23J: pastillas de irrealidad

Se acerca el verano y aparece el anuncio de pastillas mágicas que te prometen adelgazar sin esfuerzo. No hace falta hacer dieta, no hace falta ir al gimnasio, ellas tienen un principio activo que te hará perder peso sin darte cuenta. Todos sabemos que es mentira pero se venden ¿por qué? Pues porque hay personas que necesitan creer que es verdad.

En política está pasando lo mismo. Pastillitas mágicas que te permiten cuidar el medioambiente simplemente sacando una maceta al balcón o que te liberan de estudiar una lengua autonómica porque es más español conocer solo una. Con ellas se obtendrán más servicios con menos impuestos y la manera de conseguir más derechos es luchando para quitárselos a colectivos más vulnerables. Unos principios mágicos que tienen muy poco de principios, más bien cerrar los ojos a la conciencia, a la consciencia, a la empatía y a lo que aspirábamos cuando éramos pequeños, la búsqueda de un mundo más justo.

No nos engañemos, los que hablan de “meritocracia” y “cultura del esfuerzo” lo hacen refiriéndose a la cuna y no al sacrificio y nunca deberían emplear ese término ya que promueven precisamente lo contrario. Es muy simple, ¿qué resulta más difícil? ¿Qué requiere mayor esfuerzo por nuestra parte?

Llega el 23J y veo que hay mucha gente con ganas de comprar esas pastillas. Es preocupante comprobar la existencia de tantas personas que necesitan que les regalen los oídos mientras se ponen una venda en los ojos.