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Clara y Victoria, aún queda por hacer...

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El pasado 12 de febrero se conmemoró el 136 aniversario del nacimiento de la abogada, política, escritora y defensora de los Derechos de la mujer española, Clara Campoamor. Fue todo eso en una época en la que cualquier aspiración por parte de una mujer de salir del corsé en que, tradicionalmente, eran reprimidas por los hombres, se convertía en una odisea…

Por suerte, el movimiento feminista estaba dando sus primeros pasos (en España, siempre todo llega más tarde que en el resto del primer mundo) y algunas mujeres estaban ya destacando en tareas profesionales, aunque con limitaciones (nada de puestos directivos, por supuesto). Pero ya podían estudiar y sacar adelante una carrera…

De hecho, Clara fue una de las muy pocas abogadas españolas en los años 20 del siglo pasado (la primera fue Ascensión Chirivella Marín, colegiada en 1.922). Fue la segunda mujer en entrar en el Colegio de Abogados de Madrid, en 1.925, sólo un mes después de hacerlo Victoria Kent. Todo esto durante la dictadura de Primo de Rivera. El germen de la revolución feminista estaba formado…

En 1.931, al aprobarse por el Gobierno la Constitución de la República Española, fue incluida en ella el sufragio universal (mal llamado femenino) que fue ejercido por primera vez en las elecciones de 1.933. Durante el debate en las Cortes sobre el sufragio, Clara y Victoria tuvieron un serio enfrentamiento a pesar de ser ambas líderes en la defensa de los Derechos de la mujer: Mientras Victoria Kent decía que «no era el mejor momento» debido a la escasa formación de las mujeres hasta entonces, y la gran «influencia» de la Iglesia sobre ellas, por lo que su voto sería conservador casi con toda seguridad; Clara Campoamor decía, en cambio, que al margen de las urnas, toda mujer debía tener Derecho a votar, en base a la igualdad entre todos los seres humanos. Clara salió ganadora en el debate, y debido a las burlas de los diarios machistas de la época se las acabó apodando «la clara y la yema«…

Luego vino el Golpe de Estado, la eliminación de todos los Derechos (no ya sólo para las mujeres, sino para todo aquel que fuera «señalado«), y la cruel dictadura que no sólo eliminó los avances logrados antes y durante la República, sino que privó a la mujer española de todo «valor» y subordinándola al capricho de los hombres. Ambas mujeres acabaron muriendo en el exilio, anque Victoria, al menos, alcanzó a ver el retorno de España a la Democracia…

Si ahora, casi un siglo después, «la clara y la yema» pudieran ver la sociedad actual, seguirían defendiendo sus ideales al comprobar cómo todavía queda mucho por hacer. El machismo sigue instalado en la sociedad española. La Derecha sigue renegando de todo Derecho, de toda Ley, que pueda significar un avance en pro de la Igualdad entre todos. El fascismo vuelve a estar presente en la vida política y en las cabezas (no puedo escribir mentes, lo siento) de muchos con formación escasa cuando no nula (sí, algo así como lo que esgrimía Victoria Kent en su día)…

Que la paridad tenga que estar reglada dice bien poco de nuestra sociedad. Que la brecha salarial entre hombres y mujeres siga existiendo, o que se produzcan casos como el de Rubiales y Jenni Hermoso y la opinión pública se divida es escandaloso como poco.

Que, a estas alturas del siglo, las camareras de piso (las llamadas Kellys) sigan invisibilizadas, después de una década reclamando sus Derechos, al punto que la diputada de Nueva Canarias, Natalia Santana, tenga que exigir al Gobierno canario que «mire de frente» ante la precariedad laboral de estas trabajadoras (más de 14.000), resulta impensable en una sociedad que quiere «presumir» de Derechos e Igualdad…

Que siga habiendo individuos y formaciones políticas que sigan negando la violencia de género a pesar de las desmedidas cifras de mujeres asesinadas año tras año es alarmante. Que haya quienes sigan venerando la figura del «macho español» (y muy español) y consideren que, por el mero hecho de tener cromosoma XY son superiores, no sólo se equivocan. Causan vergüenza ajena. Queda mucho por hacer. Posiblemente, si no hubiéramos tenido un retraso total de 40 años, las cosas serían diferentes y personas imprescindibles para la sociedad civilizada e igualitaria, como Clara Campoamor y Victoria Kent hubieran podido seguir avanzando en los Derechos y las conciencias de todos y todas…

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