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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Ciudades habitables y libres de coches

La gota fría amenaza con un fin de semana muy lluvioso e inestable

Julen Rekondo

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La Semana Europea de la Movilidad (SEM), iniciativa promovida por la Unión Europea, se celebrará como cada año del 16 al 22 de septiembre, incluida Euskadi. Bajo el lema '¡Combina y Muévete!', esta última edición estará centrada en fomentar el uso y combinación de diferentes modos de transporte en los desplazamientos urbanos de personas y mercancías, con el fin de conseguir una mayor eficiencia, rapidez, ahorro y sostenibilidad.

Esta campaña anual pretende, a través de diferentes actividades e iniciativas organizadas simultáneamente en toda Europa, fomentar la movilidad sostenible en todos los estados miembros estimulando a las administraciones públicas a introducir y promover medidas de transporte sostenible.

En este sentido, la Semana Europea de la Movilidad es una ocasión única para que todas las partes interesadas locales se reúnan con el fin de discutir los diferentes aspectos de la movilidad sostenible y poder así buscar soluciones innovadoras para reducir el uso del automóvil y sus emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.

Hoy en día casi nadie pone en cuestión que uno de los desafíos más importantes que tenemos en el presente siglo en nuestras ciudades es la movilidad urbana.

Sin duda, y hay que decirlo, en los últimos años en las ciudades y algunos de los municipios de Euskadi se han puesto en marcha iniciativas interesantes y positivas con el objeto de intentar poner freno en parte a los impactos de una movilidad creciente como puede ser las peatonalizaciones de los centros urbanos, construcción de vías para bicicletas y sendas urbanas, regulación del aparcamiento en zonas urbanas (OTA), etc. Pero, a pesar de ello, se siguen dando en nuestras ciudades y municipios un importante crecimiento del número de desplazamientos debido al uso excesivo, irracional e indiscriminado del vehículo privado. Es decir, en el modelo de movilidad existente en la actualidad todavía sigue dominado por lo que se denomina “cultura del coche”, y condicionado por un modelo de ciudad de carácter expansivo que genera cada vez más mayores necesidades de movilidad, y produce un buen montón de problemas, que contribuyen al malestar urbano. Algunas consecuencias de ello son el deterioro de la salud producido por la contaminación atmosférica, el ruido y la sedentarización; la alteración de la estructura territorial por la construcción de carreteras y autopistas; la congestión del tráfico que tiene muchas consecuencias negativas por la pérdida de tiempo y los daños al medio ambiente; mayor emisión de gases de efecto invernadero, principal responsable del cambio climático,  y el consumo de recursos no renovables como los derivados del petróleo, etc.; problemas sociales como el deterioro de la convivencia vecinal en el espacio público; mayores costes económicos; entre otros muchos problemas.

Algunos datos que genera el modelo de movilidad existente en la actualidad son los siguientes.

- Actualmente el transporte es el sector de actividad que más energía consume, mucho más que la industria, el comercio y el sector residencial. Prácticamente, casi el 100% de los combustibles para el transporte tiene su origen en los derivados del petróleo.

- El principal protagonista del aire en las ciudades y en los municipios es el coche.

- Todos los modos de transporte usan espacio para desplazarse y estacionar durante un espacio de tiempo, pero el vehículo privado es el que más consume y el más ineficiente en su utilización. Un recorrido domicilio-trabajo en coche consume 90 veces más espacio, entre aparcamiento y desplazamiento, que el mismo trayecto efectuado en ferrocarril, y 20 veces más que si realiza en autobús. En cuanto a la eficiencia, a la menor capacidad del coche se une su infrautilización, ya que la tasa media de ocupación en desplazamientos cotidianos es de tan solo 1,2 personas por vehículo, lo que multiplica el consumo de espacio por persona transportada. Con esta tasa de ocupación, para transportar a 70-75 personas se necesitarían 60 coches, lo que equivale a un solo autobús urbano. En este sentido, el ferrocarril es aún más eficiente que el autobús.

- El modelo actual de transporte genera, además, una serie de costes económicos, sociales, y ambientales indirectos que no paga directamente el usuario, sino que recaen en toda la sociedad. Es lo que se denominan costes externos o externalidades. Por ejemplo, la contaminación atmosférica y el ruido repercuten negativamente en la salud de la ciudadanía, lo que ocasiona gastos médicos; los miles de muertes anuales por accidentes de tráfico suponen un importante coste social; los retrasos y el tiempo productivo perdido por la congestión, otro tanto…. En las zonas urbanas, los costes externos del transporte público son, aproximadamente, la mitad del vehículo privado.

Sin duda, lo que se ha denominado movilidad urbana sostenible, por contraposición con los modelos actuales de movilidad, y que suponen una movilidad menos peligrosa para la salud de la ciudadanía, menos agresiva para el medio ambiente, más eficiente económicamente, entre otras cuestiones, requiere de una política de establecimiento de medidas restrictivas del uso del vehículo privado, reduciendo su statu quo actual. Cada vez impera más la idea de que para evitar la dependencia del coche no basta con mejorar el transporte público, que es necesario, pero no suficiente. Hay que poner freno al vehículo privado y que no sea como todavía lo es el factor principal de la movilidad urbana.

Para ello, es necesario un urbanismo que prime a la ciudadanía frente al coche. Hay que darse cuenta que el modelo de ciudad diseñada para el vehículo privado es insostenible y se debe repensar la forma de “hacer ciudad”. Hay que mejorar los barrios de modo que todos tengan servicios y vida propia, contrapesando la atracción del centro.

El automóvil tal y como lo conocemos debe morir. Para conseguir ciudades razonablemente saludables y habitables, es preciso llevar a cabo diversas medidas, que pueden encontrar resistencias, pero que son absolutamente necesarias. Así, debemos restringir cada vez más espacios al automóvil, y potenciar de una forma más decidida métodos de transportes alternativos que proporcionen soluciones a la ciudadanía, como lo están haciendo ciudades como Copenhague y Viena, en las que se plantean reducir la cantidad de coches en la relación con los otros sistemas de transporte al 20 por ciento y que todo el resto sea transporte público, bicicletas, etcétera.

Asimismo, el tráfico actual debe volverse eléctrico. Sin embargo, la apuesta de las grandes empresas automovilísticas todavía es aún tímida, además de que es necesario superar barreras tecnológicas como la capacidad y autonomía de las baterías, la mejora de las infraestructuras, la capacidad de la red eléctrica y el elevado coste. Y, sobre todo, hay que caminar y andar en bicicleta muchísimo más.

Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

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