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Rivera afronta la nueva campaña a la defensiva: el manual de Ciudadanos para enfrentarse a Sánchez y a Casado

Albert Rivera, durante el acto de la anterior campaña en Barcelona.

Carmen Moraga

El 10N va a ser decisivo para dirimir si Albert Rivera logra sus dos principales objetivos. Por un lado, sorpassar al PP de Pablo Casado –algo de lo que estuvo muy cerca el 28A–, y, por otro, ocupar el disputado centro político que tanto ansía ahora Pedro Sánchez. El líder de Ciudadanos, que sale a la cancha con todos los sondeos en contra, se juega además en esta nuevas elecciones algo que la dirección del partido no admite: la posibilidad de que su liderazgo peligre.

Ante esta difícil situación, Rivera se ha puesto a la defensiva y afronta la nueva campaña dispuesto a enfrentarse de nuevo al líder socialista, pero mirando también de reojo a Pablo Casado, con el que se disputa otra parte de su bolsa de votantes en dura pugna con Vox. En el partido quieren evitar errores, como la famosa foto de Colón, que algunos dirigentes reconocen ahora que les perjudicó porque movilizó al electorado de izquierdas.

La maquinaria electoral en la sede de la madrileña calle de Alcalá ya se ha puesto en marcha. El propio Rivera dio por abierta la precampaña a principios de la semana pasada con dos agrios duelos en el Congreso con el presidente del Gobierno en funciones y, luego, con su efímera oferta para dar “una solución de Estado” al bloqueo político.

La estrategia, muy medida pero abocada desde el principio al fracaso, solo buscaba el relato para poder acusar a Sánchez en campaña de haber rechazado una de las oportunidades para no tener que ir a elecciones, un desenlace que el líder socialista hacía tiempo que llevaba trabajándose, según han coincidido en reprocharle todos los demás dirigentes del arco parlamentario. Desde el propio Rivera a Casado, pero sobre todo Pablo Iglesias.

El clima de confrontación entre Rivera y Sánchez, visualizado en esos últimos plenos del Congreso, hace presagiar una dura contienda entre los dos políticos. A pesar de dar por hecho ese enfrentamiento, todavía queda quien no descarta que tras el 10N Ciudadanos se vea obligado a entenderse con los socialistas -para Rivera el problema solo es Sánchez- si los resultados electorales no permiten a ninguno de los dos partidos sumar con sus teóricos “socios preferentes”. De momento, el dirigente naranja ha reiterado que la noche electoral, si suma con el PP “un escaño más”, llamará a Pablo Casado para intentar cerrar un gobierno en un “plazo máximo de un mes”, no dando “un espectáculo” como dice que han dado el PSOE y Unidas Podemos.

Los argumentarios internos servirán de base

En el partido llevan tiempo preparando sus argumentarios internos para confrontar proyectos y liderazgos. Tanto ante el PSOE y Pedro Sánchez, como frente al PP y Pablo Casado. El manual de campaña no solo servirá a Rivera, sino también para que el resto de los candidatos del 10N puedan utilizarlo en todos sus mítines. Todo bien coordinado por el equipo de comunicación que dirige Fernando de Páramo, artífice de los mensajes que lanza el líder en sus discursos. Entre ellos, la machacona coletilla sobre “Sánchez y su banda” y “el botín” que se iba a repartir con los “populistas y separatistas” y que se ha quedado sin dueño.

Rivera culpará a Sánchez del fracaso institucional. “El que ha bloqueado España es Sánchez con su lucha de egos con Iglesias, con el que estaba de acuerdo en lo importante: en subir impuestos y en ceder ante los nacionalistas siempre que han tenido oportunidad”. “Sánchez ha llevado a España al borde del abismo. No ha estado a la altura, por eso Ciudadanos ofreció una solución de Estado. Ha cerrado todas las puertas. Ha dicho no a negociar con sus socios, no al acuerdo de Estado con los constitucionalistas y no al rey. Sánchez es el problema”, será otro de sus argumentos.

También destacará su “irresponsabilidad” mientras la recesión económica “se agrava” y el paro “crece”. Una irresponsabilidad que extenderá a su política de “brazos cruzados” en Catalunya ante el desafío de Quim Torra y los nacionalistas. “Sánchez ha preferido llevar a España a elecciones antes que romper con Otegi, antes que renunciar a los indultos, antes que aplicar el 155 a Torra y antes que bajar los impuestos”, sostendrá en alusión a las tres condiciones que le puso encima de la mesa para la abstención de su partido en la investidura. Todo ello lo resumirá en otra frase: “Sánchez ha abandonado el constitucionalismo”.

El mensaje de conclusión será que “el fracaso de Sánchez no tienen por qué ser el fracaso de España” y que los españoles tiene que tener esperanza porque Ciudadanos va a construir una “alternativa”. Es ahí donde encaja su oferta al PP para que en el caso de que ambos partidos obtengan “un solo escaño más” que la suma de las fuerzas de izquierdas, formen un gobierno “en el plazo de un mes”.

Un partido “limpio” frente al PP con “mochilas de corrupción”

Dado que Ciudadanos y el PP gobiernan ahora juntos en Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León, Rivera no será tan beligerante ante Casado. Pero eso tampoco le impedirá dejar claras las diferencias que aseguran que hay entre las dos formaciones y explicar a los votantes los motivos por los que ha rechazado formar la alianza 'España Suma' que le pide Casado. “En Ciudadanos siempre hemos sumado para hacer frente al nacionalismo, hay que sumar pero con inteligencia. Estamos demostrando que los partidos podemos ponernos de acuerdo después de las elecciones y dejar atrás las discrepancias”, sostienen.

“Por supuesto España suma, pero la corrupción resta. Por eso cada uno debe sumar con su proyecto en lugar de diluirse”, insisten. Este mismo lunes la portavoz parlamentaria y líder del partido en Catalunya, Lorena Roldán, cerraba definitivamente la puerta a esa posible colaboración electoral con el PP, tal y como les ha pedido la portavoz de Casado, Cayetana Álvarez de Toledo, para concurrir unidos en Catalunya. Roldán ha reiterado que el objetivo de su formación en los comicios del 10N es “sumar diputados, no imputados”.

“Los españoles tienen que poder votar en las urnas un proyecto limpio, liberal, de centro y regenerador”. Además, insistirán en que esa alianza es lo que le gustaría a Sánchez para “volver a la España de rojos y azules”, a la “de los dos partidos” y que “toda la oposición a su plan fuera un solo proyecto con mochilas de corrupción”.

En Ciudadanos justifican el hecho de haber aceptado cogobernar con los conservadores en algunas autonomías -con el apoyo de la extrema derecha, además- con el argumento de que de esta manera pueden “regenerarlas”. Por ello aseguran que “no les temblará la mano” ante un escándalo de sus socios, poniendo de ejemplo que en la Asamblea de Madrid han aceptado la comisión de investigación sobre Avalmadrid. “Cualquier miembro del Gobierno o alto cargo que sea imputado por corrupción cesará inmediatamente, como figura en el acuerdo de investidura firmado entre PP y Ciudadanos”, sostienen.

En definitiva, Rivera presentará en campaña a su partido como la única formación que ha sabido estar a la altura de las circunstancias para desbloquear España, presentando propuestas y soluciones. E insistirá en que también son los únicos que “han hecho los deberes” mientras Sánchez e Iglesias se “peleaban por los sillones”.

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