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Un CIS viejo y sin demasiadas claves

Arco de intención de voto del último barómetro del CIS.

Gonzalo Cortizo

Quien esperase una revolución en los datos aportados por el Centro de Investigaciones Sociológicas tendrá que esperar a otra ocasión. El estudio que acaba de publicar el instituto demoscópico de referencia fue realizado en medio de la tensión derivada del conflicto catalán, pero antes de muchos de los principales acontecimientos relacionados con ese proceso. 

La encuesta se hizo entre los días 2 y 11 de octubre. Para entonces ya se había producido el referéndum que ha desencadenado otra catarata de acontecimientos, que la encuesta no ha llegado a medir. Ni la declaración de la DUI, ni la convocatoria electoral, ni el viaje de Puigdemont y parte de su Govern a Bruselas ha tenido efecto alguno en el sentido de las respuestas. 

Los expertos en demoscopia aseguran que los resultados de los estudios varían sustancialmente entre las ocasiones en las que hay elecciones a la vista y las que no. En este caso, los casi 2.500 encuestados desconocían que el Gobierno de Rajoy usaría la aplicación del artículo 155 para convocar elecciones en Catalunya. De haberlo sabido, y aún cuando se trata de unas elecciones autonómicas, el dato habría tenido sus efectos. 

Sobre los resultados, el dato más destacable es el ascenso de Ciudadanos, con un crecimiento de en torno a 3 puntos con respecto a la consulta anterior. El premio obtenido por los de Rivera se fraguó cuando el Gobierno todavía no había enseñado sus cartas principales para gestionar la crisis: 155 y elecciones.

El CIS ofrece una foto interesante pero incompleta. La factura electoral de la gestión del conflicto catalán tiene aún casillas vacías que habrá que ir completando con otros trabajos más pegados a los acontecimientos. 

Quizás por ello, los cambios son sutiles y alejados del espectáculo que muchos esperaban para esta entrega. Ciudadanos sube y no es novedad: siempre lo ha hecho en recientes escenarios de inestabilidad, pero otra cuestión distinta es qué se convierten esas previsiones cuando las urnas preguntan por el partido naranja. Rivera suele ser un político de encuestas alegres y campañas tristes. 

En cuanto a Podemos, no se ha producido la hecatombe que muchos analistas daban por segura. En este punto la explicación sigue siendo la misma: las fechas del trabajo de campo de la encuesta no permiten una medición exacta de la situación actual. Como muestra, un dato: en el momento de elaborar la consulta el líder de Podemos en Catalunya todavía no había presentado su dimisión. 

En cuanto al PSOE y el PP todo parece seguir igual. Los de Rajoy siguen bajando, pero muy suavemente y en lo que parece el dibujo de un suelo electoral en torno al 28% que la encuesta le da en este mes de noviembre. 

Con respecto al PSOE de Pedro Sánchez, algo muy parecido: valores estables en torno al 24% y poca fiesta en Ferraz, en donde hace solo tres meses celebraban su velocidad del crucero en un CIS que hoy ha frenado en seco.

Habrá que esperar a una nueva encuesta del CIS o a los trabajos que otras empresas privadas realizan más pegados a la actualidad. Hasta entonces se mantiene la duda sobre si la crisis catalana tiene un efecto revolucionario en el sentido del voto de todos los españoles a nivel del Estado.     

 

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