Australia investiga los supuestos maltratos a menores en un reformatorio

Una comisión gubernamental de Australia comenzó hoy a investigar los supuestos maltratos entre 2010 y 2015 a menores en un reformatorio del Territorio Norte, un estado con gran población aborigen.

Uno de los dos comisionados, el líder aborigen Mick Gooda, prometió actuar con “mente imparcial” y hacer “recomendaciones significativas” a esta investigación ordenada después de que la prensa denunciara los maltratos a menores recluidos en el centro Don Dale, en la ciudad norteña de Darwin, según la cadena local ABC.

Un adolescente con el cuello atado al respaldo de una silla y la cabeza cubierta por una capucha y el uso de gas lacrimógeno en las celdas de menores son algunos abusos que los guardias del reformatorio Don Dale cometieron presuntamente contra los internos en un período de seis años, según el material divulgado por la ABC.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos han pedido al Gobierno australiano que adopte acciones inmediatas en lugar de esperar a las conclusiones de la comisión, previstas para el próximo mes de marzo.

“Deberían prohibir el uso del confinamiento solitario en todos los centros de detención del Territorio Norte”, declaró la directora del Centro Legal de Derechos Humanos, Ruth Barton, al comentar que los jóvenes siguen siendo aislados de ese modo.

También instó a que se implementen inspecciones independientes para supervisar el funcionamiento de todos los centros de detención, tal y como sucede en el estado de Australia Occidental.

Por su parte, Amnistía Internacional y los Servicios Legales para los Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres han pedido al Gobierno que ratifique el protocolo opcional de la Convención contra la Tortura para la creación de entidades independientes y preventivas en todos los reformatorios del país.

Más del 95 por ciento de los jóvenes que están recluidos en centros de detención en el Territorio Norte son indígenas.

Los aborígenes australianos han sido víctimas de constante maltrato desde la colonización, además de desposeídos de sus tierras y discriminados sistemáticamente.

Incluso durante décadas y en pleno siglo XX sus hijos les fueron arrebatados para ser cuidados por familias o instituciones de blancos en lo que se denominó “la generación robada”, que afectó a unos 100.000 menores aborígenes separados de sus familias entre 1910 y 1970.