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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

¿Viaje a la nada…? No en mi nombre

Podemos Euskadi buscará el apoyo de EH Bildu y PSE para impulsar una "ofensiva social" en las instituciones

Josean Elgezabal

Estas semanas hemos podido leer y escuchar distintas reflexiones sobre el legado de Euskadiko Ezkerra. Tal vez, de ese legado lo más interesante sería el balance, las razones por las que una organización que comenzó siendo revolucionaria o rupturista acabó rota y con algunos dirigentes en el PSOE y la mayoría de sus militantes en sus casas.

Podemos leer en el libro de  Jose Antonio Egido, Viaje a la nada: “Para extirpar las ideas marxistas de EIA Mario Onaindia solicita la colaboración de dos intelectuales madrileños, el periodista Jorge Martínez Reverte y el profesor Ludolfo Paramio, 'conversos' como él desde posiciones revolucionarias a socialdemócratas. Onaindia establece con ellos buenas relaciones de amistad que le van a ser útiles. Son invitados a impartir charlas en un curso de adoctrinamiento que organiza EIA en Bilbo. Nos lo cuenta Felipe Fernández:

“Vienen Paramio y Reverte a la escuela de cuadros, nos hacen empollar el ¿Qué hacer? Para precisamente decirnos todo lo contrario. Después Gramsci y Paulantzas para darle la vuelta a todos los planteamientos y decir que la única solución es la socialdemocracia, el partido de masas, la lucha institucional y aquí quien realmente puede cambiar algo es quien está en el poder, quien no tiene resortes de poder no cambia nada y para eso hay que tocar poder y para eso tenemos que camuflarnos. Tenemos que rebajar nuestros presupuestos ideológicos que subiremos cuando tengamos poder para llevarlos a la práctica. Era un poco el juego que utilizaban” .

Y algo similar sucedió años más tarde con la Ezker Batua 'coordinada' por Javier Madrazo, que acabó rota en tres y, finalmente, con la mayoría de sus militantes también en sus casas. Y el PNV contento y sin oposición real.

Los primeros discursos, la participación y la ilusión acabaron, poco a poco, en decisiones cada vez más alejadas de los discursos, más alejadas de la participación y, en definitiva, más alejada de la ilusión.

Se renunció a construir consensos, desde dentro y con los colectivos sociales y sindicales y se caminó, poco a poco, hacia la reforma como fin, al pragmatismo mal entendido, a las decisiones de cada vez menos personas.

Y así, poco a poco, ser una pata más del sistema… Hasta la ruptura final, hasta la asunción final. Se pasó de la lucha por construir mayorías rupturistas a construir minorías y a rupturas internas fruto de imposiciones y nula voluntad de acuerdos internos. Ese viaje ya sabemos hacia donde nos llevó: a la nada, ni cambio, ni poder.

Fue el camino de la profesionalización de la política, de cada vez peores resultados electorales fruto de no plantear nada radicalmente alternativo y a no diferenciarse realmente en la práctica de quienes hasta hace poco llamábamos 'casta'.

Es cierto que los términos y la realidad organizativa de ayer y los de hoy son diferentes. Del 'partido de masas' se pasa hoy al “partido del 'click' por internet”, y  las palabras 'revolucionaria' y 'socialdemócrata' se pueden sustituir por 'rupturista' o, por la expresión de Iñigo Errejón, hablando de “comunicantes vacíos”, respectivamente,  pero la idea es la misma. Rebajar el discurso para no dar miedo a los poderosos y decir que somos eficaces en este sistema.

Decía Marx, Carlos, no Groucho, que “la historia se repite en forma de tragedia”.  Podemos Ahal Dugu apunta, mucho nos tememos, hacia un nuevo “viaje a la nada”, más rápido y con más responsabilidad, perdiendo una oportunidad clara de mandar al PNV a la oposición desde la izquierda.

Ni lideramos ni priorizamos la construcción de mayorías rupturistas, buscamos competir en moderación y pragmatismo.  La abstención en Juntas Generales de Araba en la votación a los presupuestos para 2017 de la Diputación Foral tal vez sea el dato más público y significativo que se puede mencionar. Una decisión tomada básicamente fuera de Araba y que dice mucho de los criterios, políticos y organizativos, de una parte de la actual dirección de Podemos Euskadi.

Una decisión, sin balance oficial, que une el discurso general de moderación y falsa eficacia con las consecuencias reales de cambio político cero y mayor debilidad organizativa. El PNV se frota las manos nuevamente.

Si a esa decisión le añadimos el sí a dichos presupuestos por parte de EhBildu,  nos encontramos con un panorama, para la izquierda en ese territorio y para la sociedad en Araba, desolador.

La moderación ya está ocupada electoralmente por PSE-EE, en un lado, y, por EH Bildu, en otro. Y la supuesta “eficacia”, la decisión política en beneficio de la ciudadanía,  es una farsa en la medida que los resultados de la negociación ni siquiera se evaluaron. Todo fachada.

El único resultado eficaz y claro: mayor debilidad organizativa y política. Algo necesario en ese camino suicida que lleva a decisiones cada vez más alejadas de discursos honrados y prácticas coherentes con ellos.

La moderación sin construcción de consensos en las luchas, sin formación ni toma de decisiones colectivas acaba siendo absorbida por el sistema. Y, evidentemente, no construye mayorías rupturistas.

No vinimos a las instituciones para “moderarnos” sino para cambiar el tablero de base. Para acabar con la casta. Que en Euskadi también se llama PNV. “Tic, tac, tic, tac...” ¿lo recuerdan?

Recuperar la ilusión pasa por construir puentes desde lo concreto, desde la radicalidad democrática y desde la modestia. Puentes internos y también externos. Una política de alianzas con quienes luchan, una política de alianzas mestiza y sincera. Dejar de mirar a las derechas para las alianzas y a las izquierdas para diferenciarnos.

Hoy PNV y PSE-EE son quienes recortan y privatizan en las instituciones y no van a dejar de hacerlo salvo que construyamos una mayoría social, cultural y política nueva. Un contrapoder popular fuerte y unido, que no uniforme.

Todavía estamos a tiempo de cambiar de rumbo. Euskadi es plural y rica organizativa, cultural y políticamente. Hay candidaturas municipales honradas y pegadas a sus pueblos, organizaciones sociales, vecinales, sindicales… personas honradas que necesitan de toda nuestra fuerza y de toda nuestra ilusión.

El enemigo tiene raíces profundas y asentadas. No hay atajos, no hay salida únicamente institucional o superficial. Pero hay posibilidades de construir esas mayorías rupturistas, los resultados de las elecciones generales lo dejaron claro. Con un discurso claro de cambio y con el ejemplo.

Los retoños de robles que regalaba por el centro de Bilbao Euskadiko Ezkerrra en las elecciones me daban mucha pena. A esa edad ya sabía que los retoños necesitan mucho espacio, muchas raíces y muchos cuidados. Que no había atajos ni discursos intelectuales sin ejemplo.

Hoy, como ayer, las mayorías se construyen con voluntad y paciencia.  Y los viajes que merecen la pena no tienen atajos. Como se decía en el 15M… “No vamos lentas, vamos lejos”.

*Josean Elgezabal es apoderado del Grupo Juntero Podemos Bizkaia en Juntas Generales

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