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Condenado a 330 años por intentar matar a 53 vecinos con una explosión

Condenado a 330 años por intentar matar a 53 vecinos con una explosión

EFE

Sevilla —

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La Audiencia de Sevilla ha condenado a 330 años de cárcel a un hombre que colocó varios artefactos explosivos en su bloque de viviendas con intención de matar a 53 vecinos después de varios años de desavenencias.

Una sentencia de la Sección Tercera, a la que ha tenido acceso Efe, dice que está demostrado el ánimo de matar que tuvo Rafael P.P., y no solo de lesionar o “dar un escarmiento” a sus vecinos, como dijo el acusado en el juicio.

Por eso le impone seis años de cárcel por cada uno de los 53 delitos de asesinato en tentativa, junto a otros 12 años por un delito de estragos y el pago de 238.950 euros a la comunidad de propietarios por los daños causados.

El acusado, de 71 años, colocó en la madrugada del 17 de julio de 2009 en su propio piso de la barriada de Las Naciones, en el cuarto de contadores, en el ascensor y en varios rellanos unos artefactos compuestos por bombonas de butano, bidones de gasolina y de disolvente.

Primero prendió un bidón colocado en el portal, después la mecha del artefacto situado en el ascensor, que no llegó a arder, y finalmente lanzó una botella de gasolina en el cuarto de contadores, donde se produjo una fuerte deflagración que lo destruyó totalmente.

El acusado había preparado “minuciosamente” los artefactos para que “al producirse la primera deflagración, el fuego se propagara rápidamente por todo el edificio”, lo que de haberse producido habría tenido un efecto “devastador”, con el incendio y posterior destrucción del edificio o parte de él.

Además, Rafael P.P. colocó un bidón “de mayor tamaño” en la entrada del edificio, con lo que habría bloqueado la “salida natural del inmueble” para que “las personas que se vieran afectadas por las explosiones y por el fuego no pudieran huir y quedaran atrapadas en el interior”, según los jueces.

Varios vecinos resultaron lesionados o intoxicados por humo, por lo que la sentencia fija para siete de ellos indemnizaciones de entre 200 y 30.000 euros, además de 15.000 euros para cada uno de los 53 vecinos por el daño moral sufrido.

La sentencia recoge que Rafael “se quedó esperando en la calle hasta asegurarse de que se producía la primera explosión” y después “se marchó tranquilamente del lugar, aceptando el siniestro destino que cabía esperar de su macabro proyecto”, según el fallo.

La deflagración “previsiblemente demoledora” que se habría producido si todos los artefactos hubiesen llegado a explosionar no se produjo “felizmente, por la rápida acción de los bomberos”.

En el momento de incendiar su bloque el acusado presentaba un trastorno paranoide de la personalidad y trastorno de ideas delirantes de tipo persecutorio pero la sentencia solo le aplica una eximente incompleta pues no tenía afectada su capacidad de conocer.

Los jueces consideran demostrado su “dolo homicida” porque desde varios años antes venía conminando a sus vecinos, en reuniones de la Junta de Propietarios profirió verbalmente amenazas de que iba a volar el inmueble y llegó a introducir por escrito en varios buzones unas notas en las que advertía que se iba a producir “una tragedia”.

El abogado del acusado, Diego de la Cruz, ha anunciado a Efe que va a recurrir la sentencia.

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