del Servicio Navarro de Salud ha presentado recientemente su dimisión ante la imposibilidad de llevar a cabo los cambios que perseguía en Osasunbidea, un sistema que, ha asegurado, “está enfermo” y necesita una refundación, cambiar su estructura. Esas palabras, y sus diferencias con la consejera navarra de Salud, Marta Vera, quien le acusó en el Parlamento foral de no haberse sabido adaptar a la Administración, le han convertido en uno de los nombres de la semana. Y el adecuado, tras su reciente paso por un sistema en constante polémica, para aclarar si la situación de la Salud navarra es, realmente, tan mala como dice la oposición o tan buena como defiende el Gobierno Foral.

Vera aseguró que contratarle fue un error y que no supo adaptarse a la Administración foral y sus restricciones económicas. ¿Qué le pareció el balance de la consejera?fue un error

Esa es su opinión. Todo el mundo tiene derecho a tener una.

¿Y la suya?

Dijo cosas que se contradicen con las que declaró previamente y que son claramente falsas. Como que yo quisiera trabajar fuera de la normativa de la Administración, algo que es imposible, y también es falso que estuviera acostumbrado a trabajar sin límites presupuestarios. Yo he trabajado 15 años en administraciones públicas y sé perfectamente dónde estoy y qué quería hacer.

¿Y qué quería hacer?

Un cambio fundamental en la forma de hacer las cosas, porque no se pueden conseguir resultados diferentes haciendo las cosas igual. Hay que cambiar la organización, incluyendo pilares como la informática, la formación de los profesionales, la comunicación o los servicios jurídicos, y rehacer el poder que debería tener el Consejo de Gobierno y el director. Se trata de algo más que cambiar a una persona, porque hablamos de problemas de base. Hay, por ejemplo, falta de foco en los pacientes crónicos, hay un problema de equidad como en todos los sistemas de salud públicos...

¿En qué se refleja ese problema de equidad? Ante el Parlamento, habló de que en Navarra pesan los apellidos y el estatus social al acceder al sistema público de Salud.pesan los apellidos y el estatus social

Se refleja en que, si conoces a alguien, vas a esperar menos que si no.

¿Eso pasa en Navarra?

¿Te sorprende? ¿No conoces a nadie que diga que le han atendido antes porque conoce a un médico o a un enfermero? ¿O que tiene una habitación mejor? Y no es uno o dos, es bastante generalizado. Es un problema real.

Entonces, ¿la culpa es de la Administración o de los trabajadores?

La obligación de los gestores públicos es trabajar para que los ciudadanos tengan el mismo nivel de acceso a un sistema que pagamos entre todos. Yo trabajo para que tengamos sistemas públicos eficientes, equitativos y espero que todos los usen. Mis hijos van a colegios públicos y uso el Servicio Navarro de Salud. Pero soy crítico con ellos, porque creo que pueden mejorarse.

¿Hemos mejorado en algo en Salud?

En las listas de espera quirúrgica, por ejemplo, había un aumento antes de que yo llegué y, si ves los gráficos, notarás que han descendido.

Pero las listas de espera de especialistas son otro cantar. Diario de Noticias publicó esta semana que han crecido en un año en 9.771 personas. En torno a un 19,6%.Diario de Noticias

La espera para consultas solo se puede cambiar con herramientas informáticas que no tenemos y no nos dejan comprar. A alguien le interesa que eso siga fallando. Es algo que no se puede cambiar haciendo un discurso o con yoga, sino con herramientas.

Pero, ¿las listas de espera no son un reflejo de la cantidad de pacientes que hay o del escaso número de especialistas? ¿Es solo un problema de gestión?

Somos 600.000 navarros y hay ahora 50.000 de ellos esperando una consulta. Es un volumen grande. Pero, para resolverlo, es necesario hacer cambios. Y para eso necesitamos información. Por eso fui insistente en que el Gobierno, este o el próximo, porque yo ya no confío en este, haga cambios en la organización, que Osasunbidea tenga capacidad de gobierno sobre los sistemas informáticos.

Estas listas de espera, ¿generan desconfianza entre los pacientes? ¿Cree que han perdido confianza en Osasunbidea?

