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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Ese suplicio escrito en el futuro

Cada minuto, 6 niñas sufren la mutilación de sus genitales, algunas de ellas menores de cinco años. Más información en stopablacion.org

Lucía Martínez Odriozola

De 100 a 130 millones de niñas, sobre todo preadolescentes, pero en general, de edades comprendidas entre las pocas semanas de vida y los 20 años; en 28 países. ¿Cómo lo hacen? Arreglan una cita y convencen a la niña de que, una vez suceda, será ya mujer. A veces, las engañan y las llevan a la fuerza. En ciertos países, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, tres de cada cuatro citas son con personal médico, preparado para gestionar la salud y curar enfermedades. El procedimiento comienza inmovilizando a la niña. Dos personas, por lo general mujeres, la sujetan con fuerza agarrándola de los brazos y las piernas. La persona encargada de proceder a la intervención, que se hace sin anestesia alguna, usa, en el mejor de los casos, unas cuchillas, o cualquier objeto cortante que tenga a mano. Siempre sin esterilizar. ¿Oyes los gritos? ¿Todavía no? Escucha, imagina que te mutilan a ti los órganos sexuales. ¿Has oído tu alarido?, ¿has cerrado las piernas? Pues eso mismo a millones de niñas, desde hace siglos. La ablación genital femenina es una violación de los derechos humanos en víctimas sujetas a gran protección que se realiza impunemente en 28 países en aras de la tradición.

No se realiza de la misma forma en todas partes. Se practican distintas modalidades. La cliterodictomía consiste en la extirpación del clítoris; y algunas muy pocas veces, en extirpar solamente la piel que lo rodea. El clítoris es un órgano que tiene un única función: proporcionar placer sexual. Y punto. De modo que cabe preguntarse cuál es la razón de que se haya originado tal crueldad. Cuando no se disfruta del sexo, su práctica se reduce única y exclusivamente a la reproducción. O al placer del otro. No hay viceversa en los hombres: A ellos no se les priva de ese disfrute en ninguna de las sociedades conocidas.

Un segundo procedimiento consiste en la extirpación del clítoris, de los labios menores, e incluso de los mayores. Todo en uno. El órgano sexual femenino es borrado del cuerpo. Similar es la infibulación, mediante la cual se estrecha la abertura vaginal. Se realiza cortando y recolocando los labios menores o mayores. Las consecuencias lógicas de estas prácticas son terribles dolores durante el coito, de modo que imagina cómo se desarrolla el parto. Si estos procedimientos no fueran ya suficientemente salvajes, aún se han concebido otros como la perforación e incisión, el raspado y la cauterización de la zona genital.

Estas prácticas tan lesivas, realizadas casi siempre en condiciones de insalubridad, pueden provocar fuertes hemorragias seguidas de infecciones y tétanos. Si las heridas curan, esa niña puede padecer quistes, infecciones crónicas y hasta infertilidad. Sufrirá dificultades para orinar, además de esos dolores durante el coito. Si se queda embarazada, las dificultades en el parto pondrán en riesgo su vida y la del neonato. Y además, tiene asegurado un gran trauma que la perseguirá durante toda su vida.

Qué difícil entender las razones de semejante suplicio, de al menos 100 millones de suplicios sufridos por mujeres que viven en esos países. Y en la civilizada Europa, cuna de los derechos humanos. Digan lo que digan quienes la defienden y practican, no hay texto religioso alguno que la respalde. De ahí que no todos los líderes sean favorables a ella; los hay que se oponen.

En algunos países es considerado un rito iniciático, por eso algunas niñas acuden casi contentas: Serán ya consideradas mujeres. La mutilación genital adquiere carácter de un adecuado comportamiento sexual. Estos es, es un rasgo de buena crianza. Los resurgimientos religiosos han provocado que, por emulación, comience a practicarse en sociedades en las que la costumbre carecía de raigambre.

Las campañas desarrollas por diversos organismos internacionales con la colaboración de mujeres jóvenes residentes en la zona ha logrado que se cuestione y que incluso se prohíba. No obstante, en los casos más acérrimos, de poco sirve la prohibición. Se resuelve con un viaje a uno esos países en los que se mutila sin dificultad.

Este sábado, 6 de febrero, está señalado en el calendario como el día mundial contra la mutilación genital femenina. Cuando nos informamos de ciertas cosas, ya no podemos hacer como que no sabemos. Al encender las alarmas, quizá evitemos que esas niñas que tienen escrita la palabra ablación en su futuro se libren felizmente del trauma. Ojalá.

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