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Una universidad sin exclusiones, incluidos quienes no pueden hacer frente a la matrícula

La biblioteca de la Universidad Pública de Navarra.

Garikoitz Montañés

“Un estudiante con precariedad económica que accede a la universidad tiene menos tiempo para estudiar. Al final, buscan trabajos alternativos y su situación social no es la más favorable para estudiar. Por eso pueden tener que repetir o suspender una asignatura”. La vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), Paloma Vírseda, insiste en que esta es su opinión personal, pero también la razón de fondo para que, en el curso 2012-2013, el centro habilitara unas ayudas para que estudiantes que ya habían iniciado la carrera pudieran abonar la matrícula. Porque, tras no haber recibido una beca (porque “lo habitual sería acudir al Ministerio”, reconoce Vírseda), desde la UPNA consideraron que sin ese complemento económico “no sabíamos cómo esos estudiantes iban a acabar la carrera”.

Esa ayuda, que suma ya tres convocatorias, se mantiene este año. Un total de 54 alumnos y alumnas han pedido, por el momento, la ayuda de la Universidad Pública de Navarra para poder seguir adelante con sus estudios. De esas solicitudes, 35 ya se han resuelto afirmativamente (las 19 restantes están pendientes de resolverse, en función de cómo se tramiten las becas del Ministerio) y, entre ellas, se incluyen ayudas que se alargan durante todo al año académico y otras únicamente durante el primer semestre. En total, se han repartido 19.819 euros. El plazo, en cualquier caso, volverá abrirse en una segunda ronda en marzo “y el nivel de ayudas no tiene visos de bajar”. De hecho, por el momento este año se ha concedido la mitad de las otorgadas todo el año pasado.

Según la convocatoria, aprobada el 16 de octubre de 2014, las ayudas están destinadas a abonar tanto el importe total como parcial de la matrícula. Hay que tener en cuenta que esta partida es compatible con otras becas, siempre que sean para conceptos distintos a los del abono de la matrícula, o incluso estas si no conllevan el pago del 100% del importe. Para optar a recibirlas, la solicitud, entre otras condiciones recogidas en la convocatoria, debe ser para estudiantes que deseen obtener un título de grado de primer o segundo ciclo, que hayan solicitado antes una beca (del Ministerio, el Gobierno Foral o el vasco, y que cumplan los requisitos establecidos en ella) y que no posean un título universitario. El importe varía en función de la renta de los y las solicitantes, pero en todo caso deben acreditar que se encuentran en dificultades económicas, ya sea, por ejemplo, porque alguno de sus progenitores está en desempleo, tengan problemas de salud o haya sufrido un desahucio.

Desde la UPNA realizan un balance positivo de la iniciativa, impulsada por primera vez para el curso entre 2012 y 2013, a año vencido, y para el primer semestre de 2013 a 2014. Entonces, entre la subida de tasas y los ajustes en las becas, se temía que hubiera estudiantes que ya habían iniciado sus estudios tuvieran dificultades para seguir adelante con los pagos de la matrícula. En total, se recibieron en la primera convocatoria (curso de 2012 a 2013, y primer semestre de 2013 a 2014) alrededor de 82 solicitudes de alumnos y alumnas. Y, para el segundo semestre, otras 35 peticiones. El primer año se saldó solo con ocho concesiones, pero el curso de 2013 a 2014 finalmente tuvo 68 ayudas (se dieron 43.765 euros).

No tiene en cuenta las notas

El proyecto, según explica la vicerrectora de Estudiantes y Empleo, ofrece un balance positivo, a pesar de que aún se está dando a conocer. Colectivos sociales consultados sobre su idoneidad reconocen que, por el momento, esta medida contra le exclusión no es muy conocida. Vírseda, por su parte, admite que “ojalá no lo tuviéramos que mantenerla”, pero la UPNA se ha comprometido a hacerlo con el objetivo de llegar al alumnado que se queda fuera de las becas pese a tener un nivel económico muy bajo, también por casos de dificultades económicas sobrevenidas. Básicamente, por tanto, se trata de llegar a aquellos estudiantes que ya han iniciado su carrera y que, por la crisis, la subida de tasas o la falta de una beca, no podrían haber seguido.

Y esto sin tener en cuenta, a diferencia por ejemplo de otras becas, ni que sean segundas o terceras matrículas ni las notas. Porque, como explicaba Vírseda, una mala nota no tiene por qué ser el reflejo de un mal estudiante. En el caso del Ministerio, según explican desde la UPNA, la beca se concede para la primera matrícula, al igual que en el caso del Gobierno de Navarra, mientras que el Gobierno Vasco la otorga en la primera y la segunda matrículas.

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