Guerras y conciencia

Ante la guerra en Ucrania y todas las guerras es urgente apelar a la reflexión y a la conciencia para ayudar a que la Humanidad avance hacia la paz y el bienestar duraderos.

La Humanidad ha tenido éxito en los avances científicos y técnicos, realizando una verdadera revolución, pero tiene pendiente, a mi juicio, una revolución aún más importante: la personal, social y política.

Creo que somos legión quienes pensamos que el mundo podría ser, como suele decirse, “una balsa de aceite” si fuéramos capaces de eliminar los obstáculos que lo impiden: la ambición de poder y económica, la violencia, los nacionalismos populistas, la desigualdad, los desequilibrios emocional y sentimental en lo personal,...

Como decía un lema de la revolución de mayo de 1968 en Paris: “seamos realistas, pidamos lo imposible”, de lo contrario, seguiremos sumidos en las mismas miserias de la sociedad actual: desigualdad, violencia, poco respeto a los derechos humanos y a la naturaleza.

Para conseguir un mundo en paz deberá ser la sociedad en su conjunto quien se ponga en marcha, especialmente la juventud pues ya sabemos que las sociedades cambian cuando la juventud se mueve.

Caminamos sobre el filo de un cuchillo porque las armas son muy sofisticadas (pensemos en los arsenales nucleares, armas químicas, bacteriológicas,….) y si llegan a usarse masivamente el milagro de la vida en la tierra se vería muy afectado.

La globalización económica impera y, con conciencia de ciudadanía mundial, debemos actuar en favor del desarme y la integración política mundiales como medios para garantizar la convivencia en paz y la cooperación entre todos los pueblos del mundo. Estas grandes metas son deseables porque en una gran guerra la humanidad y la biosfera sufrirían un gran daño. Ya lo sufren debido al cambio climático y los recursos materiales y humanos liberados con el desarme mundial servirían para revertir esta situación.

Todavía tiene la especie humana la oportunidad de demostrar que es la especie animal más inteligente que hay en el planeta Tierra.