Cargas policiales: la otra cara de la reunión de Rajoy y Merkel en Santiago
Un plató en en el que desentonan las protestas. La compostelana Praza do Obradoiro y su entorno amanecieron este lunes blindadas por la Policía. Un enorme dispositivo de agentes controló desde primeras horas los accesos a esta céntrica zona de Santiago, en donde había convocada una manifestación anti troika que, pese a reunir a algo menos de medio millar de personas, fue reprimida con dureza mientras, en rueda de prensa, Mariano Rajoy ratificaba ante Merkel que el Gobierno de España continuará por la senda de los recortes.
La Confederación Intersindical Galega (CIG) y organizaciones políticas como el BNG y AGE, pero también emigrantes gallegos retornados a los que el Ministerio de Hacienda les reclama dinero por sus pensiones de jubilación o víctimas del franquismo intentaron, sin éxito, expresar sus protestas ante la canciller. En el momento en el que, bajo el lema Troika fóra da Galiza (Troika fuera de Galicia), el grupo más numeroso intentó acercarse a la plaza por la que pasearon ambos dirigentes los antidisturbios se emplearon a fondo.
“Queremos traballar e non emigrar” (queremos trabajar y no emigrar), “Merkel manda, Galiza paga” (Merkel manda, Galicia paga) o “Á nosa praza queremos pasar” (a nuestra plaza queremos pasar) fueron algunos de los lemas contra los que impactaron las porras de los antidisturbios, las cuales también sufrieron en primera persona representantes del Bloque como su portavoz municipal, Rubén Cela, o la ex secretaria general de sus juventudes, Iria Aboi.
Las cargas policiales y el veto a la libre circulación de manifestantes, vecinos y hasta peregrinos son, para el portavoz parlamentario del BNG, Francisco Jorquera, una nueva muestra “de la devaluación de la democracia”, en este caso para recibir a la “emperatriz de la Unión Europea” y prometerle más “empobrecimiento”. “No queremos ser un protectorado de Alemania”, resume por su parte la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz.
Sin perdón por la ayuda de Alemania a Franco
Darío Rivas atiende a la prensa en la Praza do Obradoiro
Aunque con menos violencia también tuvo que sufrir el bloqueo policial Darío Rivas, hijo del alcalde de Castro de Rei (Lugo) al que los franquistas asesinaron en 1936. Rivas, impulsor de la querella argentina contra el franquismo, intentaba, junto con otros activistas por la memoria histórica, entregarle a la canciller una carta solicitándole que pidiese perdón por la colaboración de Alemania con el golpe franquista y la posterior dictadura.
Su padre, explica, “pagó con la vida” tener ser un referente político y moral en su pueblo y Merkel, a quien considera “una buena mujer”, puede “pedirle disculpas al pueblo español por lo cometido por el nazismo”. Finalmente el octogenario solamente consiguió poder dejar su misiva en la recepción del hotel en la que se celebraban los actos oficiales.
