Asociación brasileña de diarios condena la muerte de otro periodista

La Asociación Nacional de Diarios (ANJ) de Brasil condenó hoy el asesinato de otro periodista brasileño, el segundo en menos de una semana, ocurrido el pasado sábado en el estado nororiental de Bahía.

La patronal informó de que el locutor de radio Djalma Santos da Conceiçao, que dirigía un programa de radio en la ciudad de Conceiçao da Feira, fue asesinado de al menos quince balazos y su cuerpo fue encontrado con signos de tortura el sábado, un día después de haber sido secuestrado en un bar de su propiedad por tres hombres encapuchados.

“Esta fue la segunda muerte registrada de profesionales del periodismo en una semana ya que el cuerpo del periodista Evany José Metzker fue hallado decapitado y con señales de tortura en (la ciudad de) Padre Paraíso el 18 de mayo”, según un comunicado de la ANJ.

La Asociación alerta que la serie de homicidios y otras agresiones a profesionales de la prensa “genera un ambiente de impunidad que contribuye a que se repitan las violaciones de la libertad de expresión y del derecho de la sociedad a ser debidamente informada”.

El asesinato de Santos da Conceiçao, que era conocido como Djalma Batata, también lo condenó en un comunicado divulgado en Nueva York por la organización no gubernamental internacional Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).

“Los asesinatos brutales de dos periodistas brasileños en menos de una semana representan una agravamiento preocupante de la violencia contra la prensa en Brasil, que ya es uno de los países más peligrosos del mundo para ser periodista”, afirma Sara Rafsky, investigadora asociada a la división de la CPJ para América, citada en el comunicado.

Djalma Batata, de 54 años, había recibido amenazas por los crímenes que denunciaba y las opiniones políticas que emitía en el programa radial “Despierta, ciudad”, el de mayor audiencia en Conceiçao da Feira.

Su muerte ocurrió en la misma semana que la del reportero Evany José Metzker en Padre Paraíso, municipio en el estado de Minas Gerais (sureste).

El sindicato regional de periodistas considera que su asesinato está vinculado a su trabajo de denuncia, que se centraba en delitos como narcotráfico, robo de cargas y explotación sexual de menores y adolescentes.