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Bernie, pasión madrugadora

Los simpatizantes de Bernie Sanders, Juan Manuel Murillo Pablo y su esposa Rosa Murillo, durante un evento de campaña este sábado en Sparks High School de Sparks, Nevada (EE. UU). Son las diez y cuarto de la mañana de un sábado en el Instituto de Secundaria de Sparks, un suburbio de Reno (Nevada). Hace apenas unos minutos que el colegio ha abierto para que se celebren los "caucus" del Partido Demócrata, de los que está pendiente todo EE.UU. Y a esa hora, entre los más madrugadores, parece que solo haya un candidato: Bernie Sanders.

EFE

Sparks (Nevada) —

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Son las diez y cuarto de la mañana del sábado en el Instituto de Secundaria de Sparks, un suburbio de Reno (Nevada). Hace apenas unos minutos que el colegio ha abierto para que se celebren los “caucus” del Partido Demócrata, de los que está pendiente todo EE.UU. Y a esa hora, entre los más madrugadores, parece que solo hay un candidato: Bernie Sanders.

GOLEADA DE PRIMERA HORA

La campaña de Sanders es, de lejos, la que más pasión está levantando en este proceso de primarias de cara a las elecciones de noviembre y esto se plasma en cada rincón del instituto de Sparks, donde nada más llegar, una mesa con botellas de agua, carteles de Bernie y cuatro voluntarios ataviados con toda clase de “merchandising” político -de distintas edades pero todos ellos varones- reciben a los votantes.

Ya dentro del gimnasio, donde se celebran los “caucus” (asambleas partidistas), los carteles de Sanders ganan por una ratio de 10 a 1 a los de todos los demás aspirantes, las camisetas con el rostro despeinado del septuagenario son omnipresentes y, a diferencia de lo que ocurría en la calle, aquí la mayoría de voluntarias son mujeres: jóvenes, mayores, blancas, negras, latinas...

“Casi todas las voluntarias estamos con Sanders. Estoy muy contenta, además mucha gente ha votado ya por correo, lo que significa que hay entusiasmo y participación. Es fantástico”, se sincera con Efe Adriana Oshea, una veinteañera de pelo corto a lo mohicano y teñido de rosa que, cuando la campaña de Sanders llamó a su puerta, se animó a ser capitana en su distrito electoral en la jornada de este sábado.

TERRENO PROPICIO PARA EL “SANDERISMO”

De mayoría trabajadora y con un 30 % de población latina, Sparks ha experimentado durante los últimos años un gran crecimiento impulsada por el éxito de la vecina Reno, lo que ha revitalizado económicamente la urbe, pero también ha derivado en el aumento de costos, especialmente de vivienda, que habitualmente acompaña estos procesos. Todo ello hace a sus vecinos el público ideal para el mensaje progresista del senador.

“Lo que me gusta de su campaña es que nos está prometiendo seguro médico para los hijos. Es lo que más necesitamos ahorita porque está muy caro”. Son las palabras de Juan Manuel Murillo Pablo, un inmigrante mexicano de mediana edad naturalizado estadounidense que acude por primera vez a participar en un “caucus”, acompañado de su esposa y de dos de sus cuatro hijos.

El “Medicare for All” o seguro médico universal y gratuito es, sin lugar a dudas, la medida estrella de la campaña del senador independiente por Vermont, y la que una y otra vez repiten sus simpatizantes en el instituto de Sparks al ser preguntados por qué apoyan a Sanders.

LA RESISTENCIA NO SE DA POR VENCIDA

Arrinconados al fondo del gimnasio, un hombre de mediana edad y una chica joven desempaquetan camisetas y carteles con el mensaje “Biden, listo para dirigir” y la faz del que fuera vicepresidente de Barack Obama (2009-2017).

Efe se acerca para hablar con ellos, puesto que a esa hora representan la única alternativa a los seguidores de Sanders en la sala, pero no pueden charlar con la prensa, ya que no son voluntarios, sino trabajadores pagados.

Minutos más tarde, aumentan las opciones, si bien a cuentagotas. Llega una voluntaria de Elizabeth Warren (también con el pelo corto a lo mohicano, pero teñido de azul), y otra de uno de los aspirantes menos conocidos de los que todavía quedan en la carrera presidencial demócrata: el multimillonario Tom Steyer.

“Tom es alguien que no solo habla, sino que hace. Pone su esfuerzo y su dinero allí donde están sus valores”. Con estas palabras, Elizabeth Castillo trata de convencer a votantes y de marcar diferencias con “otros” candidatos que prometen muchas cosas “y no está claro que luego las vayan a poder hacer”.

LA SABIDURÍA DEL VETERANO

Al margen de los voluntarios, un hombre de 76 años, con el pelo blanco, gafas de sol subidas a la cabeza y unas manos gruesas y manchadas de polvo negro, se sienta solitario en la bancada del gimnasio. Es Joe Eigoili y ha venido a votar por Biden.

A él, como a Castillo, no le convencen las promesas de Sanders: “Yo estoy registrado como demócrata, pero a lo largo de mi vida he votado tanto a demócratas como a republicanos. Voté por (Ronald) Reagan en su momento. Necesitamos a alguien moderado, alguien que sea capaz de romper el actual clima de división entre partidos”.

Marc Arcas

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