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Manuel Valls y Albert Rivera: meses de choques y distanciamiento hasta la ruptura final

Manuel Valls y  Albert Rivera, en un acto de Ciudadanos en Barcelona.

Carmen Moraga

“Con Valls compartimos valores, compartimos programa y estamos dispuestos a colaborar”. Las declaraciones de Carlos Carrizosa, líder de Ciudadanos en el Parlament de Catalunya, caducaron en menos de 24 horas. Las había realizado este domingo sin saber que la dirección del partido rompería a primera hora del lunes con el ex primer ministro francés por apoyar a Ada Colau como alcaldesa para evitar que el cargo quedara en manos del “separatista” Ernest Maragall, candidato de ERC.

Inés Arrimadas había estado la noche anterior en El Objetivo de La Sexta y, salvo reiterar que Ciudadanos no estaba de acuerdo con la decisión de Valls de apoyar a Ada Colau para que fuera alcaldesa, algo de sobra conocido en Ciudadanos, no dejó vislumbrar que la ruptura iba a materializarse a la mañana siguiente. Más bien todo lo contrario.

El lunes comenzó con un detalle poco habitual: los servicios de prensa advirtieron poco antes de que comenzara la reunión de la dirección de que no iba a haber 'mudo' para los reporteros gráficos, las habituales imágenes de los dirigentes de Ciudadanos sentados en la sala antes de comenzar que sirven para ilustrar las noticias en los telediarios. La estrategia trataba de ocultar la ausencia de Albert Rivera, que no compareció ante los medios para responsabilizarse de una ruptura con Valls, que solo él puede tomar en Ciudadanos.

¿Por qué no acudió Rivera? Fuentes de su entorno aseguran que no acudió a la reunión de la dirección de su partido “por cuestiones de agenda”, sin dar más detalles, pero explican que estuvo en “contacto directo por teléfono tanto con José Manuel Villegas -que se encargó de trasladar la decisión a Valls-, como con la propia Inés Arrimadas, que fue la que dio la cara ante los periodistas. Sus compañeros de filas admiten que pese a comunicar la decisión de romper con Valls, Arrimadas no está muy entusiasmada con la decisión de partir el grupo municipal en Barcelona a la mitad.

“Inés ha acompañado a Valls en varios actos campaña y sintonizaba bien con él. Para ella debe de haber sido duro tener que anunciar este lunes la ruptura”, señalan dirigentes próximos a la dirigente catalana.

De fichaje estrella a incomodar al líder

Rivera, por el contrario, ha acabado prácticamente sin hablarse con Valls, al que fichó hace algo más de un año para lanzarlo como candidato a la alcaldía de Barcelona en una Plataforma electoral que, aunque estaba impulsaba por Ciudadanos, en muy poco tiempo se fue destapando como un proyecto personalista del exministro francés, que además de contar con el apoyo económico de la formación naranja estaba respaldada por algunos de los grandes empresarios de Catalunya.

“Una persona del nivel del señor Valls, un demócrata convencido, un amigo de España y de Europa, merece todo el respeto”, dijo Rivera en El Escorial (Madrid), donde anunció por primera vez su intención de fichar a Valls, que fue recibido entre aplausos.

El 'flechazo' entre ambos dirigentes fue tornándose poco a poco en una relación distante y fría, pese a que en Ciudadanos se esforzaban por ocultarla. Los primeros roces surgieron a los pocos meses de confirmarse que había aceptado ser el candidato. Valls se convirtió para Ciudadanos en un personaje incómodo, que iba por libre, decidido a hacer guiños al PSC, pese a saber que estos ofrecimientos no serían bienvenidos en el partido de Rivera, que ya por aquel entonces acusaba a los socialistas de estar “entregados al independentismo”.

El exministro socialista francés no engañaba a nadie porque desde el principio dijo que su idea era montar una candidatura “abierta y transversal” para ganar Barcelona, sin tutelas. Es decir, que dejó muy claro que no iba a permitir que Ciudadanos le organizara la vida. Montó su propio equipo y comenzó a diseñar la precampaña y su programa a su aire.

Rivera, ausente de sus actos de campaña

El día de la presentación de su candidatura ni Rivera ni Arrimadas estuvieron presentes. Tampoco estuvo presente la portavoz del grupo municipal, Carina Mejías, una de las grandes excluidas de su lista.

El líder de Ciudadanos tampoco acudió a la presentación del libro de Valls en Madrid, (Barcelona, vuelvo a casa), aunque su presencia en un principio había sido anunciada. Un “problema de última hora” le impidió llegar a tiempo, fue la justificación del partido.

