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Anatomía del rescate a Bankia: los últimos días de las tarjetas 'black'

Bankia logra un impacto positivo de 20 millones por la venta de Bancofar

Pedro Águeda

Solo Ildefonso Sánchez Barcoj y su acompañante saben qué película vieron en un céntrico cine de Madrid la tarde del 4 de mayo de 2012. El director financiero de Bankia no había sido invitado a la reunión que había convocado de urgencia el ministro, Luis de Guindos, en la sede de su Ministerio, y a la que sí asistió su jefe directo, Rodrigo Rato, junto a los hombres más poderosos del país: Emilio Botín (Banco Santander), Isidro Fainé (La Caixa) y Francisco González (BBVA).

Mientras España se asomaba al precipicio del rescate y el quinteto discutía sobre el rescate de Bankia, Sánchez Barcoj pagaba dos entradas con su tarjeta “black”, que no rendía cuentas a Hacienda. Aquella tarde, la cartelera de los Renoir Princesa ofrecía entre otros títulos: “El artista”, “Intocable”, “Vergüenza” y “¿Y ahora, dónde vamos?”

Los 16 euros que Sánchez Barcoj abonó en el cine se presentan como un ínfimo porcentaje de los 484.192,42 euros que gastó entre 2003 y 2011 con la tarjeta “black”. Al exdirector financiero se le puede aplicar el dicho “el que parte y reparte se lleva la mejor parte”. A él se le atribuye la mecánica de las tarjetas opacas al fisco. Y es él quien suma más gastos de los 86 exconsejeros y antiguos directivos de Caja Madrid y Bankia que se beneficiaron del plástico.

Que la tarjeta ‘black’ de Sánchez Barcoj echaba humo queda de manifiesto en los días previos a la quiebra de Bankia. Desde que empezó ese mes de mayo, el director financiero no perdía oportunidad de pagar con ella: unos vinos por valor de 280 euros el 2 de mayo; 500 euros en el cajero al día siguiente; y otros 300 el mismo día que fue al cine. El domingo se gastó 175 euros en dos pagos en productos de jardinería.

Ante la gravedad de la situación, Guindos volvió a citar a los jefes de la banca española para el domingo. Otra vez en el despacho del ministro en el Paseo de La Castellana. Y entre una reunión y otra, el miembro del Comité Ejecutivo José Manuel Fernández Norniella aprovechó el sábado para hacer la compra en el supermercado de El Corte Inglés. Tres veces pagó la misma cantidad, 400 euros. En total, 1.200 a cargo de la tarjeta opaca al fisco. Al día siguiente, el día de la reunión definitiva, se fue a comer a Casa Domingo a cuenta de la entidad que estaba a punto de ser rescatada con dinero público. Allí pagó 204,23 euros.

Algunos detalles de las reuniones en el despacho de Guindos se conocieron, al igual que los gastos con las tarjetas, en el marco del caso Bankia. El juez Fernando Andreu citó un año después en la Audiencia Nacional a los protagonistas de aquellos encuentros celebrados en el Ministerio. En una mañana, entraron y salieron por la puerta del tribunal el fallecido Botín, Fainé y González. Guindos hizo uso de su prerrogativa y declaró por escrito. Del contenido de sus declaraciones quedó claro que todos desconfiaron de la inyección de 7.000 millones que propuso Rato en la primera reunión, por considerarlo insuficiente. El más crítico fue González, que ante el juez definió a Bankia como “el elefante en la habitación”. Todos coincidieron en que en esas reuniones no se abordó la salida de Rato de la Presidencia de Bankia.

La última comilona

Y con tanto ajetreo, ¿pudo el exvicepresidente del Gobierno disfrutar de su tarjeta ‘black’ en el fin de semana previo al rescate? Al menos pudo pasarse por el cajero y retirar 1.000 euros el sábado, entre la primera y segunda reunión en el Ministerio de Economía. A la noticia de la inyección de los primeros 10.000 millones de euros de dinero público, el lunes, 7 de mayo, Rato reaccionó cenando en el restaurante Pepa. Pagó él. O más bien, los contribuyentes. La cuenta fueron 341,63 euros.

El director financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, celebró el rescate pasando por el cajero. Sacó 300 euros. Fueron los últimos gastos que Rato y él cargaron a Bankia, los últimos días de las tarjetas 'black'. Ese día se anunció el relevo al frente de la entidad. Llegaba el rescate -que terminó ascendiendo a 23.500 millones- y salía Rato. La historia de la crisis en España reserva un capítulo de excepción a esas 48 horas. A Rato le sustituyó el actual presidente, José Ignacio Goirigolzarri.

Aún no está claro cuándo comenzaron a utilizarse las tarjetas 'black'. La documentación entregada al juez apunta al año 1999, aunque solo hay datos precisos a partir de 2003. Algunos de sus beneficiarios dicen que heredaron una costumbre inaugurada en los ochenta. El comportamiento de Rato y sus tres colaboradores –Matías Amat salió en 2011- no era el único posible. Su compañero en la dirección de Bankia, Francisco Servando Verdú Pons, así lo evidencia. Verdú gastó cero euros en los dos años que disfrutó de la tarjeta “black”.

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