Cómplices y delincuentes
Si Bárcenas es un delincuente y Rajoy le envíaba mensajes de apoyo, espolvoreados con su particular filosofía de vida, justo cuando en algunos periódicos aparecían informaciones que apuntaban que Bárcenas era un delincuente, no parece descabellado concluir que Rajoy ha sido cómplice de un delincuente.
Si el momento en que Rajoy anima a Bárcenas, le dice que están “haciendo lo que pueden”, que “nada es fácil” y le canta una canción del Dúo Dinámico, coincide milimétricamente con el momento en que Bárcenas le pide a Rajoy que le quiten a la justicia de encima, que no le dejen solo y que la cosa es de todos, podemos concluir que el hoy presidente del Gobierno ha sido cómplice de un delincuente.
Si Rajoy entronizó a Bárcenas como tesorero, le dio plenos poderes y recibió de él dinero negro en sobres marrones desde antes de tener la barba blanca, parece evidente que Rajoy y Bárcenas son la misma cosa. Cómplices en lo tocante a sobresueldos, presunta financiación ilegal y recepción de dinero por parte de empresarios que luego se beneficiaban con concesiones de obra pública. Tenemos, por tanto, a dos presuntos delincuentes cómplices.
No sabemos si Rajoy estará buscando un perito caligráfico que certifique, de manera indubitable, que la letra de los SMS intercambiados con el hombre al que él puso de tesorero no es suya.
Sí sabemos que la estrategia del PP ha basculado del apoyo cerrado de Rajoy a un señor decente, del que nadie podrá probar que no es inocente (con el ojo izquierdo desatado en podrá), al ataque furibundo a un señor para el que ahora no se respeta la muy constitucional presunción de inocencia.
En la forzada comparecencia de Rajoy en Moncloa, con pregunta amañada incluida, al todavía presidente se le vuelve a ir el ojo izquierdo para arriba cuando dice que el Estado de Derecho es él. Otra mentira.
Bárcenas lleva imputado desde 2009. De Bárcenas como posible delincuente se lleva informando en los medios de comunicación desde entonces. El 31 de enero de este año El País publicó papeles que acreditaban pagos paralelos sistemáticos, ilegales, financiación ilegal y practicas delincuentes desde el punto de vista político.
Para cuando Rajoy asciende a Bárcenas, éste lleva en el Partido desde los tiempos de Naseiro, Sánchis, Lapuerta, todos ellos tesoreros, conmilitones de Bárcenas, cómplices de un idéntico modus operandi. Bárcenas y Rajoy han sido una misma cosa. Rajoy cobraba de Bárcenas y a los abogados de Bárcenas les pagaba Rajoy. Todo con dinero que entraba en el PP de forma ilegítima.
Ahora sabemos que Trillo, el gran conspirador en cuestiones judiciales del PP, el cómplice de los imputados, cobró 128.413 euros de Bárcenas, que con ese dinero se pagó la defensa de los militares procesados tras la muerte de 62 militares españoles, embutidos en un vuelo todo a cien, conocido como Yak 42, organizado cuando Trillo era ministro de Defensa. Trillo ha mentido varias veces, diciendo que él no pagó esa defensa, pero tiene la ventaja de que se confiesa y sigue aspirando con ir al cielo aunque mienta de forma compulsiva. Trillo hizo “todo lo que pudo” para impedir que Bárcenas fuese encausado por la justicia y cobró 250.000 euros de pensión tras dejar de ser presidente del Congreso.
Rajoy y Bárcenas han tenido vidas paralelas, cómplices, con comportamientos delictivos desde el punto de vista político. Bárcenas esta en la cárcel y Rajoy debería irse a su casa.