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“Con las aportaciones de Fagor y Eroski se intenta dar la falsa sensación de que es un problema solucionado”

El representante de la asociación Adicae Fernando Herrero.

Garikoitz Montañés

La polémica por las preferentes puede tener un efecto permanente: lograr consumidores más vigilantes. Para la asociación de consumidores Adicae, “engaños masivos” como el de las aportaciones financieras subordinadas de Fagor Electrodomésticos y Eroski no se hubieran logrado sin la confianza de los afectados y afectadas en las entidades financieras y en dos cooperativas que son “de la tierra”. Precisamente por la importancia de estas empresas, el integrante de la Junta Directiva y responsable de Comunicación de Adicae, Fernando Herrero, insiste en que desde diversos intereses se está vendiendo la imagen de que el tema está solucionado. Y no es así, insiste. La asociación agrupa en la actualidad a 2.050 personas en Euskadi y Navarra afectadas por esta problemática. En cualquier caso, se ha llegado a calcular que este tema afecta a unas 40.000 personas.

¿Una movilización por este tema ayuda a otras personas a denunciar?

La movilización, sobre todo, ayuda a reivindicar que este tema no está resuelto. Ha habido maniobras por parte de diversas entidades, incluso del Gobierno de Euskadi, para intentar desactivar este tema, para que se perciba como un problema solucionado, para dar esa falsa sensación. Están anteponiendo en este caso unos intereses que no son los de los consumidores.

¿Qué se gana con ello?

Que vaya pasando el tiempo.

¿Qué opciones tienen en la actualidad las personas afectadas por estas preferentes?

Hay dos vías, que son complementarias: por un lado, salir a la calle y movilizarse de otras formas para hacer visible el problema, que sigue vivo. Y por otro, emprender una acción judicial colectiva [Adicae ha presentado un total de ocho demandas colectivas, una de ellas en el Juzgado de lo Mercantil de Bilbao recurrida porque les daba la razón, y son tantas por referirse cada una a una entidad financiera].

Sin embargo, para los afectados y afectadas puede resultar mejor presentar demandas individuales porque tienen la sensación de que pelean por su caso y más de cerca.

Las propias entidades financieras se han empeñado en que sea así, en intentar que los afectados vayan uno por uno a los juzgados. Se dice que era gente mayor, que no sabía bien lo que firmaba, que un caso no se parece a otro… Este es un enfoque envenenado porque en este caso ha habido gente mayor y no tan mayor, gente más y menos culta, pero está claro que ha sido determinante que se trataba de un engaño masivo.

¿La demanda colectiva no retrasa que se llegue a una solución?

No es cierto que sea más complicada. Además, los afectados se sienten arropados al ver que forman parte de un grupo, que no solo ellos han sido engañados. Pero el bombardeo de que con una demanda colectiva el asunto se complica es constante.

¿Por qué?

Las entidades implicadas ganan con ello porque saben que habrá gente que no presente una demanda individual. Y luego también hay firmas de abogados interesadas en estas demandas individuales, porque las colectivas solo las podemos presentar entidades como las organizaciones de consumidores.

Consumidores Irache, que representa a 70 afectados en Navarra, afirmó que ha logrado llegar a acuerdos con entidades financieras como el BBVA y Caja Laboral. ¿La negociación, sin llegar a los tribunales, es viable?

Nosotros también hemos hablado con las entidades, y con el Gobierno vasco porque entendemos que en un problema así no puedes conformarte con que te den largas. Pero creemos que esas conversaciones son compatibles con la denuncia. Al final, está claro que si resuelven el problema, no tienes por qué seguir hasta un juicio.

¿Cree que el personal de las entidades financieras era consciente de los productos que estaba colocando?

Algunos serían más conscientes, otros no, otros lo desconocían… Tenemos constancia de que ha habido trabajadores que vendieron el producto a sus familias. Pero hablamos de un sistema casi piramidal, que vendía la imagen de que el dinero era recuperable cuando no era así: las preferentes que dejaba alguien porque necesitaba el dinero se las colocaban a otro señor, y así la bola se hacía más grande. Muchos trabajadores pensarían simplemente que esto era lo que tocaba, vender este producto, pero los que está claro que sí sabían lo que emitían eran Fagor Electrodomésticos y Eroski.

En Euskadi y Navarra son dos firmas de referencia, que se sienten como propias.

El factor de la confianza fue clave, tanto en la entidad financiera de la que los afectados se fiaban casi a ciegas, como en estas dos cooperativas, muy conocidas y tan apegadas al territorio. De hecho, son usadas como emblema muy a menudo, y eso ha sido vital. Fagor Electrodomésticos y Eroski eran conscientes de que estaban en una situación privilegiada, y eso permitió que se vendieran aportaciones financieras subordinadas en masa.

Una de las críticas habituales es que a los ahorradores les pudo el interés por multiplicar sus beneficios.

Siempre que ha habido fraudes al ahorro, la primera reacción de determinados sectores es que eso les ha pasado por avariciosos, porque nadie vende duros a cuatro pesetas. Pero hay que recordar que esto no ocurría en un chiringuito ni era el tocomocho, sino que ocurría en entidades financieras.

Entre las preferentes, las tarjetas black… ¿uno puede acudir tranquilo a una entidad financiera?black

Cualquier lector debería responder a esa pregunta. Está claro que el clima de desconfianza se ha apoderado de nuestras relaciones con las entidades financieras, pero bienvenido sea. Porque ha habido un abuso de confianza para consumar todo tipo de engaños. Ahora empieza a haber operaciones de marketing para intentar resolver estos problemas y, mientras, creemos que se está trabajando en volver a diseñar productos que, de nuevo, acabarán siendo tóxicos.

Esos productos tóxicos, por tanto, ¿son cíclicos?

La idea, básicamente, es que esta situación ya pasará. Por eso lo que esperamos en Adicae es que, de esto, surja un nuevo consumidor, más atento, más crítico y sí, más desconfiado.

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