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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Ya está en nuestra mano

PNV se solidariza con procesados y encarcelados en Cataluña y pide reconocer la realidad nacional catalana y vasca

Javier Nogales

Una versión reducida de Lizarra se echaba a las calles de Bilbao el pasado 4 de noviembre para exigir a España que no hiciera nada, que no aplicara el 155, que se dejara desmembrar y prescindir del 16% de su población y del 20% de su PIB. También lo hacían para mostrar su solidaridad con los independentistas encausados y encarcelados por actuar en contra de la Constitución y el Estatuto el pasado 6 y 7 de septiembre en el “parlament” y por declarar unilateralmente la apertura de un proceso constituyente de la República Catalana el 27 de octubre; se movilizan de nuevo, como a comienzos de este milenio, para exigir el derecho de autodeterminación del pueblo vasco que, en la versión eufemística, beatífica y engañosa, formulan como “derecho a decidir”.

Quieren imitar a los independentistas catalanes en su “procés”. Hacen abstracción de que más de 2.000 empresas de Cataluña han cambiado ya su sede social, algunas incluso su sede fiscal y otras amenazan con deslocalizar su producción; tampoco recuerdan que en Canadá, con referéndum pactado, algunas empresas se fueron a Montreal tras la consulta de Quebec y no volvieron. Cuentan los manifestantes con el inefable liderazgo de Otegi y con la colaboración de Gure Esku Dago, que al día siguiente convocaba a la población a votar en diversas localidades por el derecho a decidir: un 13% de participación en dichas consultas lo dice todo.

Para rematar el espectáculo y recordarnos más a Lizarra [igual que Madrazo y su EB hacía con Ibarretxe], “Podemos Euskadi” se sumó a la movilización por las calles de Bilbao; la dirección del PNV prefirió asistir a la multitudinaria manifestación de Barcelona contra el 155, pero sus dirigentes han mostrado su acuerdo con los objetivos de la manifestación a pesar de los reproches de los organizadores por su ausencia. En definitiva, lo de siempre; ya se sabe, la cabra tira al monte. El nacionalismo en Europa se convierte en una fuente de problemas y es para Juncker, un veneno, lo que para Miterrand era la guerra, para Macron, su sucesor, una amenaza y, para todos, una fuente de incertidumbre añadida tras el Brexit, que no aporta nada positivo a la estabilidad e integridad de los Estados que constituyen la UE.

Nadie lo quería, pero gracias al 155, habrá unas elecciones el 21 D que todos, hasta la CUP, han aceptado como forma de retornar a la normalidad constitucional

Nos consta a todos, también a los nacionalistas vascos y catalanes, que los socialistas han peleado hasta el último momento por que no se aplicara el 155; hasta Carmena ha señalado su inevitabilidad tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y la aprobación de la Ley de Referéndum y Transitoriedad y la negativa de Puigdemont a convocar elecciones; es decir, de materializar la desconexión con España. No se olvide que es, por tanto, la respuesta a la irresponsabilidad de Puigdemont y su “govern”.

A uno le pueden parecer excesivas las querellas del fallecido fiscal general, por la discutida tipificación de delitos de sedición, rebelión, … incluso, nos puede parecer sorprendente que el Tribunal Supremo diera un aplazamiento y que la jueza de la Audiencia Nacional mandara a prisión provisional sin fianza a Junqueras y sus compañeros… Pero aun no compartiendo los supuestos que le llevan a la jueza a hacerlo (riesgo de repetición del delito, riesgo de fuga, destrucción de pruebas…), estamos en un Estado garantista y se podrán defender con todas las garantías… La cuestión judicial tiene su cauce… y doctores tiene el ámbito jurídico para solucionar sus entuertos. Ese mismo fiscal general pidió prisión para el exjefe de los mossos y la misma jueza los dejó en libertad mientras encarcelaba a los 'Jordis'. Es su criterio.

Constatamos que, a la espera de lo que pase con Puigdemont y el resto de huidos a Bélgica, desde un ámbito estrictamente político la campaña electoral catalana del 21D empieza con ventaja emocional y victimista para el independentismo. Es su terreno; la inmolación por la patria : es el “mort pour la patrie” de Gorka Knörr, versión catalana, de pura posverdad, de mentirijillas.

