Raquel, una de las voluntarias que han viajado a Guatemala para apoyar a las familias de Polochic, me ha contado el momento más emocionante de su viaje: los actos conmemorativos del segundo aniversario de los desalojos y la Asamblea de la Marcha Indígena, Campesina y Popular. Allí Raquel y sus compañeras presentaron todo lo que desde España intentamos hacer para apoyar a las personas desalojadas. Los campesinos y campesinas les agradecieron de corazón todo este apoyo con gritos y aplausos.
Puedo imaginar el nudo en la garganta que sintió Raquel desde la posición de alguien que quiere ayudar y de pronto se encuentra con que aquellas personas, más allá de una imagen, una hoja de papel o una pantalla de ordenador, son reales, con rostros, con voces, con miedos y con esperanza de cambio. Y que encima le aplauden: a ella, cuando son ellos los protagonistas. “El mundo al revés”, me decía.
Desde el 29 de enero, grupos de activistas de toda España y de muchos países del mundo están organizando acciones de apoyo a las familias de Polochic: desde un cineforum hasta participar en la Media Maratón de Madrid, una gran fiesta del deporte que reúne a más de 20.000 corredores, en la que estuvimos el domingo, pero que se puede seguir corriendo en Facebook.
Cada firma que recogemos es una firma de calidad, porque ha habido un voluntario o voluntaria que ha tenido la oportunidad de contarle cara a cara a la persona que tiene enfrente qué pasa en el Polochic, la injusticia de los desalojos y cómo podemos cambiar esa situación. A veces me gustaría hacer un homenaje a estas voluntarias y voluntarios. Pero me dirían, como Raquel, que lo importante son las 769 familias de Polochic. Tienen razón, y se equivocan: todos somos importantes en esta cadena del cambio. Entre todos podemos. Es el éxito de cualquier movilización ciudadana.
En esta carrera estamos llegando al sprint final. Ya queda poco para presentarle al presidente de Guatemala la fuerza que atesoramos. Hemos recogido más de 2000 firmas en el Medio Maratón de Madrid, y la campaña supera las 90 mil. Impresionante. Ahora necesitamos buscar en nuestro interior esa última chispa de fuerza. Raquel y yo la hemos encontrado en la fuerza que las familias nos transmiten desde Guatemala. Sus aplausos son la gasolina que nos alimenta. Nuestro biocombustible beneficioso, al contrario del que causa el acaparamiento de tierras. Un poco más. Vamos. Podemos.
Formamos una red internacional de personas comprometidas y de organizaciones expertas en idear y aplicar soluciones eficaces contra las desigualdades provocadas por la injusticia, con presencia en más de 90 países.
Desde 1956, apoyamos a las personas desfavorecidas, dándoles las herramientas necesarias para que sean ellas mismas las generadoras de cambios, no sólo a nivel individual sino en todo su entorno, protegiendo así sus derechos y los de las generaciones futuras.
Una red de cambio contra la injusticia y la pobreza, a la que si te sumas multiplicarás las posibilidades de cambio a nivel global.
CAMBIAMOS VIDAS QUE CAMBIAN VIDAS.
