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La crisis cierra el primer colegio en Euskadi

Alumnos de Ibaigane saludan desde sus aulas a tres días del cierre del colegio.

Laura Murillo Rubio

Deusto —

La crisis arrastra consigo al colegio Ibaigane de Bilbao, ubicado en el barrio de Deusto, que no volverá a abrir sus aulas el próximo curso. La noticia ha pillado por sorpresa tanto a padres como a profesorado, quienes a pesar de los “continuos rumores” no creían posible su inminente cierre, sobre el que muchos no tuvieron constancia hasta el martes por la tarde. La progresiva falta de matrículas con la consiguiente bajada de alumnado y una complicada situación económica han sido las causas principales que han llevado al cese definitivo de este centro educativo de enseñanza concertada, el primero en Euskadi.

Una sensación de malestar y caras largas, con alguna que otra lágrima, se apoderaba esta mañana de los rostros de los padres del alumnado de Ibaigane que mostraban una “pena tremenda” al dejar a sus hijos a las puertas del colegio. La noticia les fue comunicada ayer a través de una reunión a la que fueron convocados este lunes mediante un cartel que ya auguraba el adiós del centro. “Nos enteramos el lunes y ayer nos confirmaron la noticia”, declara un grupo de padres que aún no sabe a qué centros destinarán sus hijos a partir de septiembre. Y es que a falta de tres días para las vacaciones de verano, el proceso de matriculación en muchos colegios vascos ya ha finalizado. “No puedo ni hablar porque me echo a llorar. Tengo dos hijos de 5 y 9 años que llevan estudiando aquí desde guardería, desde que tenían un año. No queremos que separen al alumnado”, cuenta Carmen mientras debate del futuro de los niños con otras madres que al igual que ella se muestran “totalmente desconcertadas” con la noticia, puesto que consideran “injustas” tanto las formas como “que hayan esperado hasta el final” para transmitirles la información.

El cese de este centro educativo con casi 38 años de andadura impartiendo enseñanza en el barrio de Deusto, deja en la calle a 280 alumnos desde guardería hasta la ESO a la espera de ser reubicados, y otros 38 trabajadores, entre profesorado y personal de administración, cuyo futuro aun es más incierto. Ernesto Galbarriatu, profesor de ESO y miembro del comité de empresa del colegio, valoraba la noticia esta misma mañana ante los medios de comunicación: “El cierre se nos comunicó a los trabajadores el pasado viernes a las seis de la tarde. Se nos ha transmitido que es por motivos económicos, que llevamos muchos años con problemas que han hecho insostenible la situación y que no hay otra solución que el cierre completo del colegio, por lo que a partir del 1 de septiembre no se reanudarán las clases”, declaraba junto a Amaia e Itziar Sarria, otras dos profesoras de las etapas de preescolar y primaria con una trayectoria de más de 27 años de docencia en Ibaigane.

‘Motivos concatenados’ empujan al cierre

Una serie de causas concatenadas unas con otras, entre las que pesan las dificultades económicas que el centro lleva atravesando durante varios años, provocan su adiós definitivo. “Hablamos de falta de matrícula, de una bajada más o menos continua de alumnado, de que somos un centro donde hemos acogido a gran parte de alumnado inmigrante y alumnado con necesidades educativas especiales. Es difícil decirlo pero esto ha hecho que algunas familias nos vean de una manera diferente. También tenemos gente con necesidades económicas graves, con lo cual eso ha provocado que haya impagos, es decir, que no se paguen las cuotas. A ello se suman problemas de coste de guardería, comedor y profesorado”, detalla Galbarriatu. Todo ello, según las explicaciones aportadas por la fundación Ibaigane, es lo que ha provocado “un agujero bastante considerable” en las arcas del colegio que ha empujado al cierre.

Según explican los tres profesores miembros del comité llevaban “años con amenazas y palabras” sobre la posible desaparición del colegio, pero no ha sido hasta el mes de enero de este mismo año cuando se planteó “algo realmente serio y convincente”. En este sentido, el profesorado lamenta que no se haya contado con la ayuda de ellos ni las familias para la búsqueda de soluciones. “Nosotros hemos intentado ahorrar por todos los medios pero no hemos tenido éxito. Aunque el mayor problema es que no han contado con nosotros verdaderamente a la hora del cierre. Lo han hecho ellos, lo han hecho tarde y sin informar por lo que, como es lógico, los padres están muy enfadados, porque informar a día 17 de junio cuando todas las matrículas están cerradas es una complicación absoluta”, recalcan en referencia a la poca comunicación de la fundación, que en buena parte depende de la congregación de monjas del Sagrado Corazón como principal propietaria.

