Ciudadanos teme que Albert Rivera sea el único candidato en unas primarias cuestionadas

El 23 y 24 de enero están convocadas las primarias en Ciudadanos para elegir al líder y a su nueva dirección. Albert Rivera sigue sin rival. La actual cúpula no quiere dar la imagen de un cónclave a la búlgara por lo que incluso el propio Rivera está animando a otros dirigentes del partido o a “cualquier militante” a competir por el cargo. Pero los llamamientos, hasta la fecha, han caído en saco roto. Tanto los críticos de la plataforma #TransCsparencia como la eurodiputada Carolina Punset han descartado presentar candidatura después de poner en tela de juicio las garantías del proceso de elección.

Rivera anunció el 7 de noviembre su decisión de volver a presentarse como candidato y la convocatoria de la IV Asamblea General, el nombre que reciben los congresos del partido, para el 4 y 5 de febrero. Como novedad, explicó que en esta ocasión la elección del presidente/a y de la Comisión Ejecutiva, en listas cerradas y bloqueadas,  se realizaría unos días antes, por primarias abiertas y voto de toda la militancia, sin necesidad de avales ni tiempo mínimo de afiliación, con lo cual al cónclave ya se llegará con nuevo líder y equipo de dirección.

Campañas desiguales

Hasta el 23 y 24 de este mes de enero no se abre el plazo para la inscripción de las candidaturas, que se votarán vía telemática dos días después, el 27 de enero. Para los críticos, este sistema no es nada “garantista” sino más proclive al “fraude”, por lo que exigen voto presencial para la elección de todos los órganos de dirección, no solo para presidir el partido.

Pero creen que la actual Ejecutiva teme el voto en urna ya que si se consiguiese su implantación “podría salir un candidato no adepto al aparato”. Pero si ese candidato lograra ganar, “su soledad, rodeado del equipo que le endosasen, sería espantosa”. “En estas condiciones, para qué presentarse a unas primarias?”, se preguntan. Fuentes de la cúpula de Ciudadanos replican que esas son “excusas sin fundamento”.

Además, la plataforma crítica denuncia que Rivera juega con gran ventaja porque cuando llegue la fecha de las primarias habrá estado en “campaña” casi tres meses, beneficiándose de los medios del partido y con todo el aparato detrás respaldándole, mientras sus hipotéticos rivales solo dispondrán de “tres días”.

Los portavoces de #TransCsparencia también cuestionan el censo cifrado por la secretaría de Organización en casi 3.500 afiliados y han señalado que está “hinchado” para favorecer al aparato en la IV Asamblea General. Estas acusaciones son rechazadas por la dirección, que asegura que aquellos militantes que no están al corriente de pago no podrán votar.

Asimismo,  los críticos de #TransCsparencia han elaborado enmiendas prácticamente a la totalidad de las ponencias de Estatutos, Estrategia e Ideario. Entre otras cosas, al estar en contra de que se suprima el concepto de partido socialdemócrata para definirse como una fuerza “liberal progresista”.

Con todo, este colectivo se ha mostrado mucho más indignado con la decisión de endurecer el régimen disciplinario y penalizar, incluso con la expulsión, la creación de “corrientes internas” cuando el propio Rivera defendía su existencia en 2014, dentro del Movimiento Ciudadano.

En el partido justifican esos cambios para evitar afiliaciones masivas y “fraudulentas” que puedan “distorsionar” la voluntad de la militancia ante los procesos de primarias, como explicó recientemente el mismo Rivera.

Punset, boda en la misma fecha que el cónclave

Por su parte, Carolina Punset desveló hace unos días que no optará a liderar ninguna candidatura porque, entre otras cosas, se casa con Alexis Marí, el portavoz en Les Corts de Ciudadanos, justamente el mismo fin de semana del cónclave: el del 4 de febrero. La noticia no causó sorpresa entre los dirigentes de la dirección nacional, donde aseguran que lo sabían “desde hace tiempo”.

Según afirman fuentes de la Ejecutiva a eldiario.es, la propia Punset también conocía que la fecha de las primarias iba a coincidir con su boda pero ha estado “jugando” y amagando con la posibilidad de presentarse como alternativa a Rivera, lanzando duras críticas sobre el proceso solo para potenciar su imagen de cara al futuro tras abandonar dolida su cargo en la Ejecutiva.

De hecho, antes de descartarse para la carrera, la eurodiputada también había puesto en tela de juicio la limpieza del proceso y exigió ampliar las primarias no sólo a la elección del presidente sino a la del resto de los órganos de dirección.

Todas esas críticas han sido rechazadas por Rivera y sus dirigentes afines, que sostienen que la propuesta de cambio de los Estatutos convierten a su partido “en el más democrático de Europa y de España como mínimo”. Pero, a la vez, han hecho mella en el líder. Por ello, en varias ocasiones han hecho hincapié en que sería muy positivo y “saludable” tener algún rival con quien competir por la presidencia del partido.

El propio Rivera, en su reciente viaje a Valencia, feudo de Punset y en donde el partido anda dividido, retó a presentarse “a cualquier persona que crea que lo puede hacer mejor” o que piense que puede tener “un proyecto alternativo mejor o más ambicioso” que el suyo. “En política hay que mojarse, es importante; si alguien quiere gobernar un partido y un país, lo mínimo que hay que hacer es presentarse. Para comentar lo que hacen otros, uno no está en política; uno está en política para cambiar las cosas”, remarcó Rivera.

Los críticos de #Transparencia ven complicado que eso ocurra. Incluso insinúan que la propia dirección podía intentar encontrar un candidato alternativo para “hacer el paripé” de que Rivera compite “contra alguien” por el cargo. Pero aunque no haya ningún otro aspirante, Rivera debe someter a votación su candidatura.

En la anterior Asamblea General celebrada en octubre de 2011 en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) Rivera tuvo enfrente a un desconocido Mario Ruiz, cuya alternativa no alcanzó ni siquiera el 10% de apoyo de la militancia.

Si finalmente hay alguna otra lista, en el partido tampoco dudan de que Rivera ganará holgadamente las primarias para ir a por su cuarto mandato, que de completarlo le supondría 14 años al frente de la organización.

Se da la circunstancia de que Ciudadanos exigía en su pacto firmado con el PP cambios legislativos para limitar los mandatos a dos legislaturas o a ocho años en total, con la mirada puesta en Mariano Rajoy. 

Pero ahora han matizado dos cosas: que los cambios no van a tener efectos retroactivos y que solo afectarán al jefe del Ejecutivo –y en tal caso a los presidentes autonómicos–, no a los cargos orgánicos, al centrarse en la ley del Gobierno. De esta manera, aunque la reforma se lleve a cabo, el propio Rajoy podría repetir en el cargo y completar los doce años como presidente del Gobierno. Y también Rivera podrá volver a aspirar a ser el candidato a la Moncloa dado que la primera legislatura fallida no contaría.