Produce una pereza bíblica constatar que para los nacionalistas la fe autodeterminista que les mueve es “imprescriptible e inalienable”; pareciera en el caso vasco, que el evidente proceso de secularización generalizado de la sociedad vasca, en el nacionalismo transita de la creencia divina -Jaungoikoa eta lege zaharrak- a la fe en un nuevo ser superior, el pueblo vasco; eso sí, entendido tal y como ellos lo entienden y sienten, a su imagen y semejanza; les da igual saber que el derecho internacional acota el ejercicio del derecho de autodeterminación a unos supuestos que no se dan ni, por asomo, en Cataluña o en Euskadi. Es que la fe es un don divino que no nos es otorgada a los ateos de la causa nacionalista.

La lección catalana que no queremos, ni debemos aprender

Produce estupor y aburrimiento, comprobar que, para los nacionalistas en general, la lección de lo que está sucediendo en Cataluña sea la contraria a la que extraería cualquier persona sensata. Sólo se puede concluir que algunos están fuera de la realidad, viven en su burbuja y confunden deseos con realidad. ¡Vaya usted a saber la razón!. Quizá sea porque un vasco nacionalista se siente superior a los pobres 'gixajos' que no lo somos; en algunos casos, se sienten y se han sentido tan superiores que han llegado a justificar que, en nombre de “su derecho” a ser como ellos dicen que debemos ser, hablar y sentir todos los vascos, hayan matado a muchas personas y hayan hecho desgraciadas a muchísimas más desde los años cincuenta del pasado siglo hasta la fecha.

Su superioridad es tal que se sienten en la obligación y en la imperiosa necesidad de hablar en nombre de todos los vascos de manera reiterada para decirnos lo que hemos sido, lo que somos y lo que tenemos que ser. Hablan en nuestro nombre y los medios caen en su trampa. Esta indecente e insultante superioridad, [supremacismo] se asienta en una gran y extendida mentira [posverdad]; a saber: los vascos somos un pueblo, sojuzgado, invadido y colonizado por los españoles, que han constituido un Estado opresor, que nos tiene colonizados como pueblo y “no nos deja decidir”. Reiteran la propaganda mendaz de que España no es un Estado social democrático y de derecho; reescriben la historia, culpabilizan del escaso uso del euskera a otros o reiteran hasta la náusea la impostura victimista de que se nos considere un pueblo sojuzgado a pesar de nuestro autogobierno, del Concierto Económico y del régimen fiscal, educativo, sanitario, administrativo, EITB, Ertzaintza propios …y de disfrutar de una de las rentas per cápita más altas de España .

Su actitud es de lealtad cero al marco constitucional y estatutario y con la propaganda “del derecho a decidir” los que se manifiestan en Bilbao pretenden reactivar de nuevo un proceso de “acumulación de fuerzas” para montar otro pifostio similar al de Cataluña, que ya sabemos en qué puede acabar.

España es un estado democrático cuasi federal y como tal requiere lealtad

Les da igual constatar que tenemos un autogobierno con un nivel de desarrollo que no tiene nadie, ni en España, ni en Europa ; los nacionalistas vascos que, en estos momentos, gobiernan en todas las instituciones vascas, ayuntamientos, diputaciones, Gobierno vasco…y hasta en cuadrillas y concejos… afirman para perplejidad de cualquiera con sentido común que los españoles no nos dejan decidir lo que queremos ser.

¿Cabe mayor grado de deslealtad institucional? ¿Pero alguna vez el nacionalismo vasco ha tenido tanta capacidad de decidir y ser tan decisivo como lo es ahora ¿Unos nacionalistas que, gracias a la ley electoral en vigor, si quieren, pueden llegar a aprobar o a condicionar no sólo los presupuestos de todas las instituciones locales, provinciales y autonómicas vascas, sino también los de toda España? ¿No es esto mayor prueba de derecho a decidir, de capacidad y poder de decisión? Lo acaba de decir Artur Mas, en el Boulevard de Radio Euskadi; el líder descabezado por la CUP y embargado hasta las cejas, tras reconocer el fiasco del “procés”, nos confirma la diferencia sustancial con Cataluña: “Euskadi es financieramente casi independiente”.

Pero esto no es obstáculo para que Ortuzar diga que no le gusta el 155 y por eso no va ahora a la Comisión parlamentaria territorial, aunque le parezca una buena iniciativa para avanzar en la necesaria reforma constitucional; el PNV va Barcelona las veces que haga falta a apoyar al PDeCat y adláteres, o incluso a Zaragoza con Podemos, pero no puede ir a la comisión territorial...porque la Generalitat está intervenida y no es el momento.

