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Católicos de Nicaragua protestan a Ortega inspirados en San Miguel Arcángel

Varios jóvenes con las caras tapadas y banderas de Nicaragua participan en una protesta para exigir la liberación de presos políticoseste domingo, en la catedral de Managua (Nicaragua).

EFE

Managua —

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Creyentes católicos de diversas parroquias de Nicaragua protestaron este domingo contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega, inspirados en San Miguel Arcángel, vencedor del mal según el cristianismo.

Luego de celebrar el Día de San Miguel Arcángel, los creyentes extendieron la bandera nacional de Nicaragua en parroquias del Pacífico y norte del país, en símbolo de repudio al presidente Ortega.

Los feligreses marcharon en los alrededores de sus parroquias con las banderas colocadas con el escudo hacia arriba, que simboliza un “SOS” ante la comunidad internacional, por la sangrienta crisis que atraviesa Nicaragua, y de la cual los opositores culpan a Ortega.

“¡Democracia sí, dictadura no!”, “¡Libertad para los presos políticos!”, “¡Eran estudiantes, no eran delincuentes!” o “¡Es un delincuente, no es un presidente!”, fueron algunas de las consignas que los católicos gritaron durante las manifestaciones.

Los católicos también corearon canciones de amor a Nicaragua, entonaron el himno nacional, y bailaron folclor, para demostrar que su cariño por el país supera al de los partidos políticos, en contraste con la fidelidad que tiene el oficialismo ante el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Tanto la catedral metropolitana de Managua, como la parroquia de San Rafael Arcángel, fueron rodeadas por antimotines y agentes de operaciones especiales de la Policía Nacional, desde antes del inicio de las misas dominicales.

La Policía de Nicaragua mantiene una estricta prohibición de muestras de rechazo contra Ortega, así como del uso de los símbolos patrios, pese a que los juristas afirman que la medida contradice la Constitución.

“Es momento para preguntarnos, comenzando por mi persona, dónde está mi corazón, qué es lo que motiva mis sentimientos profundos de mi corazón, tengo ambiciones, desprecio, descalifico, hago a un lado a los otros”, cuestionó el cardenal Leopoldo Brenes, durante la misa en la catedral de Managua.

Antes el Episcopado había advertido, en un mensaje público, que las instituciones de Nicaragua son utilizadas para “la preservación del poder a cualquier costo”.

El obispo emérito Bernardo Hombach, párroco de la ciudad colonial de Granada, en la zona Pacífico, afirmó que este domingo, al protestar, “el pueblo ha seguido fielmente, tanto a su fe como miembros de la iglesia, como a la lucha por una democracia, por una libertad auténtica”.

“Con la gran represión no se puede hacer mucho, pero los fieles siguen con su iglesia, y por otro lado muestran que no se dejan intimidar”, agregó Hombach, ante periodistas.

La iglesia Católica ha sido una de las instituciones que más agresiones ha sufrido de parte del Gobierno y de grupos paramilitares, desde que en julio pasado Ortega afirmó que el Episcopado está detrás de un supuesto intento de “golpe de Estado”.

Dicha iglesia ha tenido un papel importante en la crisis local, ya que mayoría de obispos y sacerdotes han arriesgado su vida para salvar las de cientos de personas en ataques armados del Gobierno, y el Episcopado fue mediador en un diálogo nacional para superar la crisis, que concluyó sin éxito.

Desde abril de 2018 la crisis de Nicaragua ha dejado cientos de personas muertas, presas o desaparecidas, en protestas contra Ortega, así como miles de heridas y decenas de miles se han ido al exilio.

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 328 personas han muerto en el marco de la crisis, aunque organizaciones locales suman hasta 595 y el Gobierno acepta 200.

La CIDH ha señalado al Gobierno de Nicaragua como responsable de crímenes “de lesa humanidad”, mientras que Ortega dice ser víctima de un “golpe de Estado fallido”.

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