El CIS, Rajoy y las pensiones
Sigue la incertidumbre
Aunque da algunas pistas valiosas, el barómetro del CIS no aclara el panorama electoral. Porque detecta un volumen aún importante de indecisos, porque el trabajo de campo se hizo hace 15 días y porque da resultados muy distintos de los de otras encuestas. El sondeo de El Periódico de Cataluña de este martes llegaba a conclusiones similares a las del CIS, salvo en un capítulo: el de los escaños previstos para el PP: 98/102 para el diario catalán, 120/128 para el instituto oficial. También la encuesta de El País de este domingo pronosticaba un porcentaje para el PP más bajo que el del CIS. Y resultados mejores para el PSOE, Ciudadanos y Podemos.
Tal disparidad solo puede atribuirse a las distintas valoraciones que hacen las empresas demoscópicas del voto no expresado al encuestador, pero posible. O sea, lo que se llama “la cocina”. Dejando de lado las eventuales manipulaciones intencionadas, parece claro que si hay tanto margen para cocinar, es porque el retrato electoral sigue siendo incierto y sometido a modificaciones cotidianas. Lo cual querría decir que aún hay margen para cambios significativos. En cualquier dirección, por cierto.
Rajoy hasta en la sopa
No acudió al debate de El País (algo que destacaron perplejos tanto el Financial Times como Le Monde) y no lo hará al de Atresmedia. Pero está saliendo en la tele hasta aburrir. Y no en cualquier sitio, sino en las grandes cadenas. Lo cual confirma, por si se había olvidado, la gran influencia que el gobierno y el PP tienen en los mayores medios de comunicación. Se dice que la suerte de la campaña electoral se jugará justamente en la televisión. Pero, ¿cuántos de los ciudadanos que habían decidido no votar al PP –por la corrupción o por el paro- han cambiado de opinión tras ver a un Rajoy majete, acunado por Bertín Osborne? A un jefe de campaña le basta con que sean unos pocos. Pero pueden ser muy pocos. Y menos los que lo hagan tras una soporífera entrevista estrictamente política.
Pensiones
La fuerza electoral del PP reside entre los mayores de 65 años. Porque ideológicamente sería el sector más escorado a la derecha (aunque, al menos hasta las últimas generales, también el PSOE obtiene buenos resultados en el mismo), pero también porque es el más reacio a los cambios que proponen los partidos emergentes. Las pensiones constituyen la razón principal de ese conservadurismo. El PP sigue tratando de engañar a los mayores diciéndoles que no las ha recortado en términos reales –habría que saber cuántos le creen-, pero su gran argumento es que si sigue en el poder éstas no peligran. La noticia de que el gobierno ha sacado 7.700 millones del fondo de reserva de las pensiones para hacer frente a la paga de Navidad –y son 45.500, el 60 % de su total, en lo que va de legislatura- podría hacer dudar a más de un jubilado de que eso sea del todo verdad.
