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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Operación salida

Mendia (PSE) llama a ver "con total normalidad" la llegada del Ejército a Loiu porque es "un servicio público más"

Idoia Mendia

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Son las fechas. Hace nada, en un pasado que hoy nos parece prehistórico pero que era hace un mes, todo el mundo diseñaba un plan para estos días. Ir a votar este domingo, y abrir un espacio de descanso y reflexión para afrontar la recta hacia un nuevo Parlamento y Gobierno en el caso de los políticos, de un verano en el conjunto de la ciudadanía. Y se diseñaban estrategias para la escapada, para una operación salida que fuera escalonada, que no nos atrapara en carreteras, estaciones y aeropuertos. Ese era el plan, hasta que todos los planes saltaron por los aires de una forma tan vertiginosa como dolorosa.

Y de repente cerraron los colegios, mucho antes de lo que se hubiese pensado, dejando a un lado de las puertas bloqueadas aulas vacías y profesores volcados en improvisar cómo seguir alimentando de conocimientos y habilidades a sus alumnos, sin poder llegar en iguales condiciones a todos. Y de repente se llenaron hospitales, dejando en manos de sus profesionales, experimentados en luchar contra la enfermedad y la muerte, la primera línea de frenar la mayor amenaza que hemos vivido de perder la vida como la hemos conocido. Y de repente se cerraron comercios y bares y se llenaron las casas de una ciudadanía ejemplar y solidaria, consciente de su propia responsabilidad ante el reto al que nos enfrentamos.

Y de repente también, al otro lado de nuestras ventanas, comenzó una primavera imprevista, en la que han florecido de forma peligrosa y temeraria quienes decían saberlo todo, de quienes tienen las respuestas antes de hacerse las preguntas, de quienes sientan cátedra sin asumir ninguna responsabilidad.  De quienes dicen saberlo todo y no haber avisado de nada y a nadie. Ni en Euskadi, ni en España ni en el resto del mundo que conocemos. Porque sí, este tiempo nos invita también a leer mucho más que tuits, mucho más que aplaudidores y denigradores profesionales, y nos permite levantar la mirada, ver qué pasa por ahí fuera. Y ver que por ahí fuera todos se están enfrentando a lo mismo, con similares medidas, aunque partamos de sitios distintos.

Aquí en Euskadi partíamos de un sistema sanitario público fuerte. Con sus carencias que también se han dejado notar y se han suplido sobre todo gracias a los profesionales, con la mala suerte de que el virus entrara por sus entrañas, pero diseñado en una red que ha permitido una adaptación según se iban presentando los problemas. Y a esa red sanitaria se añade una red de protección social, en renta mínima y garantía de vivienda, que, también con sus lagunas, hace resistir. Eso, junto con un comportamiento ciudadano ejemplar y responsable, nos hace pensar en que vamos ganando el primero de los retos, el de frenar la expansión del virus.

En esa actitud ejemplar y responsable quiero citar expresamente a los sectores económicos que antes, con más crudeza y durante más tiempo, asumieron la necesidad de cerrar sus comercios, sus bares, sus restaurantes, sus hoteles. Quienes también soñaban con un arranque de primavera bien distinto. Con que todos estuviéramos disfrutando de nuestras calles, con recibir más visitantes en esta Semana Santa. El comercio y el turismo emplea a más de 230.000 personas en Euskadi, y necesitan como nadie que esas calles recuperen ritmo. Necesitan que lo hagamos los vascos, pero necesitan que lo haga también el resto de España y del mundo. Como lo necesita nuestro sector industrial, netamente exportador, y que, por mucho que recuperen actividad, no tendrán mercado si no se recupera, a la vez que Euskadi, el resto de España y del mundo.

Por eso no entiendo la competición por querer ser los primeros. Yo quiero el cuanto antes, con todas las decisiones que lo hagan posible. Las de los Gobiernos de Euskadi y España, y también de Europa. Existe un discurso sobre el “nosotros primero” que olvida que nosotros somos todos. Que la pandemia nos afecta a todos, y que no hay una carrera entre Gobiernos, sino una carrera contra un virus descontrolado. Que nos necesitamos, que lo hemos hecho siempre y ahora más que nunca. Que no estamos saliendo solos, y que no vamos a poder hacerlo en el futuro. Y que sembrar desconfianzas, alimentar agravios y amplificar las discrepancias entre instituciones es, también más que nunca, una grave irresponsabilidad, caldo de cultivo de los peores populismos y discursos excluyentes. Esos que hemos querido ahuyentar pero que sólo esperan su oportunidad para asaltar los pilares de la democracia y las libertades.

No quiero pensar que un relativo alivio en la emergencia sanitaria se quiera apuntar en la mochila de éxito particular y el seguro impacto económico se quiera arrojar sobre las espaldas de otro. Si alguien está en esa tentación, no sólo incurrirá en lo que reprocha a otros. Incurrirá en el grave error de erosionar los pilares sobre los que hemos hecho crecer Euskadi durante estos cuarenta años.

Yo voy a seguir en la responsabilidad política. Llevo casi seis años dirigiendo el socialismo vasco, y nunca, ni en las mejores condiciones, me he cansado de repetir que sólo me sobran las posiciones excluyentes, y que una sociedad que progrese con cohesión social necesita algo más que mayorías, exige consensos de amplio espectro, para poder perdurar. Ahora que en todas las campañas publicitarias se repite como un mantra la palabra “Juntos”, recuerdo que fue no sólo el lema, sino el principio con el que nos presentamos a las últimas elecciones autonómicas y el que hemos practicado.

Y juntos es juntos. Entre vascos. Ayuntamientos, Diputaciones, Gobierno Vasco, Gobierno de España. Que todos ellos por igual están resolviendo como pueden lo que nadie tenía previsto. Que nos necesitamos. Que solos no podemos, ni unos ni otros, ni ahora ni después. Si queremos salir de ésta, de la pandemia y de sus efectos económicos y sociales, vamos a tener que trabajar juntos. También en organizar una operación salida ordenada, escalonada, sin atascos y sin accidentes que se puedan evitar. Los Socialistas Vascos sabemos que no vamos a poder hacerlo solos desde Euskadi, y por eso no vamos a engañar a la ciudadanía. Contamos con un Gobierno de España dispuesto a no dejar a nadie atrás y necesitará que aquí, cuando podamos renovar nuestro Parlamento y nuestro Gobierno, cuente con colaboración, lealtad y compromiso de seguir recorriendo la misma senda de reconstrucción social, económica y política.

*Idoia Mendia es la secretaria general del PSE-EE y candidata a lehendakari

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