Candidatos nacionalistas serbio y musulmán lideran voto a terna presidencial

El nacionalista serbio Milorad Dodik, el nacionalista musulmán Sefik Dzaferovic y el político de centroizquierda croata Zeljko Komsic encabezan las elecciones a la terna Presidencia bosnia, según los primeros resultados preliminares de la Comisión Electoral Central.

Tras el recuento del 43,42 por ciento de los votos, Dfaferovic obtiene el 37,97 por ciento, Komsic el 49,47 por ciento y Dodik el 55,15 por ciento.

El 53,36 por ciento de los 3,4 millones de bosnios con derecho a voto participó hoy en las elecciones generales para elegir las instituciones centrales y de sus dos entes autónomos, el musulmano-croata y el serbio.

Los tres candidatos han proclamado su victoria en las elecciones a la Presidencia colegiada del país balcánico dividido entre sus tres pueblos constituyentes: serbios, musulmanes y croatas.

La desconfianza y las disputas entre los líderes políticos han marcado la vida política en las dos últimas décadas tras el final de la guerra (1992-1995) que enfrentó a los tres pueblos del país.

Unos 3,4 millones de ciudadanos bosnios con derecho a voto estaban llamados a las urnas para elegir a los tres miembros de la Presidencia bosnia y a los diputados del Parlamento central de un país con un poder central muy débil y amplia autonomía para los dos entes que lo forman: La República Serbia de Bosnia y la Federación de musulmanes y croatas.

Las diferencias entre los pueblos que forman Bosnia llegan hasta la misma configuración del Estado y estuvieron presentes en la campaña electoral: mientras las mayores formaciones musulmanas -la población más numerosa- buscan mas centralización, los serbios se oponen a cualquier pérdida de autonomía y los croatas quieren más derechos colectivos.

Tampoco comparten las posturas sobre el ingreso en la OTAN, que desean los musulmanes y los croatas, pero no los serbios, cuyo líder, Dodik, es un aliado de Rusia y se encuentra en la lista de sanciones de EEUU.

De vencer Dodik, copresidirá un país que califica de “fracasado” y un protectorado internacional en el que los políticos locales no pueden negociar sin intervenciones de Occidente, que, según dice, favorece la centralización en contra de los intereses serbios.