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Pedro Sánchez es elegido por aclamación nuevo secretario general del PSOE

Tomás Gómez confirma que estará en la Ejecutiva

Carmen Moraga / Gonzalo Cortizo

Sin necesidad de votación, simplemente por aclamación, Pedro Sánchez se convertía al filo de las seis y media de la tarde de este sábado en el nuevo secretario general del PSOE. Los aplausos cerrados de los más de mil delegados que han acudido al Congreso Extraordinario rubricaban el cambio de líder sin necesidad de preguntar si alguien estaba en contra de la “propuesta”. El abrazo previo de Sánchez con Alfredo Pérez Rubalcaba selló la nueva etapa que abren ahora los socialistas. En su discurso, el nuevo líder se comprometió a un cambio profundo “para devolver la esperanza a todos los españoles” y a estar más “en la calle y en la carretera, en contacto con la gente y la militancia”.

A esa hora, la composición de la Ejecutiva estaba ya prácticamente cerrada. Salvo la “cuota” de Izquierda Socialista, cuyo líder, José Antonio Pérez Tapias, estuvo negociando con Sánchez durante parte de la mañana y la tarde la inclusión de varios de sus representantes en los órganos de dirección. Para entrar en el Comité Federal no les ponían grandes problemas, pero los de la corriente crítica reclamaban que la representación del 13% - porcentaje de votos logrados en el proceso de primarias- quedara reflejada también en la Ejecutiva. Sánchez no aceptó.

La situación llegó a tensarse tanto que, según relató a eldiario.es el propio Tapias, dejaron encima de la mesa la posibilidad de presentar una “lista alternativa”.

Tampoco con Eduardo Madina hubo acuerdo. De hecho, el diputado vasco se quejó de que no había logrado la ansiada y prometida “integración”. Y así lo denunció a los periodistas visiblemente molesto.

Impertérrito ante estas quejas, Sánchez subió al estrado a dirigir a los delegados su primer discurso, bajo la atenta mirada de Susana Díaz, con la que no escatimó abrazos y fotos por los pasillos del Hotel Auditorium, sede del cónclave. Los dos despachos donde ambos líderes negociaban estuvieron muy concurridos.

El nuevo líder, algo nervioso, desgranó un discurso sin papeles centrado en buena parte en hacer un homenaje a la história del PSOE y a sus 135 años de existencia. Y a sus valores algunos de los cuales no se cansó de recordar que hay que recuperar para ganarse de nuevo la confianza de la ciudadanía. “Los españoles están pendiente de nosotros. No vamos a defraudarles”, señaló, haciendo hincapié en que ese es precisamente el objetivo de este cónclave y su lema: “Cambiando el PSOE. Cambiando España”.

Una de las promesas más aplaudidas fue la de que “no le temblará el pulso a la hora de echar a los corruptos del partido”. Y también su compromiso a celebrar “una vez al año” asambleas en las federaciones para rendir cuentas del trabajo realizado.

Sánchez no se olvidó de Rubalcaba, al que piropeó en distintos momentos sin tapujos y al que se “entregó” para que le aconseje en el futuro. “Siempre me encontrarás ahí, Alfredo. Se te aprecia y se te quiere”, le dijo a Rubalcaba, con el que previamente se había fundido en un largo abrazo. “Tú formas parte de lo mejor del socialismo en España. Gracias a ti y a tu trabajo en los diferentes gobiernos se han llevado a cabo grandes cambios en nuestro país”, le ha dicho, levantando aplausos de los delegados.

Finalizado el discurso, la frase de Susana Díaz, dicha en tono muy ufano, de que a partir de ahora “todos los secretarios generales de las federaciones serán elegidos por voto directo y secreto de todos los militantes”, provocó risas entre el auditorio.

Por los pasillos se palpaba hasta cierto “aburrimiento”. Como comentaba uno de los delegados que sabe bien cómo se han celebrado los anteriores cónclaves, “pocas veces había vivido un Congreso tan apacible. Veremos a ver cómo nos sale esto”.

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