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Las previsiones del Reyno Arena: estos son los cálculos de las obras pendientes

El pabellón Reyno de Navarra Arena / Foto: Europa Press.

El Gobierno de Navarra calcula que necesita aproximadamente 4,3 millones para disponer del pabellón Reyno Arena y que el ambicioso recinto, situado en las inmediaciones del estadio de El Sadar en Pamplona, pueda albergar diferentes actividades, tanto culturales como deportivas. La consejera de Cultura del gabinete Barkos, Ana Herrera, anunció esta cifra el pasado 22 de septiembre en el Parlamento de Navarra, donde también adelantó que se constituiría un grupo de trabajo, con agentes profesionales del ámbito de la cultura y el deporte, para analizar cuáles son las posibilidades de funcionamiento del recinto, impulsado durante la etapa del regionalista Miguel Sanz al frente de Navarra y en el que a estas alturas se han gastado 58.806.823 euros. La inversión necesaria ahora para echar andar condiciona también las opciones de una infraestructura multifuncional que, por ahora, sigue sin función ni fecha de estreno.

Comptos, la cámara que fiscaliza las cuentas públicas de Navarra, ya calculó en un informe en abril de 2015 que abrir la instalación, eso sí para eventos puntuales (como partidos de pelota, pero no otras competiciones deportivas), costaría al menos 1,19 millones. Con esa cifra, con las que se realizarían por ejemplo labores de equipamiento, carpintería o fontanería, se podría utilizar el recinto de forma puntual para partidos de pelota, pero no para otras competiciones deportivas. Así, la Cámara calculó que esa cifra se extendía hasta los 3,93 millones “para alcanzar un funcionamiento normal de la infraestructura”. Y eso sin tener en cuenta la inversión necesaria para realizar la zona de oficinas para federaciones o, por ejemplo, un museo del deporte, que se han aplazado ya sin horizonte temporal, y que supondrían otros 2,3 milones.

La cifra ahora aportada por el Gobierno va en la línea de esos 3,93 millones contabilizados por Comptos. ¿Y a qué conceptos, en concreto, se destinarían? Técnicos del Instituto Navarro de Deporte y Juventud estiman que el primer paso, realizar las obras necesarias para obtener la licencia de apertura del Ayuntamiento, estaría valorado en 1.092.956 euros. Se cree que esa inversión únicamente permitiría utilizar el recinto por ejemplo para eventos como acoger una exposición, pero no para los usos deportivos originalmente previstos.

Para llegar a ese objetivo, según esas estimaciones, habría que llegar a invertir esos 4.336.961 euros. Así, para poder hacer conciertos se necesitaría una inversión de 566.261 euros; para utilizar el aparcamiento, 126.217 euros; alrededor de 146.609 euros para terminar el rebote del frontón; unos 1.032.916 euros para el equipamiento deportivo; 169.617 para el gimnasio y la sala; 802.385 euros para realizar obras complementarias (como los acabados, el mobiliario un otros equipamientos en los vestuarios); y, por último, unos 400.000 euros para contratar la asistencia técnica si se llevaran a cabo todas esas operaciones.

Estas cifras son aproximadas, según precisan desde el Departamento foral de Cultura, porque luego podrían obtenerse rebajas por la competencia entre empresas en los distintos concursos. Desde el estudio de arquitectura pamplonés TYM Asociados, el arquitecto Carmelo Militino confirma esas previsiones y espera que ese grupo de trabajo del que ha hablado el Ejecutivo foral apueste por seguir adelante con el edificio porque “me encantaría verlo completo, pero esa decisión no me corresponde a mí”. Recalca, por otro lado, que este tipo de inversión en equipamiento (como los marcadores, por ejemplo) es habitual en obras de esta envergadura y que se produzca fuera del presupuesto de la obra. Comptos concluyó que las desviaciones en el presupuesto eran “mínimas y razonables”.

A la espera de una función

Otra cuestión es que el proyecto, de partida, fuera demasiado ambicioso o si no se había estudiado lo suficiente la utilidad de la inversión, como señaló la cámara de Comptos en el mencionado informe. El Reyno Arena empezó a adjudicarse en 2008 como una posible sede para el equipo de balonmano Portland San Antonio con más capacidad que el Pabellón Universitario. La idea que planteó el gobierno de Sanz, y que se incluyó en un paquete de inversiones también apoyado por el PSN (el llamado Plan Navarra 2012), fue a lo grande: una pista central multiusos con capacidad para 10.000 personas, una auxiliar para 2.500, ese frontón para otras 2.500… Y el objetivo era lograr un edificio para diversas funciones, no solo deportivas, sino también culturales (como acoger conciertos) o ferias de muestras. Y la construcción arrancó en torno a septiembre de 2009.

La desaparición del Portland y la crisis del deporte de elite, sin embargo, dejaron al pabellón compuesto y sin su uso principal. Y, durante la pasada legislatura, los grupos parlamentarios debatieron sobre si era necesario abrir el pabellón y con qué usos, o, como se defendió entonces desde la oposición, si compensaba mantenerlo cerrado (el presupuesto para gastos de mantenimiento para 2016, también según estimó la consejera, es de 450.000 euros) porque abrirlo no aseguraba su rentabilidad. Las obras parecían siempre al borde de su finalización, UPN anunció que había interés por parte de dos firmas por gestionar el recinto, pero la fecha de inauguración no se ha concretado. La pelota ahora ha caído en manos del gabinete Barkos, que únicamente se ha comprometido a estudiar qué hacer con esta instalación, porque detallar esos cálculos, precisan desde el departamento de Cultura, no significa que se vayan a realizar.

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