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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Sobre el ozono en Euskadi

Un 25 % de los españoles respiró aire contaminado en 2018, según un informe

Julen Rekondo

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El pasado 19 de octubre se publicaba en este diario un artículo informativo que era un resumen de un informe presentado por Ecologistas en Acción sobre la contaminación por ozono en España durante 2018, incluido uno de Euskadi. En él se venía a decir que “la contaminación por ozono en la Comunidad Autónoma del País Vasco afecta a 865.000 habitantes (el 40 % de la población) y la mitad del territorio ha estado expuesto a niveles insalubres de este contaminante en 2018. El ozono troposférico (O3) es tóxico, daña los bosques y cultivos y está relacionado con hasta 1.800 muertes prematuras a nivel estatal”.

Antes que nada, acerca del ozono hay que hacer una serie de consideraciones. En primer lugar, el ozono `malo´ o troposférico (O3) -por diferenciarlo del de la estratosfera, que protege el planeta- es un contaminante muy complejo que no es generado directamente por el ser humano: se forma en la baja atmósfera por la radiación solar combinada con otros contaminantes -denominados 'precursores'- emitidos por el transporte -en especial los vehículos diésel-, las grandes centrales termoeléctricas y determinadas actividades industriales, según se dice en el informe de Ecologistas en Acción.

En segundo lugar, la contaminación por ozono no es un caso exclusivo de Euskadi. Así, por ejemplo, según el Informe de Ecologistas en Acción, “un 25% de la ciudadanía del Estado español ha respirado aire contaminado por ozono en 2018. Por otra parte, ”la mayor parte del territorio europeo tienen problemas de contaminación por el ozono, según asegura Xavier Querol, investigador del CSIC y miembro del comité científico de un informe reciente de la OMS sobre contaminación y salud, que es una de las personas más eminentes en materia de contaminación del aire. Además, el ozono “presenta unos claros efectos sobre la morbilidad y mortalidad de la población”.

En tercer lugar, habría que decir que el ozono (O3) no entiende de fronteras. Es un gas que viaja kilómetros arrastrado por el viento y dispara las mediciones en zonas alejadas de donde se originó. La revista Environmental Science and Pollution Research publicó un trabajo que lo ejemplifica: los investigadores comprobaron que el ozono del norte de Portugal viaja hasta Galicia. Por su parte, la Agencia Europea del Medio Ambiente asegura en su informe sobre calidad del aire de 2016 que la discrepancia entre la caída de las emisiones de gases precursores del ozono y las concentraciones medias de este gas en Europa tiene que ver con el transporte intercontinental de O3 en el hemisferio norte, que podrían “enmascarar” el efecto de las medidas europeas para reducir emisiones.

En cuanto lugar, la normativa vigente, es decir, la comunitaria, estatal y por tanto la de Euskadi, establece para el ozono un valor para la protección humana (Real Decreto 102/2011, de 28 de enero). Éste fija que las máximas diarias de las medias móviles octohorarias de ozono no pueden superar los 120 µg/m³ en más de 25 días por año. Además, la normativa dispone que el número de días de superación debe calcularse como promedio de los últimos tres años. La OMS es mucho más exigente y propone bajar este umbral a los 100 µ/m3.

Haciendo una comparación entre la normativa europea y por tanto la de la Comunidad Autónoma del País Vasco, nos encontramos que, en el periodo de 2009-2015, la única estación en la que no se ha cumplido el valor objetivo anualmente es la de Valderejo. En 2015, también fue la de Valderejo la única estación en la que no se cumplió el límite legal (“Situación actual del ozono”, Gobierno Vasco, 2016). Las estaciones que miden el contaminante ozono en Euskadi son las siguientes: Valderejo, Elciego, Urkiola, Izki y Jaizkibel.

Conviene constatar que, aunque los precursores del ozono se generen mayormente en zonas urbanas, las zonas rurales no están exentas de este contaminante. El aporte, como se ha señalado anteriormente, puede provenir desde áreas vecinas y lejanas -de cientos a miles de kilómetros- a causa del transporte de las masas de aire. De hecho, en entornos rurales, los niveles aumentan entre semana debido al aporte de emisiones procedentes de áreas urbanas cercanas. Así, la estación de Valderejo, que está en un valle rodeado de montañas, tiene una situación compleja y dificultada por la llegada de ozono de estas zonas.

Sin embargo, el informe de Ecologistas en Acción toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) -100 µ/m3 en vez de 120 µg/m³-, y afecta a más población y territorio. Concretamente se señala que la contaminación por ozono en la Comunidad Autónoma del País Vasco afecta a 865.000 habitantes y la mitad del territorio ha estado expuesto a niveles insalubres de esta contaminación durante el verano de 2018.

En quinto lugar, cabe decir que. aunque la ley obliga a elaborar planes de mejora de calidad del aire contra el ozono, muchas comunidades afectadas, como Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Andalucía Aragón, Baleares, París Valenciano, Catalunya, Navarra o País Vasco no los han elaborado. Argumentan que están a la espera de que el Gobierno central elabore un Plan Nacional de Ozono Troposférico con el que se comprometió hace años, pero que nunca llegó. Ecologistas en Acción ha llevado el caso ante la Comisión Europea, pero la directiva comunitaria no obliga a los Estados a elaborar planes contra el ozono, porque lo considera un problema complejo, y archivó el expediente. De todos modos, en la transcripción de la ley, España sí incluyó esta obligación. Por eso, los ecologistas tratan ahora de presionar a través de la Justicia y el Parlamento Europeo. La Eurocámara se ha comprometido a revisar la situación para, llegado el caso, instar a la Comisión a un cambio de postura.

En resumen, en mi opinión, estamos ante un tipo de contaminación, de la que existe poca información, a diferencia de otros contaminantes, a pesar de ser el contaminante más extendido y el tercero más perjudicial para la salud -por detrás de las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno-. En este sentido, es fundamental elaborar planes de mejora de calidad del aire contra el ozono, comenzando por el propio Gobierno español, ya que debe abordarse desde una perspectiva global, y siguiendo por las CC.AA., entre ellas Euskadi, aunque gracias a las características climáticas de nuestra comunidad no se han alcanzado unos niveles tan elevados como en otras comunidades.

Para reducir los niveles de ozono es necesario disminuir las emisiones de gases precursores: óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles, benceno, etcétera, para lo cual sería necesario reducir el tráfico motorizado, adoptar mejores técnicas industriales, el ahorro y la eficiencia energética y penalizar los vehículos diésel.

*Julen Rekondo es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

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