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El pasado de corrupción y la herencia de Aguirre en el grupo parlamentario atenazan al Gobierno de Cifuentes

La presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño, Cristina Cifuentes.

Rodrigo Ponce de León

La dimisión de Esperanza Aguirre cierra una etapa de luchas internas en el Partido Popular de Madrid donde Cristina Cifuentes ha salido como vencedora. Sin embargo, la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP regional sigue encontrando muchas trabas para ejercer su labor de gobierno. La debilidad parlamentaria en la Asamblea, más los equilibrios que le obliga a hacer un grupo de sus diputados autonómicos tocados por la corrupción y que en buena parte son herencia del aguirrismo, atenazan la labor de Gobierno, ya de por sí condicionada por las obligaciones del pacto de investidura firmado con Ciudadanos.

En 2015 Cifuentes se tuvo que enfrentar como candidata a la Comunidad de Madrid con la beligerancia de Aguirre, que como presidenta del PP madrileño consiguió imponer su criterio en Génova a la hora de colocar a su gente en la lista electoral de Cifuentes. “Esperanza Aguirre es la presidenta del PP en Madrid y siempre he entendido que las listas las tenía que hacer el PP de Madrid”, tuvo que admitir entonces Cifuentes.

El Partido Popular obtuvo 48 diputados en las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid, lejos de la mayoría absoluta. Esta minoría parlamentaria le obligó a alcanzar un acuerdo de investidura con Ciudadanos. Ambos partidos sumados alcanzan justo la mayoría absoluta: 65 parlamentarios.

Si falla un diputado del PP o de Ciudadanos es imposible aprobar una ley para el Ejecutivo de Cifuentes. Si un parlamentario del PP acechado por la corrupción decidiera no dimitir y pasar al Grupo Mixto, la Comunidad de Madrid sería ingobernable. Y todo en un contexto en el que Podemos sigue amagando con una moción de censura.

Las consecuencias fueron desastrosas para el Gobierno. Entre las salidas por las investigaciones policiales o las actuaciones judiciales relacionadas con la corrupción, las desavenencias ideológicas de los diputados más conservadores ante Cifuentes, los saltos al Gobierno regional de parlamentarios autonómicos que dejaron el acta porque se les exigió dedicación exclusiva o el diputado que dimitió tras dar positivo por alcohol, el grupo parlamentario del Partido Popular en la Asamblea de Madrid ha tenido 19 bajas en dos años.

A dos años de unas elecciones autonómicas, Cifuentes celebra el día de la Comunidad de Madrid ya sin enemigos internos de entidad, pero laminar el aguirrismo exigió contar con un grupo de diputados autonómicos rozados por la corrupción. La oposición ha retomado con fuerza la corrupción como bandera para dinamitar la gestión del PP tras la operación Lezo, que ha llevado a la cárcel a su antecesor en la Comunidad de Madrid, Ignacio González.

Esta semana el Ejecutivo autonómico tratará de aprobar los Presupuestos de 2017, tras una ardua negociación con Ciudadanos y el problema que provocó la baja por depresión de la diputada Elena González-Moñux. Solventada la participación de la parlamentaria Moñux, el Gobierno de Cifuentes se enfrenta ahora al posible cese de la diputada María José Aguado, pendiente de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) decida imputarla en el caso Gürtel, y al futuro incierto de la parlamentaria Isabel González, hermana del expresidente Ignacio González por sus vinculaciones familiares en la operación Lezo.

La situación de Isabel González en el grupo parlamentario es ahora muy delicada. Pese a los enfrentamientos internos entre su hermano y Cifuentes, ella siempre ha mantenido una relación de amistad con la presidenta madrileña alejada de las guerras del PP. Pero su marido José Juan Caballero también fue encarcelado en la Operación Lezo y hoy está en libertad tras haber pagado una fianza de 100.000 euros.

Además, en el sumario el juez Eloy Velasco cita a “los hermanos de González” como partícipes en las operaciones de blanqueo. Aunque no menciona a la parlamentaria del PP, el magistrado alude en el auto de prisión del expresidente madrileño a “los hermanos”, en plural de Ignacio González, que solo tiene dos: Pablo, con el que ahora comparte celda en la prisión de Soto del Real, e Isabel.

En el grupo parlamentario de Cifuentes se ha extendido la creencia de que la continuidad de Isabel González se hace muy complicada no solo por las alusiones que puedan aparecer en el sumario sino por el clima de guerra fratricida que se vive entre el expresidente y su sucesora.

La detención de Ignacio González ha impulsado una posible moción de censura de PSOE y Podemos, que posteriormente Ciudadanos se ha encargado de enfriar esgrimiendo el acuerdo de investidura. Fuentes del PP admiten que la aparición de grabaciones entre González y otros miembros del Partido Popular han provocado cierta psicosis entre los dirigentes populares. “González hablaba con todo el mundo, especialmente en el PP de Madrid. En cualquier grabación puede aparecer hablando con uno de nosotros”, admite un diputado autonómico.

Con esta premisa, el riesgo de inestabilidad del Ejecutivo de Cifuentes se incrementa y algunas voces internas empiezan a pedir que se tenga en cuenta la opción de unas elecciones anticipadas. La presidenta de la Comunidad de Madrid de momento no está en eso y parece dispuesta a abrir una nueva etapa, pero el pasado de corrupción de algunos dirigentes del PP de Madrid y las herencias de Aguirre en el grupo parlamentario no permiten que su Gobierno despegue.

“Estamos viviendo mucho más que el fin de una época. Estamos impulsando el comienzo de otra nueva y distinta. Una época que queremos que sea de confianza, de transparencia, de honradez a prueba de sospechas y de las insidias y los juicios generales que nos formulan nuestros adversarios para silenciar nuestros logros, que han sido muchos, muchos, durante los gobiernos del Partido Popular en Madrid”, señaló la presidenta durante el Comité Ejecutivo Autonómico del partido la pasada semana.

En una entrevista para eldiario.es Cifuentes aseguraba: “Si tuviera que expresar algún deseo, me gustaría volver a presentarme a unas elecciones autonómicas en 2019”. El pasado de corrupción del PP madrileño hace que cada vez sea más difícil llegar a esa fecha.

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