Con todo, el primer gran desencuentro se escenificó el pasado diciembre durante un acto con motivo del aniversario de la Constitución celebrado en Barcelona en el que participaron ambos políticos. Las negociaciones con el PP para poder formar Gobierno en Andalucía estaban en pleno auge y Rivera había dejado la puerta entreabierta a la entrada de Vox.

El exdirigente francés no paró de advertir que no quería ver contaminada su Plataforma electoral con cualquier 'coqueteo' con un grupo como el de Abascal, alineado con la extrema derecha francesa y europea, y así se lo recriminó y advirtió a Rivera, al que invitó a buscar un acuerdo “con los partidos constitucionalistas”, en donde en aquel momento el líder de Ciudadanos ya no encuadraba al PSOE ni al PSC.

Poco después llegó la foto de Colón de la que Valls se desmarcó negándose a subir al escenario con Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal, tras haber asistido de mala gana a la manifestación. A partir de ese momento, las fotos de ambos políticos juntos fueron una rara avis. La única que acudió a arroparle en campaña fue Inés Arrimadas, con la que Valls mantenía una relación más cordial que con Rivera.

Las advertencias contra los pactos con Vox, constantes

Las advertencias de Valls a Rivera en contra de sus posibles alianzas con Vox han sido constantes a lo largo de estos largos meses electorales. Hasta el punto de que después de las elecciones del 26M aseguró que si negociaban o entraban en tripartitos con el partido de Abascal, él rompería con Ciudadanos.La brecha entre ambos grupos se vio durante la noche electoral de aquel domingo en Barcelona. Valls y su equipo siguieron los resultados electorales en una sala del Hotel Gallery. En otra habitación contigua del mismo hotel, se reunieron los dirigentes y candidatos de Ciudadanos para hacer lo mismo.

Mientras, en Madrid, durante esa misma noche electoral se escuchaban algunos ácidos comentarios ante los raquíticos resultados logrados por Valls. “Si no hubiera sido tan soberbio y hubiera ido como cabeza de cartel bajo las siglas de Ciudadanos y no con esa Plataforma que se montó a su medida, habría obtenido mejores resultados y quizá hasta habría ganado”, llegó a sentenciar un exdiputado del Parlament de Catalunya en conversación con un grupo de periodistas.

Los equilibrios de los de Rivera para no desechar definitivamente a Vox con tal de cerrar el pacto en Madrid con el PP han servido a Valls para lanzar nuevas advertencias. Su relación con Rivera estaba ya rota: hace meses que no se hablan.

Uno de las últimos reproches se lo ha hecho tras saltar a la luz la reunión 'secreta' que mantuvieron en un hotel de la capital el candidato a la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, y su homóloga de Vox, Rocío Monasterio, para desbloquear la negociación de la mesa de la Asamblea. El francés criticó el encuentro a través de su cuenta de Twitter: “¿Normalidad democrática o normalización de la extrema derecha? No puedo esconder otra vez mi gran preocupación”, subrayó el político.

“El futuro de España, de nuestras comunidades o de nuestras ciudades no puede depender de los separatistas o de la extrema derecha. Madrid, Navarra, Barcelona... cada uno tiene que asumir sus responsabilidades y ser coherente”, abundó en otro tuit Valls.

Su comentario hizo saltar al diputado Marcos de Quinto, otro de los fichajes de Rivera para la candidatura por Madrid al Congreso. El ex vicepresidente de Coca Cola criticó a Valls por ofrecer sus votos a Colau. “¿Se lo dices al PSOE para que se abstengan -tanto en la Comunidad de Madrid como en el Ayuntamiento- para permitir que haya un gobierno Cs-PP sin necesidad de otros apoyos?”, le recriminó.

Este lunes la ruptura tantas veces anunciada por Valls se materializaba. La dirección del partido de Rivera quiso revestirla como una decisión tomada por Ciudadanos ante su estrategia no compartida de apoyar a Colau. Pero en realidad el cisma ya se había consumado hacía tiempo. Ahora solo queda por saber el coste de la campaña y la precampaña y quién ha perdido más en esta apuesta.

Mientras tanto Valls, que parece decidido a continuar en la política catalana, ha empezado a escuchar voces como la del periodista Arcadi Espada -uno de los fundadores de Cs junto a Francesc de Carreras- que le animan a disputarle el liderazgo a Rivera. Todavía no está claro en qué espacio, porque el ex primer ministro francés se definió como “un hombre de izquierdas” pero también como el candidato de las élites.

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