El principio fue Morelia y 2005. La Red Internacional de Periodistas con Visión de Género tomó forma en noviembre en un encuentro celebrado en aquella ciudad mexicana. Se reunieron periodistas de 14 países y la veintena de objetivos que se plantearon giraban en torno a la participación de las periodistas en los órganos de decisión, la incorporación de la perspectiva de género en la selección y enfoque de las noticias, el impulso a las mujeres como fuentes y protagonistas de la información y el establecimiento de redes de colaboración para lograrlo. El azar, que responde casi siempre a una búsqueda, hizo que diera con la noticia del evento y con la persona que podía facilitarme la incorporación, Tona Gusi.
Unas semanas después, en junio de 2006, la Trobada de las Dones, que se celebraba en Barcelona, era la coartada perfecta para reunirnos y empezar a trabajar. O continuar haciéndolo. Cuando decidimos que el segundo encuentro sería 2007/Oviedo, creo que aún no éramos conscientes del torrente de cambios que esa cita produciría en nuestra trayectoria profesional y en nuestras vidas.
Isolina Cueli, de Oviedo; Lina Barber, Tona Gusi, de Cataluña; Erika Cervantes, Lucía Lagunes, Sara Lovera, de México; Fabiola Campo, de Colombia; Mirta Rodríguez, de Dominicana; Zuliana Laínez, de Perú. Y June Fernández, a quien me costó convencer de que el encuentro le resultaría interesante y productivo. Una vez convencida, fue ella quien tiró de la gabarra para que creáramos la Red Vasca de Periodistas con Visión de Género, Kazetarion berdinsarea.
Para entonces, las periodistas de la península ya estábamos firmemente convencidas de que las redes eran importantes grupos de aprendizaje y presión. Se crearon otras nuevas y se afianzaron las que ya existían: la catalana, la madrileña, la andaluza, la vasca, la mediterránea, la europea, la internacional… Esos pequeños grupúsculos de periodistas atentas a la situación de tantas otras nos permitía reaccionar con premura cuando alguien lo necesitaba. De esa forma supimos que Lydia Cacho, una periodista mexicana, corría peligro como consecuencia de sus investigaciones periodísticas. Su secuestro, violación, persecución y amenazas de muerte sacudieron la red y se produjo un grito común que sirvió para que su caso se supiera y quienes la perseguían se lo pensaran un poquito. Lo suficiente como para que no les resultara rentable deshacerse de ella.
Conocí a Cacho en Sigüenza, cuando vino a España a recoger el premio de Periodismo Manu Leguineche que la FAPE le otorgó en su primera edición, la de 2010.
Lydia Cacho recibía el premio y nosotras creábamos Pikara Magazine. Me encargué de entrevistarla y el cuestionario lo preparamos entre las cuatro: Itziar Abad, Maite Asensio y June Fernández. Fue un lujazo. Tanto que podría traer aquí cosas que aprendí en ella, pero te recomiendo que pinches en el enlace y te hagas el regalo de asistir a la conversación. Si te falta el escenario, imagina el salón de un castillo medieval del siglo XII y una chimenea en la que cabría de pie una familia de cinco miembros. Como mínimo.
Este viernes el lujazo volverá a repetirse: El certamen Gutun Zuria que organiza Alhondiga Bilbao cada año será el encuentro de otra conversación entre Lydia Cacho y yo, esta vez ante el público asistente. Hablaremos, sobre todo, de periodismo y de cómo ejercerlo con profesionalidad.
Entrevista de Lucía Martínez Odriozola a Lydia Cacho:
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Sobre este blog
Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
