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“La lucha contra las agresiones sexistas no es solo de grupos feministas, sino de dominio ciudadano”

La técnica de Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona, Pilar Mayo.

Garikoitz Montañés

Pilar Mayo es técnica de Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona desde alrededor de 1997 y, ahora, forma parte de la plataforma Sanfermines en Igualdad, que plantea medidas para evitar las agresiones sexistas durante las fiestas. ¿Qué ha cambiado para que este tema haya ganado más repercusión? La mala publicidad de las imágenes de manoseos registradas durante el Chupinazo de 2013, la campaña de concienciación con la que respondió el Consistorio y la respuesta de la ciudadanía son algunas de las razones. Con todo, Mayo insiste en que queda mucho trabajo por hacer. Y eso se refleja en su valoración de las pasadas fiestas.

Estas se han caracterizado por la proliferación de símbolos contra las agresiones, pero también han estado marcadas por la denuncia que trascendió el pasado día 13, cuando una joven británica denunció ante la Policía Nacional que, durante la noche del 9 al 10 de julio, presuntamente mientras mantenía relaciones consentidas con un chico en un baño de un local del Casco Viejo de Pamplona, entre cuatro o cinco jóvenes accedieron al aseo semidesnudos; esta versión, no obstante, contrasta con la recogida por la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista, que aseguró que ella fue al aseo y la asaltaron. Este caso motivó una multitudinaria concentración de protesta en la plaza del Ayuntamiento, y Mayo ya insistió entonces en que es la prueba de queda mucho trabajo por delante. ¿Y cómo hay que hacerle frente? Estas son sus respuestas.

El Ayuntamiento ha anunciado esta semana que en sanfermines se registraron cuatro denuncias por tentativas de agresiones sexuales, frente a las cinco de 2014. ¿Cómo lo valora?

No se trata de hacer solo una valoración cuantitativa, porque las denuncias pueden aumentar y tratarse de un balance positivo, ya que eso querría decir que la gente se ha animado a dar el paso. Sobre todo un aumento de las denuncias de agresiones de baja intensidad puede significar que vamos en la buena dirección, porque eso quiere decir que se reacciona ante situaciones que antes no se denunciaban. Manoseos, comentarios... y se trata de ver qué se denuncia, qué se ha visto y cómo se ha reaccionado.

¿Y cuál es su opinión sobre la reacción de la ciudadanía a esas agresiones?

Vemos que el entorno empieza a reaccionar, enfrentándose a los agresores, pero también constatamos que en muchos casos se ríen, hacen la gracia y pasan de largo. Y hay quien dice a las chicas que se vayan de ahí. Pero, ¿por qué deben hacerlo ellas?

Colectivos de mujeres siempre han insistido en que el foco no debe ponerse en la víctima.

A veces parece que las chicas se están exponiendo, que lo estaban provocando...

¿Se buscan excusas?

Sí. Con la agresión que ha sucedido [se refiere a la que motivó la concentración del día 13], esa es nuestra valoración. Qué importa de qué país sea ella...

Menciona el hecho de que la denunciante fuera británica. Pero también se especuló durante la concentración de condena entre el público sobre si el grupo de presuntos agresores eran extranjeros. ¿Le preocupan esos razonamientos?durante la concentración

Sí, porque parece que excusa la gravedad del hecho. Cómo iba vestida la chica, si eran amigos o no, si iban borrachos... Eso no borra lo que ha sucedido.

¿Está satisfecha con el desarrollo, por segundo año consecutivo, de la campaña de concienciación contra las agresiones sexistas?

No tenemos duda de que la valoración de la campaña es positiva, por la implicación de la gente, las 5.000 personas que pasaron por la caseta de información situada en la plaza del Castillo... Eso es importante, y una novedad.

Y, a pesar de eso, el final de las fiestas estuvo marcado por esa denuncia y por la concentración de condena.

Es que con una campaña de uno o dos años, por muy exitosa que sea, y que se vean miles de manos por las calles [el símbolo contra las agresiones sexistas en fiestas] no se acaba el trabajo. Los temas de igualdad son de largo recorrido, y este no es un paso para atrás. Simplemente legitima el trabajo realizado: hacemos esto porque contamos lo que pasa en la calle. Las mujeres sabemos que no estamos seguras en las fiestas y cualquier hombre, si sabe mirar, sabe de lo que hablamos. Por eso creo que hemos avanzado, porque con esta campaña se demuestra que esta no es una pelea únicamente de grupos feministas, sino que ha pasado a ser algo de dominio ciudadano. El siguiente paso será eliminar las agresiones.

De cara al próximo año, diversos colectivos (Lunes Lilas, por ejemplo), han insistido en la necesidad de llegar a los colegios y educar en igualdad.llegar a los colegios

Sí, hablamos de que algo a largo plazo. Seguro que vamos a hablar de esto durante mucho tiempo, no se va a acabar pronto, aunque la desigualdad es un trabajo que se está haciendo cada vez más público.

Pero la campaña arrancó hace dos años indudablemente por una cuestión de imagen. Por esos manoseos captados durante el Chupinazo, porque no era algo muy diferente a lo visto en otros sanfermines anteriores.

Es verdad que esas imágenes impactaron, e igual han servido para que ganemos atención, porque esta es una pelea en la que llevamos trabajando muchos años. Igual durante el resto del año hemos mejorado esa situación, pero durante las fiestas no ha cambiado tanto. Y este tema se trabaja en todos los ayuntamientos y en otras autonomías.

¿Las agresiones en fiestas son solo la punta del iceberg?

Hemos empezado a asociarlas a la violencia en las relaciones, al aprendizaje de cómo relacionarse... porque esto también puede pasar cada viernes y cada sábado.

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