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“Quería mostrar de otra manera zonas de Pamplona por las que pasamos a diario”

El joven fotógrafo pamplonés Pablo Lasaosa / Foto: P. L.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

Una réflex comprada con “la paga de la abuela” y la ayuda de los padres, una tradición familiar de vivir entre cámaras y una vida por delante para tomar fotografías. Este es el DNI fotográfico de Pablo Lasaosa, un joven de 21 años que desde el 6 de junio y hasta el próximo día 29 expone en el Horno de la Ciudadela su colección de 12 ‘Minimundos. Una vuelta diferente a Pamplona’. Su objetivo retrata doce lugares emblemáticos de Pamplona con lo que este joven pamplonés, y con raíces en el Roncal, ha querido capturar la ciudad desde otro punto de vista. Circular, a veces sin gente, a veces con historias escondidas. Pero, en general, se trata de lugares reconocibles como el estadio de El Sadar, el Portal de Francia, el kiosco de la plaza del Castillo o la plaza Consistorial. Zonas de paso frente a las que Lasaosa invita a pararse y a descubrirlas de nuevo.

Pregunta. ¿De dónde surge la idea de los ‘Minimundos’?

Respuesta. Quería hacer otro tipo de fotografía, y en Pamplona. Por eso aposté por las fotos circulares. La técnica es la siguiente: primero me pongo en el centro de la ubicación, tomo fotografías a 360 grados y, después, hago otra del suelo. Al final, el ojo de pez distorsiona esa parte, pero tuve que ir montando la imagen.

P. ¿Por qué Pamplona vista con ojo de pez?

R. Es una técnica que ya había utilizado al tomar imágenes de conciertos [esta es la segunda exposición de Lasaosa; la primera fue ‘Retales del rock’ en la Agrupación Fotográfica de Navarra] y creo que da un toque diferente a la imagen, un aura.

P. ¿En Pamplona hay otros mundos?

R. Es un concepto diferente, que creo que llama la atención. Estuve un tiempo recorriendo Asia, y mucha gente me había preguntado si eso de los ‘Minimundos’ sería el resultado de ese viaje. Por eso creo que al visitante le choca cuando ve Pamplona, le sorprende. Son lugares por lo que estamos acostumbrados a pasar cada día, pero mostrados de otra manera. Todos vemos Pamplona a la altura de nuestros ojos, pero aquí no. Se trataba de hacer algo diferente con la ciudad.

P. Más con la ciudad que con los pamploneses, porque apenas se ven personas…

R. Sí. Intenté tomar las fotos cuando no hubiera gente, pero al final en sitios tan transitados a veces fue imposible. En Baluarte, por ejemplo, se ve a una pareja besándose y decidí dejarlo. Y en la plaza del Ayuntamiento, la foto coincidió con el momento en que se desarrollaba un curso de fotografía, que también quedó reflejado. A menudo, en cada fotografía hay una historia.

P. ¿Por qué lugares como la plaza Consistorial o la del Castillo y no otros?

R. Tenía claro que la muestra la compusieran doce fotografías, porque es un número que me gusta, y al final hubo lugares que quedaron fuera. Y los elegidos, bueno, son sitios a los que tengo cariño.

P. Y ahora el resultado se ve en la Ciudadela. A sus 21 años, ¿le sorprende poder exponer aquí?

R. Sí, es importante exponer en un sitio tan importante. La gente puede no saber que está la exposición, pero igual pasar a verla simplemente porque saben que en la Ciudadela siempre está pasando algo. Y con exposiciones así al final te vas haciendo un nombre. Aunque, bueno, me queda toda la vida por delante…

P. ¿Qué sensación espera dejar entre los visitantes de la muestra?

R. Que se vayan sorprendidos. Muchos me comentan que piensan que son pinturas [las instantáneas se han impreso sobre dibond, un tipo de aluminio] y que no se la imaginaban así. Esa era la idea.

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