Libertad

Libertad. Bonito concepto y bonita palabra. Está de moda. Hay quien la lanza al aire a modo de arenga. Para movilizar a las masas ¿o inmovilizar? Una palabra con la que se nos llena a todos la boca, pero ¿de qué? Según el diccionario de María Moliner (acepción también del diccionario de la RAE), libertad es la facultad del hombre para elegir su propia línea de conducta, de la que, por tanto, es responsable.

Cuando hacemos algo por libre elección, cargamos con la responsabilidad de los resultados. Los españoles, votamos por libre elección. Entre todos, votamos SÍ a una constitución que se creó después de 40 años de dictadura ¿o me equivoco?. Durante la dictadura de Francisco Franco no hubo libertad ¿o sí? Yo era muy pequeña.

Entonces, cuando los españoles, y por tanto los madrileños, votamos, aceptamos que nuestro partido pueda ganar o perder las elecciones. También aceptamos acatar la decisión de la mayoría, según establece nuestro sistema electoral y la constitución –no hay que olvidarse–.

Por lo tanto, el que esgrime la libertad como eje de su campaña ¿pretende transmitir que el resto de los partidos son contrarios a la libertad? ¿O nos quiere decir que el resto de los partidos que gobiernan lo hacen gracias a un golpe de estado? Que yo sepa, desde el 23 de febrero de 1981 no ha habido ningún intento de golpe de Estado en España. Y el único que yo recuerdo, fue promovido por la derecha ¿me equivoco?

¿Qué quiere decir que un determinado partido lucha por la libertad? ¿Que el resto quieren dar un golpe de Estado e implantar una dictadura? Me gustaría entender dónde está la falta de libertad. ¿O es que el objetivo es que las masas se agiten?

Y si las masas se agitan, en medio de la disputa y la turba, ¿igual pasan desapercibidas algunas deficiencias?

Jugando con las palabras y los conceptos abstractos es fácil manipular. Apelar a la emoción es el truco más manido y facilón para vender. ¿A quién le importan los datos?

Pero la responsabilidad de los ciudadanos es intentar entender lo que nos dicen los políticos y desmenuzarlo con mente crítica. Porque el que analiza es más libre para elegir. Cuando un político amenaza con que viene el lobo hay que preguntarse ¿y si el lobo es mejor que tú? 

Se me viene a la cabeza el diálogo de Les Luthiers:

“Mirá nené: si no tomás toda la sopa voy a llamar al hombre de la bolsa”. ¿Y si el hombre de la bolsa tampoco quiere tomar la sopa?

En Madrid hay tanta libertad como en el resto de España. ¿O es que ahora medimos la libertad en base al número de bares que abren? ¿Por qué Díaz Ayuso ha decidido apoyar solo a la hostelería y con tanto ahínco? ¿Quién hay detrás de la hostelería? ¿No hay otros negocios? ¿No hay otros problemas? ¿Por qué se pueden morir los ancianos de las residencias pero no podemos dejar de ir a los bares? ¿Por qué sigue sin haber luz en la Cañada Real? En Madrid no hay falta de libertad.

Y con mucho estupor hemos escuchado a personas muy manipuladas razonar que en Siria hay una guerra, pero por lo menos tienen más libertad que nosotros. ¿Cómo podemos llegar al punto de preferir una guerra a ponernos una mascarilla o meternos en casa a las 23h? Escuché en la radio una frase muy acertada, “los problemas de los países ricos”.

Cualquier día Ayuso se rasga las vestiduras para parecerse a La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix. ¿Hay algún pintor que quiera retratarla?

Por cierto, otra manipulación semántica, Madrid está en España, no es España, confusión entre ser y estar. Y si no, que se lo pregunten a la RAE.