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Barbie

Angélica Cortés Fernández

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No suelo ir al cine con la mente analítica puesta en «modo on», voy a desconectar. Fui a ver la última de George Clooney y Julia Roberts, Viaje al Paraíso, por puro divertimento, que conste, y me pareció malísima, que conste también, y no disfruté mucho, eso también. Pero ayer fui al cine con la luz roja de alerta encendida porque había oído críticas sobre Barbie que avalaban su fondo eminentemente feminista, mi especialidad.

Barbie no cuenta una historia normal porque es una ficción estrambótica con una sinopsis caótica y absurda: una muñeca Barbie que, al percatarse de que está dejando de ser perfecta, sale a investigar el mundo real, ese que parece que sabe que la ha creado ¿?, que la domina y la maneja y que ella desconoce en su totalidad. Barbie no puede imaginar un mundo en el que ella no sea el centro de atención, la más guapa, la number one, la estrella, la que mande y lo domine; no sabe ni de dónde viene ni a dónde va, estancada en su mini mundo feliz: no le importa nada ni nadie más, es una muñeca.

“La Barbie” representa a las mujeres. El mundo Barbie refleja la visión que el Patriarcado impone a los hombres que tengan de las mujeres: la Barbie tonta, la mujer complaciente. Tonta porque se cree que manda, porque vive en una fantasía. Cuando Barbie accede al mundo real y comprueba la dominación del Patriarcado, que establece al hombre en el centro en vez de a la Barbie, se sorprende y se rebela dispuesta a darle la vuelta, ya que es el orden opuesto al de su mundito rosa.

El mundo Barbie muestra la visión que el Patriarcado impone a las mujeres que tengan de ellas mismas en el mundo real. Sin embargo, no refleja la visión que éste nos impone de los hombres: en el mundito Barbie, los hombres son tontos, simples, planos, ¡como ellas!

La muñeca Barbie es un juguete creado para las mujeres, y supone la retroalimentación del paradigma de la feminidad, cuyo objeto es mantenernos entretenidas, calladas, sumisas… Me pregunto si la peli Barbie también lo es…

En la peli, Barbie toma las riendas de su mundito rosa y derroca a Ken, que en un impulso patriarcal había aprovechado su ausencia, al verlo amenazado, porque lo está: el Patriarcado tiene miedo y se siente en peligro, mirad qué le ha ocurrido a Irene Montero…

Al Patriarcado no hay que darle la vuelta, hay que echarlo abajo, derruirlo, derrocarlo. Lo contrario al Patriarcado no es el mundo Barbie. El Feminismo aspira y lucha por un mundo en el que todas y cada una de las personas que lo habitan sea tratado con la misma dignidad y los mismos derechos. Cada una de nosotras (las personas) somos únicas y por lo tanto diferentes al resto y merecemos estar, merecemos ser.

Y ser una más de ese público que se ríe del espejo de la realidad, por lo tanto, doloroso, que nos muestra la gran pantalla es cuanto menos delirante… Delirantemente hiriente por ser parte de este mundo que es una obligación cambiar.

Yo no quiero ser Barbie, ¿y tú?

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