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Carulla espera que la recuerden como una actriz sincera y buena trabajadora

Carulla espera que la recuerden como una actriz sincera y buena trabajadora

EFE

Barcelona —

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El telón se bajará definitivamente mañana para Montserrat Carulla, porque la emblemática y popular actriz catalana ha decidido despedirse de su público en el Teatro Romea de Barcelona, el mismo donde debutó hace 53 años, “antes de que me falle la memoria, y el público me despida a mí”.

La carismática intérprete, de 83 años, espera ser recordada “como una buena trabajadora del teatro y como una actriz que siempre ha buscado la sinceridad del personaje”, ha revelado en una entrevista con Efe.

“Lo que no encaja conmigo es eso de gran dama del teatro. Cuando lo oigo, siento que no va conmigo. Yo nací en una familia humilde y he llegado a donde estoy trabajando. Lo de gran dama me suena a florero”, señala la veterana actriz.

Luchadora y entrañable, Carulla ha cultivado el aprecio de los espectadores durante cinco décadas y su secreto ha sido “no ser nunca una farsante, sino una mujer que defiende aquello en lo que cree”, según sus palabras.

“Defiendo mi tierra, mi lengua, mi cultura, sin intentar sacar provecho”, ha añadido la actriz, que advierte que se despide de los escenarios teatrales, pero no de la vida.

En este sentido, dice tener la intención “de aguantar todavía unos cuantos años para poder ver cómo Cataluña llega a ser independiente” y descorchar una botella de champán que confiesa guardar en la nevera.

Tampoco se despide totalmente de su profesión de actriz, ya que tiene en mente seguir haciendo “algún papel secundario que me guste mucho y cosas en televisión, porque en la tele, si te equivocas, siempre puedes decir, 'corten', y volver a empezar”.

“En el teatro, eso no es posible. Es como estar en una corrida, cara a cara con el toro, y yo ya no estoy ágil para correr al burladero”, ha añadido Carulla, madre de la también actriz Vicky Peña y del dramaturgo Roger Peña.

El teatro es su pasión desde que era niña y hacía sus pinitos en compañías de aficionados, en la radio y recitando poesía en hospitales y centros culturales.

Su primer trabajo profesional fue “Soparem a casa”, de Josep Maria de Sagarra, y a partir de ese gran éxito no ha parado de trabajar hasta ahora.

“Dedicarme al teatro fue como abrir una ventana y notar un aire nuevo en la cara. El teatro me dio confianza, porque era tímida y tenía dislexia, y todo eso lo superé gracias al teatro”, ha rememorado.

“El teatro me ha forjado como una mujer independiente, segura de mí misma y luchadora -ha asegurado-. Pero yo no he sido así siempre. Hasta los cuarenta años fui una mujer sumisa y resignada”.

Educada en la posguerra en un colegio religioso donde le enseñaron a obedecer, le prohibieron hablar catalán y le humillaron por su origen humilde, Carulla anima a los jóvenes de hoy en día a luchar y les recuerda que “hemos pasado por momentos peores que estos y lo hemos superado”.

“Si luchas por una idea, consigues lo que quieres. A veces cuesta mucho, pero hay que esforzarse. Luché mucho para poder dedicarme al teatro, pero después he sido muy feliz”, manifiesta la actriz.

Montserra Carulla sabe que va a echar de menos los escenarios, porque lo que se genera en ellos “es mágico”. “Estos días, representado 'Iaia!', hay momentos que noto que tengo a los espectadores aquí en mi mano, que son míos. Se crean unos silencios maravillosos”, indica emocionada.

En su última actuación en el teatro, Carulla interpreta un papel escrito a medida por su hijo, Roger Peña, que también la dirige, representando a una abuela entrometida que boicotea la vida sentimental de su nieto, personaje encarnado por su propio nieto, Aleix Peña.

Pese a dejar atrás los escenarios, la actriz está ilusionada con la nueva etapa que ahora empieza, porque tendrá más tiempo para viajar y lee, y está convencida de que ha tomado la decisión correcta.

Los espectadores también la echarán de menos, pero habrá momentos en que todavía la verán en acción. La semana pasada leyó varios textos en el acto inaugural del Tricentenario de la Caída de Barcelona de 1714, derrochando talento y energía. A su edad, sigue siendo una luchadora. Rosa Díaz.

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