El personal del centro exige que alguien asuma la responsabilidad

“La responsabilidad de la mala gestión que ha llevado al cierre del colegio tiene que recaer en alguien y, por ahora, nadie ha cogido el papel de decir quién tiene esa responsabilidad, que nosotros creemos, por supuesto, que no es culpa de los trabajadores, ni de padres y mucho menos de alumnos. Me refiero a la fundación Ibaigane que desde la congregación de las monjas del Sagrado Corazón, que son quienes tienen la mayoría, no nos han informado de nada hasta el último momento. Ni nos han pedido colaboración ni han pensado que igual con la ayuda de profesores, trabajadores y familias podíamos haber buscado una solución, o si no hubiera una solución, por lo menos sí habernos implicado en el proceso de cierre”, ha recriminado Galbarriatu.

Los problemas del centro son muchos y “todo tiene que ver”, reconocen desde el comité. La crisis, la reducción de sueldos y de los módulos de concertación, que han sido rebajados en su cuantía por el Gobierno vasco debido a la bajada de matriculación, se suman a las numerosas dificultades que han empujado al fin de Ibaigane. “También el Gobierno vasco es responsable del cierre, por supuesto”, aseguraban los profesores que ya preparan un calendario de movilizaciones que difundirán a través de una nota de prensa a los medios de comunicación. “Ahora vienen las vacaciones, los alumnos nos dejan y nosotros también nos dispersaremos. Sabemos que es un hándicap, pero haremos lo posible por mantener la unión”, han señalado, ya que el destino de su futuro próximo está en el aire. “En cuanto a la situación del profesorado, la frase que se nos dijo es que está todo abierto, lo cual es totalmente indefinido. Nos parece que no hay ninguna propuesta para nosotros, tampoco por parte del Sagrado Corazón ni por parte de la fundación. Nadie nos ha dicho nada claro y desde los sindicatos lo que parece es que nuestro final va a ser el paro, la calle. Nosotros intentaremos pelear por la recolocación, pero los vemos difícil la verdad”, lamentaban.

Reubicación del alumnado en colegios del entorno

Por su parte, la reubicación de los casi 300 alumnos del colegio está en manos de Kristau Eskola y la propia delegación de Educación del Gobierno vasco, desde donde les han prometido que “todos ellos serán realojados en centros del entorno, por proximidad y porque obviamente tienen derecho a la educación”, ha explicado Galbarriatu. Sin embargo, los padres solicitan que esas reubicaciones se den en masa. “Queremos que todos vayan juntos, en bloque y por clases con sus profesores de toda la vida porque ya les conocen y saben lo que necesitan, sobre todo, de cara a los alumnos con necesidades especiales”, exigía Yolanda, quien ha asegurado que en la reunión del martes procedieron a una votación en estos términos, “que si hace falta” presentarán también ante la sede del Gobierno vasco en Bilbao.

“No nos creemos las noticias que dicen que en La Salle o Salesianos no tienen plazas. Sabemos que en Salesianos sí hay porque tienen todo un pabellón entero para reformar y rehabilitarlo, que es lo que queremos. Que vayan todos juntos allí y compartan profesorado de Ibaigane y del nuevo centro. Ese sería el golpe menos duro”, reclamaban a su vez varias madres de alumnos de primaria.

Los carteles de ‘Ibaigane aurrera’ (Ibaigane Adelante) todavía cuelgan de las vallas del centro, mientras los alumnos permanecen ajenos a la polémica en los últimos días de estudio que pasarán en el colegio. Su estado de ánimo dista mucho del de sus familias y profesores. “No estamos bien porque muchos hemos pasado toda una vida aquí. Hay muchos trabajadores bajos de moral y llorando. La gente va cabizbaja porque lógicamente es un momento muy duro y se nota en las conversaciones, en los ánimos y en las palmadas de apoyo en la espalda”, cuenta Galbarriatu, quien en nombre de todo el profesorado agradece “la mayoría de los mensajes de los padres que han demostrado su total apoyo”. Ayer se despidieron en una reunión en la que, según reconocen, hubo momentos “muy emotivos”. “Ellos no solo piden la recolocación de sus hijos, sino también la nuestra y el apoyo parece incondicional”, ha asegurado. “Los padres están de nuestro lado y nosotros del de ellos”.

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