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Aznar se presentó a la investidura en el 96 sin tener cerrados los apoyos que ahora exige Rajoy

Jose María Aznar y Jordi Pujol en Moncloa dos semanas después de ser investido el primero en virtud del pacto del Majestic firmado por PP y CiU, en mayo de 1996.

Andrés Gil

Mariano Rajoy quiere para sí lo que ni siquiera quiso José María Aznar: acudir a Zarzuela con los apoyos asegurados para formar gobierno.

En 1996, Aznar ganó las elecciones el 3 de marzo con 156 diputados; y el 12 de abril el rey Juan Carlos le propuso como candidato a la investidura. Aznar aceptó el encargo, sin saber a ciencia cierta si podría ganar o no el debate de investidura.

Durante aquellos días, los dirigentes del PP, incluido Rajoy, se fajaron en buscar los apoyos que garantizaran la llegada a Moncloa de Aznar, fundamentalmente con los partidos nacionalistas. Y así fue.

El 28 de abril de 1996, Aznar y el entonces president, Jordi Pujol, cerraban en el hotel Majestic –el tradicional de las noches electorales convergentes– el voto afirmativo para la investidura del candidato popular, cuando aún resonaba el 'Pujol, enano, habla castellano' que cantaban los militantes del PP en la sede del partido en la noche electoral, el 3 de marzo.

Al final, el 4 de mayo Aznar fue investido presidente por mayoría absoluta (181 votos) con el apoyo de CiU (16), PNV (5) y CC (4): es decir, nacionalistas vascos, catalanes y canarios.

Lo que hizo Aznar, asumir el encargo del jefe del Estado sin tener los apoyos garantizados y sin tener fecha para la sesión de investidura, es lo mismo a lo que se resiste Rajoy.

Este jueves tiene una nueva oportunidad ante el rey, después de que tras el 20D declinara el encargo. De momento, las señales que lanzan sus portavoces son elocuentes, y mezclan asumir el encargo del rey con ir a la investidura: “Teatrillo y postureo” es como calificó Rafael Hernando la idea de acudir a una sesión de investidura sin los apoyos suficientes. Y, dado que Mariano Rajoy quería acudir el 2 de agosto y que a 25 de julio no le salen las cuentas, el PP plantea la necesidad de posponer los plazos. E insiste: “Ir a una investidura sin apoyos no tiene sentido”.

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