Las encuestas no dicen eso. Parece que los sistemas propagandísticos funcionan muy bien. Yo sí he perdido la confianza, pero no en el potencial tremendo de Osasunbidea, que tiene lo más difícil, que son unos grandes profesionales... Pero lo más fácil de tener no lo tiene: el apoyo del gobierno.

¿De una forma interesada? ¿Para optar por la privatización?

No, creo que es por presiones de grupos de poder. Ni siquiera porque quiera privatizar.

Pero sí se ha optado por la privatización, por ejemplo en las cocinas del Complejo Hospitalario.las cocinas

Sí, antes de que yo llegara. Se hizo muy mal el proceso. La externalización de servicios es una decisión de gestión y, a veces, es la única opción y se puede hacer bien. En el caso de las cocinas, no. Cuando llegué, uno de los problemas más visibles era la alimentación y, cuando me he ido, ese problema ya está resuelto. Ahora mismo, en el Complejo Hospitalario se come bien.

¿La unificación de los laboratorios era necesaria?unificación de los laboratorios

Como planificación era una buena idea, pero una vez más lo que ha pasado es que se ha hecho mal. Ese laboratorio nunca se tenía que haber instalado en ese edificio, que se había construido con dinero público europeo como centro de investigación. Y también se ha hecho mal el cambio, no se ha dirigido bien.

Usted hace una defensa cerrada de su labor...

(Con rapidez). No defiendo lo que he hecho, sino lo que hay que hacer. Me he ido hablando por ello.

¿Esta situación no se podía cambiar desde dentro?

La ciudadanía tiene que cambiar esto, tiene que hablar claro y pedir a los dirigentes que cambien nuestro sistema educativo y sanitario. Por ejemplo, hay que pedir transparencia: que sepamos quién toma cada decisión, una a una.

Cuando fichó por el departamento, ¿no estaba al tanto de las apuestas de la consejera? ¿No estaban de acuerdo en las líneas básicas?

Ahí lo que contó ella es verdad. Pactamos unos objetivos y unos proyectos, pero ella no me apoyó en el cambio que era necesario y que ella misma quería. Antepuso los intereses de los que están bien asentados en el sistema y se benefician de él a los intereses de toda la sociedad navarra. Vera tenía que haber cambiado a personas en los equipos directivos que están viviendo muy bien de una situación que no cambia.

¿Habla de las personas que comparecieron con ella en el Parlamento (Vera acudió al Parlamento, en el mismo día que Rubio, pero por la tarde, acompañada por ocho directores)?

En una organización hay ocho directores que dependían de mí, que tenían que trabajar conmigo, y ella dijo que trabaja con ellos en el día a día. De esa forma, está diciendo que no ha respetado la autonomía de este órgano, y es algo que ha hecho mal. Para eso, tenía que haberme cesado antes o haberme dado la autoridad para hacer mi trabajo con esos directores y, si esos directores no querían, les tenía que haber cesado. Pero las organizaciones son seres vivos que tienen muchos mecanismos de supervivencia, incluso cuando están enfermas y envejecidas.

¿Se ha arrepentido de haber aceptado el puesto?

No. Ni de haber aceptado ni de haber renunciado.

¿Reconoce algún error?

Sí. Cometí el error de no haber dedicado un poquito más de tiempo a ganarme o compartir decisiones con ese equipo de ocho directores.

¿Cuál es su balance de la Salud navarra. La opinión del Gobierno Foral y de la oposición es contradictoria. ¿Quién tiene razón?

Todos dedican demasiado tiempo a hablar de síntomas y poco a ser constructivos y cambiar el sistema. La oposición dice cosas que son verdad, como esos síntomas graves como las listas de espera, las privatizaciones o el cabreo de los trabajadores; y el Gobierno también dice la verdad cuando defiende que las encuestas son positivas o que nuestros resultados son mejores que otros. Pero todo eso es humo, lo grave es lo que pasa por debajo: que el sistema no es transparente, que no está orientado a los ciudadanos, que antepone las estructuras de poder a las necesidades de los ciudadanos. Si no cambiamos, en los próximos años seguirá creciendo el descontento de los profesionales y de la población.

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