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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

Luis Miller - @luismmiller

Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

¿Por qué se recorta el subsidio del paro y no las pensiones?

Ignacio Jurado

Hace unos días, Victor Lapuente argumentaba en este blog que la política económica del gobierno ha protegido los intereses de una minoría silenciosa beneficiada por la burbuja inmobiliaria, a costa de hacer recortes sociales. No obstante, no todo el gasto social se ha ajustado de la misma manera. En la marea de recortes que España está sufriendo existe un ámbito en el que el PP se ha mostrado tímido: las pensiones. Durante este curso político, Rajoy ha repetido su voluntad de subir las pensiones (si bien por debajo del IPC) para el año próximo. En la entrevista que mantuvo en Antena 3 el pasado 10 de septiembre, Rajoy declaró que en los próximos Presupuestos Generales del Estado habría “dos partidas que suben: el pago de intereses de deuda y las pensiones”, añadiendo que “no tengo ningún interés en modificar las pensiones y no las tocaré, porque es el sector más indefenso”.

Es decir, mientras que para Rajoy recortar en la educación de los niños, en la atención sanitaria o en el subsidio de desempleo, no supone afectar a los más indefensos, sí lo sería una bajada en las pensiones. Sobra decir que muchos jubilados y pensionistas viven en condiciones muy difíciles a las que, además, se suman las cargas familiares. Pero tal y como está configurado el sistema en España, dentro de los jubilados existe un grupo considerablemente grande que goza de pensiones relativamente altas en condiciones personales más ventajosas (como una vivienda en propiedad ya pagada).Como no es lo mismo una pensión no contributiva que una pensión de 1600 euros a un jubilado que vive en su piso, el gobierno podría perfectamente recortar las pensiones más altas y subir las más bajas. Recortar en educación, desempleo, sanidad, mientras se mantienen las pensiones, independientemente de su nivel adquisitivo, es una fuente de desigualdad.

La pregunta que surge es por qué el gobierno está dispuesto a recortar en todo antes que hacerlo en pensiones. La respuesta, me temo, no es económica, sino puramente política. Por un lado, las pensiones son un gasto muy visible. Se trata de una transferencia que se realiza periódica y directamente a un grupo de ciudadanos. Es más fácil para un votante percibir el impacto de este recorte que, por ejemplo, el de quitar un profesor en un instituto. Pero más allá de la visibilidad, existe una causa electoral por la que el gobierno de Rajoy es reacio a recortar las pensiones altas. En primer lugar, los jubilados son uno de los sectores sociodemográficos que mejor puede amenazar electoralmente al PP. Cualquier estudio de voto y participación suele arrojar un resultado muy reiterado: los votantes más mayores participan más en las elecciones. Utilizando el barómetro de julio pasado del CIS, el siguiente gráfico muestra el porcentaje en cada una de las categorías socioeconómicas que declaraba que, si hubiera elecciones mañana, no votaría o no sabe si lo haría. A día de hoy los grupos menos abstencionistas son los jubilados y pensionistas, junto con los ciudadanos que realizan trabajo doméstico (en muchos aspectos asimilables a los jubilados, pues está compuesto principalmente de mujeres de edad avanzada que dependen, o dependerán en un plazo corto de las pensiones de sus maridos).

Los incentivos del PP a satisfacer a los pensionistas no se limitan a que estos votan más, sino también a que son votantes naturales del PP. Aunque una parte no desdeñable de los jubilados se sitúa claramente en la izquierda, existe un porcentaje alto que se declaran nítidamente de derechas. En los barómetros del CIS se pide a los ciudadanos que se sitúen en un eje ideológico que va desde 1(extrema izquierda) a 10 (extrema derecha). El siguiente gráfico muestra el porcentaje de individuos en cada una de las categorías socioeconómicas que tenían una ideología que podemos calificar de derechas (7 o más). Se puede observar que, después de los agricultores, los jubilados y pensionistas y los trabajadores domésticos no remunerados están entre los grupos más conservadores.

Esta ideología conservadora, su alta participación y su importancia numérica convierten a los jubilados y pensionistas en un grupo electoral fundamental para el PP. De hecho, a día de hoy es uno de sus sostenes electorales fundamentales. El siguiente gráfico muestra el porcentaje de encuestados que si se celebrasen mañana elecciones votaría al PP o que, sin hacerlo, declara simpatía por éste. Esta es una medida bastante estándar que nos aproxima bastante bien a cuál es la tendencia actual de cada grupo a votar al PP.

De nuevo estos tres grupos (jubilados y pensionistas, agricultores y trabajadores domésticos no remunerados) son los que con más probabilidad votarían al PP. Esto es así, no solo porque tengan una propensión natural mayor a votar al PP, sino porque han sido los más leales a este partido. Si comparamos los anteriores datos con las del barómetro de enero pasado, en solo siete meses ha habido una caída de apoyo al PP en todos los grupos. No obstante, el retroceso es notablemente menor entre los jubilados y pensionistas.

Gráfico 4: Caída en apoyo al PP (Barómetros Enero y Julio 2012, CIS)

Por tanto, si el PP aún no se ha desplomado en las encuestas es porque los jubilados y pensionistas (que, junto a los parados, son el grupo cuantitativamente más grande), aún no le han abandonado. Si estos lo hubieran hecho al nivel de otros grupos socioeconómicos, la estimación de voto del PP probablemente cercana a la del PSOE. Gran parte de las esperanzas del PP de conseguir la reelección y de sobrevivir electoralmente a esta crisis pasan por mantener a este grupo lo más satisfecho posible. El PP se cuidará muy mucho de aislar a las pensiones del tsunami de recortes.

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