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Colombia recoge experiencia militar española en desminado para posconflicto

Colombia recoge experiencia militar española en desminado para posconflicto

EFE

Base de Tolemaida (Colombia) —

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El Ejército español lleva a cabo un ambicioso plan de formación de las tropas colombianas en desminado humanitario para que contribuyan a limpiar el suelo de estos mortíferos artefactos dejados por más de medio siglo de conflicto armado interno.

Colombia es, después de Afganistán, el país más afectado por las minas que desde 1990 hasta el pasado 30 de septiembre causaron 11.460 víctimas directas, entre militares, policías y civiles, según datos oficiales.

“El desminado es una herramienta de paz que permite a las poblaciones desplazadas volver a sus tierras”, explicó a Efe el comandante de ingenieros del Centro Internacional de Desminado del Ejército español, José Luis Aguado.

Sin embargo, el oficial advirtió de que las minas escondidas en el territorio colombiano “no son convencionales” sino que se caracterizan por ser artefactos explosivos “improvisados” mucho más perversos que los que se pueden encontrar en otros países afectados por la presencia invisible de minas antipersonas.

Los artefactos que se pueden encontrar en Colombia contienen hasta cien kilos de explosivos, “los llaman borradoras porque eliminan a su víctima totalmente, la destruyen”, lamentó Aguado en la Base militar de Tolemaida, en el centro de Colombia.

El militar señaló que la experiencia española en materia de desminado y desactivación de explosivos se remonta a la misión de paz de Bosnia, entre 1995 y 2007, así como a la labor de los Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) que desactivaron durante décadas las bombas de la organización terrorista ETA.

En la actualidad, hay once militares españoles en Tolemaida para instruir a más de 70 formadores del Ejército Colombiano en tareas de desactivación de minas y otros artefactos explosivos.

Existen varias técnicas para proceder al desminado; en terrenos grandes y despejados se utilizan maquinas dirigidas por control remoto, que son seguras y eficientes, sin embargo, en zonas de difícil acceso se debe trabajar de forma manual o con perros, que localizan a través de su olfato aquellos artefactos invisibles para los detectores electrónicos.

Las máquinas “antiminas” apisonan detonando así los artefactos escondidos bajo tierra y permiten “limpiar” más de 500 metros cuadrados de terreno cada día.

Por el contrario, las técnicas manuales requieren un ritmo mucho más sosegado para localizar, extraer y detonar “in situ” los explosivos, en una operación que vista desde la distancia combina la meticulosidad de un cirujano con el ritual propio de una ceremonia del té de Japón.

Los hombres y mujeres que retiran manualmente las minas de los campos y montañas de Colombia son descritos por sus compañeros como “soldados integrales”, ya que deben combinar una gran pericia técnica con una inconmensurable rectitud psicológica y física.

“Los desminadores deben estar preparados para que algo salga mal y morir en misión en cualquier momento, son conscientes de que cualquier error supone su muerte”, confesó a Efe el coronel colombiano Rodrigo Cepeda, del Centro Nacional de Minas.

No obstante, el oficial destacó que gracias a la formación y la seguridad en la que trabajan estos héroes anónimos el número de bajas es muy reducido.

“Hemos tenido dos accidentes en diez años, uno de ellos mortal”, indicó Cepeda que indicó además que las minas antipersonas dejan entre 600 y 700 víctimas cada año, tanto civiles como militares.

En 2006, Colombia empezó a aplicar la Convención de Ottawa, referida a la prohibición del empleo, almacenamiento y producción de minas antipersonales y después de destruir sus reservas de estos artefactos empezó a despejar las zonas minadas.

El país ha limpiado hasta ahora de minas unos 2,8 millones de metros cuadrados, donde se encontraron unos 5.400 artefactos de todo tipo y origen, pero esta cifra tan solo supone el 3 % del total de “desminado” a realizar.

Cepeda agregó que el Gobierno se ha trazado una meta “muy ambiciosa” para dejar el país libre de artefactos en el 2021, y señaló que tras el acuerdo de paz firmado con las FARC el pasado 24 de noviembre se agilizará el proceso para eliminar todos los explosivos del territorio.

“La desmovilización guerrillera facilita que nuestros batallones entren a esas zonas que la FARC han desocupado para iniciar el desminado humanitario”, celebró el militar.

Sin embargo, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal advirtió recientemente que este objetivo no es realista ya que no hay una estimación certera de territorios afectados y el conflicto armado ha dificultado el desminado humanitario.

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