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Ciclistas impertinentes
Vivo en una gran ciudad, Barcelona, que ha apostado seriamente por hacer más saludable la vida de sus ciudadanos. No es solo una medida electoral, es un hecho constatado y aplaudido. Pero hay algo que no se está haciendo bien: las bicicletas. La campaña para favorecer su uso ha empezado por el final, cada vez hay más carriles especiales para ellas, sin una normativa clara y un riguroso control.
No puede ser que circulen con total impunidad, por calles peatonales y haciendo sonar con impertinencia el timbre. No respetan a ancianos, niños pequeños o personas que no tienen prisa y pasean tranquilamente. En cuanto a los carriles bici, solo los utilizan cuando les conviene: se saltan semáforos, suben a las aceras para cambiar de dirección e incluso para circular en sentido contrario. No me lo invento, puede comprobarse en el barrio de Gracia que por su cercanía al Park Güell, se hacen intransitables para los vecinos calles como Asturias, Verdi, Escorial o Gran de Gracia.
¿Y qué pasa si con su falta de respeto rozan, empujan o hacen caer a personas mayores? Huyen, porque son conscientes de su falta de civismo. ¿Qué pasa con el resto de vehículos que deben sortearlos continuamente? ¿Y si nos provocan un arañazo en la carrocería o rompen un retrovisor? ¿Qué compañía de seguros de hará cargo de los daños? Huyen, porque no existe control por la irresponsabilidad causada. En la casi totalidad de los casos no usan casco protector, visten incluso en bañador y calzan playeras que no representan ninguna seguridad ni para su persona: son unos inconscientes.
Aunque esto también ocurre con los ciudadanos de Barcelona, me estoy refiriendo sobre todo a los turistas a los que se les alquila bicicletas por horas o días y que campan a sus anchas por todas las calles y a los que difícilmente se podrá perseguir, ni civil ni penalmente por sus infracciones. Se saben impunes.
Y si es que existen normas legales reguladoras, ¿está la ciudadanía y sus visitantes perfectamente informados? ¿Los agentes de seguridad tienen claras las instrucciones de cómo aplicarlas? O se practica una cierta tolerancia en aras a la política de incentivar un turismo, que en estos momentos ya es excesivo.
¿Se conocen las estadísticas de ciclistas sancionados por infracciones en la ciudad? O tal vez, deberemos esperar a que un ciclista cause un mal mayor, un accidente grave o incluso una muerte, para que la autoridad actúe en consecuencia a preguntas de ¿Cómo ha podido pasar esto? En mi opinión, a la movilidad con bicicletas le falta algo más que un interés ecológico.
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