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Representación política, Constitución y soberanía

Juan Luis Rodríguez Luque

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Nadie tiene culpa de haber nacido y criado en un entorno ultra o conservador; o en la otra España; cuando todo ser humano aspira a tener una ‘vida buena’ sin dañar a los demás. Luego, estamos llamados a dialogar.

‘La bíblica torre de Babel’ simboliza el fracaso del pensamiento ‘único’. Las personas tienen (lenguas) pensamientos diferentes; así podremos entender mejor y antes la compleja realidad. Y como decía Kant, “la razón (sin compasión) conlleva dos peligros: uno, caer en el monstruo del dogmatismo fanático; dos, o en el más puro escepticismo, con lo cual se acaba sin creer en nada ni en nadie”(Lea Ypi, eldiario.es, 7/5/23).

Además, gobernar para todo el pueblo no supone impedir la libre expresión de aquello que no me guste o me parezca inmoral. Ya sea en materia de sexo o de memoria histórica, cuando lo que pretende es dar digna sepultura a las personas fusiladas sin razón y enterradas como alimañas; así como anular esas condenas injustas por motivos exclusivamente ideológicos.

Para dirimir eso está la ley y los jueces; porque si no la convivencia se hace insoportable.

Desde luego, puedo aconsejar a los míos que mejor no vayan a ver o leer tal cosa; pero no convertirme en dios o cancerbero de las conciencias ajenas. -(C.E. artº 10: 18º y 19º d.u. dd.hh.)-.

Tampoco se entiende ese afán por discriminar la realidad homosexual; ocultándola como si se tratase de una enfermedad contagiosa o una conducta depravada; cuando está archicomprobado que es una variante del amor erótico tan antigua como el propio ser humano. -(D.U. DD.HH.: arts. 1, 2, 3, 5, 9 y 12)-. Mientras miramos para otro lado ante la prostitución forzada.

En cambio, sí conviene estar permanentemente vigilantes -todos- para cortar de inmediato cualquier acción grupal u orquestada individualmente para propagar el odio, la mentira o la maledicencia; como muy bien debieran saber cuantos se declaran cristianos conforme lo expresa el ‘Evangelio de Mateo, caps. 5 al 7’.

La soberanía no reside en la mayoría electa, a menos que sea la mitad más uno de todo el censo electoral. Una mayoría condenó a muerte a Sócrates; es decir, también se equivoca. Por eso, la Constitución actúa en su lugar protegiendo al pueblo de los vaivenes de opinión; y marca los límites frente a políticas sectarias.

Vergüenza cuando generáis corrupción, desvirtuáis la imparcialidad de las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado o hacéis contubernio con sectores religiosos fanáticos e intransigentes que sólo aman la pompa y el espectáculo, solapando el verdadero mensaje evangélico.

Y lo peor de todo, poner en entredicho la ‘independencia de la justicia que debe emanar del pueblo’ (C.E. artº 117) e impedir que ‘Toda la riqueza del país ..esté subordinada al interés general“ (C.E. artº 128); protegiendo y mimando a las grandes fortunas, sin tener en cuenta que tales beneficios derivan del trabajo colectivo de muchas personas y de los consumidores, obligados a pagar los precios excesivos que se les impone.

Representantes, no sois los soberanos; vuestro mandato es crear e implementar políticas que solucionen los problemas de toda la sociedad.

Y acabar ya con esa manía de ponerse cada cual la retribución a su antojo. Vuestra función es mejorar y sostener los servicios públicos, tan necesarios e importantes, puesto que no podemos pagarnos una educación, una sanidad, etc., etc., salvo gracias al aporte de todos los contribuyentes. Así que los impuestos no se reducen sino que se gestionan con eficiencia y eficacia para que no seáis acusados de alta traición; puesto que somos los propietarios de todos esos bienes; no unos tontos a quienes ignorar; por eso muchos no votan.

La Ciudadanía tiene su papel, hoy más evidente y necesario, para sostener la DEMOCRACIA. Uno, VOTAR a los representantes. Dos, CONTROLAR su quehacer. Y esto cultivando dos campos: NUESTRA FORMACIÓN POLÍTICA; sin afanes caudillistas, cantonalistas o independentistas, por ser una posición egoísta o una entelequia: pues todos dependemos de todos. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA SOLIDARIA desde el nivel de calle al supranacional (lo que debieron ser las asociaciones vecinales, concejos, círculos o grupos ilustrados): para conocer la realidad de todo el vecindario; recabar toda la problemática; buscar-plantear posibles soluciones y contar con profesionales – entidades para ver cómo implementar las soluciones.

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