Tras el 21 D ya se verá. Una cuestión de tiempos en la que antes se verá si el PP apoya los presupuestos vascos en Euskadi y en Álava, y en qué condiciones. ¡Cuánto urge la reforma electoral y el Senado como cámara territorial para acabar de una vez con esta inmoral filosofía de la “tajada” que Erkoreka llevara hasta el paroxismo en la época de minoría del Gobierno de Zapatero y que ahora se está practicando con Rajoy igual que en su día Pujol con Aznar o Felipe …!

Los nacionalistas deben interiorizar que todos somos ciudadanos vascos; los que sabemos euskera y los que no. Los que votan nacionalista y los que no. Los que quieren la independencia y los que queremos seguir en España. Los que se sienten sólo vascos y los que nos sentimos vascos, españoles y europeos…, o, incluso, los que nos sentimos más vitorianos o más alaveses que vascos o yo qué sé….; uno puede amar su tierra y sentirla como le dé la gana, y esto no nos debe llevar, ahora que se han cumplido seis años de la derrota de ETA, a construir, como decía recientemente Joseba Arregi, una sociedad vasca basada en el particular sentido de pertenencia que la organización terrorista quería imponernos por el terror; tampoco sobre el sentido de pertenencia etnicista y racista de los comienzos del aranismo, ni sobre una mezcla de ambos; porque excluye, fractura, divide la sociedad, una Euskadi con sentidos de pertenencia también diferentes (plurinacional en su seno).

Somos ciudadanos vascos, sujetos de derechos y deberes también los que queremos que Euskadi siga en España, que Cataluña siga siendo España, porque creemos que España es una nación-estado tan democrática como cualquiera de los países de nuestro entorno y, precisamente por ello, integrante de la UE. Porque entendemos que se puede cambiar su Constitución para que Cataluña se sienta más a gusto (encaje) dentro de una España federal y plurinacional (sí, plurinacional).

He de reconocer que lo que más me gusta de los referendos pactados de Quebec y de Escocia es el resultado; pero, es pertinente recordar que para Stephane Dion y el Tribunal Supremo de Canadá “democracia y principio de legalidad” son inseparables. Es decir, que el marco legal es el constitucional.

“No al 155, democracia y derecho a decidir” decía la pancarta paseada por Bilbao; olvidar la flagrante contumacia con la que se realizó la declaración unilateral de independencia que provocó el 155, y colocar a quien defiende la respuesta del Estado de derecho ante ello como contrarios a la democracia es indecente. La no respuesta del Estado, que es lo que se demanda, habría supuesto una crisis aún mayor que la tenemos; nos consta a todos que los independentistas catalanes y los independentistas vascos es lo que querían, y por ello se oponen al 155. Sorprende que el PNV coquetee con ello justo ahora que se acaba de aprobar la Ley del Cupo (2017-2021) y Ley de actualización del Concierto que tienen pactada su entrada en vigor el 1 de enero de 2018. No se entiende que el PNV se vaya con quienes propugnan la DUI, o con quienes apuestan por la apertura de un nuevo proceso constituyente ( ex novo, ex nihilo).

La huida a Bélgica y “la vía Barrufet” como salidas políticas personales, poco ejemplares

Ha quedado demostrado que los dirigentes del 'procés' independentista no se han plantado de manera heroica y épica ante la justicia española; ¿son estos los líderes de un pueblo en marcha que, cual rebeldes con causa, no reconocen a este tribunal de justicia español, la justicia de un país extranjero que les ha sometido y colonizado secularmente?

-No. No han afirmado ante el Supremo que sus actos sólo pueden ser juzgados por los tribunales de la “non nata” República Catalana. No.

Para desilusión de los más osados, tras los encarcelamientos de los 'Jordis' y de su compañeros en la Audiencia Nacional, unos han huído a Bélgica, y otros han preferido apostar, en lugar de por “el interés colectivo del heroico pueblo de Cataluña en marcha hacia su independencia”, por el interés personal, individual, patrimonial y familiar de cada una y cada uno de ellos; estos líderes que han estado echando leña a la hoguera de la secesión independentista durante estos últimos años, han apostado -ante el Tribunal Supremo, ante la opinión pública y sus entusiastas seguidores- por el templado, práctico y civilizado camino de una tal Ramona Barrufet, secretaria de la mesa del “parlament” una perfecta desconocida, que deja la política: un camino con poca épica: aceptación del 155, no reconocimiento de la DUI, respeto de la Constitución para seguir en política. Pura traición para muchos de los suyos.

Es la postura adoptada no sólo por el resto de los miembros de la mesa del Parlament ante el Tribunal Supremo en riesgo de prisión incondicional (Anna Simó, Luis Corominas, Luis Guinó, Carme Forcadell), sino también, al parecer, es la postura a la que se quieren acoger los exconsellers y activistas encarcelados por la Audiencia Nacional, que estaba a la espera de que todos “los casos” acabaran “unificados” en el Supremo, como finalmente ha ocurrido. “Todos los querellados no es que hayan asumido la intervención derivada del artículo 155 de la CE, sino que han manifestado que, o bien renuncian a la actividad política futura, o los que desean seguir ejerciéndola, lo harán renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional.

“Este auto del juez Llarena del Supremo es letal para quienes quieran seguir en la reiteración de los hechos contrarios a la ley y supone una rectificación en toda regla de quienes se saltaron el 6 y el 7 de Septiembre el reglamento de la cámara, los informes de legalidad, etc. para poner en marcha la desconexión con España. ¿Merece solidaridad alguna el comportamiento de estas personas? Carmen Forcadell no fue ni a la 'manifa' de solidaridad con los 'Jordis'. Es lo que tiene el cauce judicial, que ni dios (ni el gobierno) sabe por dónde va a transcurrir una vez que la maquinaria se pone en marcha.

Se está volviendo a la normalidad, poco a poco; el poder judicial por un lado y el ejecutivo por otro; la normalidad pasa por que nadie esté en la cárcel si no lo merece; pero en un Estado social, democrático y de derecho, son los jueces los que deciden quién debe estar en prisión, como muy bien les recordaba Josep Borrell a los manifestantes que gritaban “Puigdemont a prisión” en las calles de Barcelona; no estamos en la época de Nerón. Huir de la justicia es delito en todos los países de la UE. Pedir sensatez a quien se ha demostrado como un insensato es inútil pero hay que seguir haciéndolo.

Necesaria sensatez sindical y política también en Euskadi y en Navarra; está en nuestra mano.

Aquí en Euskadi, quizá sea excesivo también pedir sensatez a unos sindicatos nacionalistas, que se ven a sí mismos como meros albañiles de la construcción nacional de su gran Euskal Herria a cuya causa supeditan su acción sindical; pero, quizás, sus afiliados y los trabajadores en general les deberían pedir que no volvieran a embarcarse, como hicieron Elorrieta y Diez Usabiaga con ETA, ni en otro Lizarra, ni en la imitación grotesca de un 'procés' que en Cataluña ha dado lugar a que más de 2.000 empresas hayan cambiado su sede social. En un contexto de incertidumbre para el tejido industrial vasco como el actual, con empresas que no encuentran financiación para continuar, con deslocalizaciones evidentes…, añadir este elemento de incertidumbre e inestabilidad podría ser letal para muchos trabajadores vascos, a pesar de las ventajas de nuestro Concierto económico y de nuestra reciente “retocada” fiscalidad.

Creo que la sociedad civil vasca tiene mucho que hacer y que estaría bien que, como decía Borrell en Barcelona el 8 de octubre, los empresarios avisaran sobre qué harían si se produjera una situación como la de Cataluña y se pusiera en riesgo la pertenencia de Euskadi a la Unión Europea; es decir, a España. Estoy convencido de que si las direcciones de Mercedes y Michelín, por poner un ejemplo, afirmaran , como ha hecho SEAT en Barcelona, que en ese caso “reflexionarían sobre su continuidad ”en Vitoria, el aviso sería de tal magnitud que en el contexto actual, algunos sindicatos tendrían que cerrar sus secciones sindicales... Estoy seguro que si los directivos de la Volkswagen de Pamplona, por poner otro ejemplo, tuvieran una respuesta similar a la de los responsables de SEAT en Cataluña igual algunos recapacitarían, porque“ jugar con las cosas de comer” puede tener muy malas consecuencias de empleo, de recaudación fiscal, de crecimiento, de riqueza…en definitiva, de bienestar y de convivencia.

Oído lo que dicen Juncker, Macron, Merkel, y visto lo sucedido con la candidatura de Barcelona para ser la ciudad que sustituyera a Londres como sede de la Agencia Europea del Medicamento creo que la mejor lección que se puede extraer es la de la reforma constitucional seguir juntos y para fortalecer el papel de España dentro de la UE, no para seguir debilitándola con nuevos 'proces'.

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