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Crisis de mayor partido opositor de Paraguay crece por apoyos a Abdo Benítez

Crisis de mayor partido opositor de Paraguay crece por apoyos a Abdo Benítez

EFE

Asunción —

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El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), primera fuerza opositora de Paraguay, sigue sin resolver la crisis interna en la que está sumido, ahora acrecentada por el apoyo de un sector de la formación al Gobierno de Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado.

La fractura se escenificó con nitidez la pasada semana, cuando el sector oficialista, del presidente de los liberales, Efraín Alegre, y el de los disidentes, del senador Blas Llano, celebraron por separado los 132 años de la fundación del partido.

Llano, actual presidente del Congreso, es uno de los soportes del Gobierno en virtud de un reciente acuerdo político entre sus senadores y los de Abdo Benítez para garantizar la gobernabilidad del Ejecutivo.

El presidente del Congreso lidera Equipo Joven, enfrentado desde hace años con el oficialista de Alegre, quien el pasado año perdió las elecciones presidenciales ante Abdo Benítez.

En ellas, el “llanismo” hizo causa común con el oficialismo, si bien tras la derrota ese sector volvió a funcionar “por libre” dentro del partido.

Esa autonomía ya se había evidenciado con fuerza durante el Gobierno que precedió al de Abdo Benítez, el del también colorado Horacio Cartes, a quien Llano también prestó su apoyo a cambio de presidir el Senado entre 2014 y 2015.

La alianza se afianzó a finales de marzo de 2017, cuando los “llanistas” acompañaron un polémico proyecto de enmienda constitucional para habilitar un segundo mandato presidencial, prohibido por la Constitución.

Ello habría permitido a Cartes presentarse a las elecciones de abril de 2008, lo que fue contestado en las calles por las fuerzas que se oponían a esa enmienda, con manifestaciones encabezadas por Alegre y Abdo Benítez.

El proyecto de enmienda fue desactivado días después de que grupos de manifestantes incendiaran parte de las instalaciones del Congreso, y de que la Policía asaltara la sede del Partido Liberal en busca de sospechosos.

Durante ese allanamiento, sin orden judicial, la Policía mató a un joven militante, lo que creó una mayor fractura en el seno de la familia liberal.

Esa división se traduce ahora en el Senado en los ocho escaños del “llanismo” frente a los seis del sector de Alegre, mientras que en la Cámara de Diputados, con 31 legisladores liberales, la fractura dependen más de la coyuntura y de los intereses de los representantes departamentales.

Las dos fuerzas que hasta la fecha representan al principal partido de la oposición son conscientes de la urgencia de la unidad ante la más cercana de las citas electorales, las municipales de diciembre de 2020.

Sin embargo, y a tenor de las últimas declaraciones de sus líderes, las espadas siguen en alto.

Llano, antes de asumir la titularidad del Congreso, declaró que Alegre tiene “secuestrado al PLRA”, al tiempo que le reclamó una rendición de cuentas del dinero recibido por subsidios electorales y bonos emitidos en ocasión de las municipales de 2015 y las generales de 2018.

“Cree (Alegre) que el partido es suyo cuando que en realidad tiene que entender de que es el presidente de todos los liberales, de los que le votaron y los que no le votaron”, remarcó Llano.

Desde el oficialismo responden que no puede haber unidad cuando ese sector ha hecho pactos en el Senado con el Gobierno de Abdo Benítez y con los legisladores colorados con bancada propia y afines al expresidente Cartes.

A ese respecto, representantes de la disidencia denuncian que Alegre se opone al diálogo y recuerdan que no tuvo ningún problema para ir a las pasadas elecciones al frente de una plataforma integrada por la izquierda del Frente Guasu, del expresidente Fernando Lugo (2008-2012).

Ello pese a que el Frente Guasu fue una de las formaciones que respaldó la controvertida enmienda electoral, aquella que contribuyó a alejar más a “efrainistas y llanistas”.

Ahora el partido se acerca a sus elecciones internas, el próximo año y en vísperas de las municipales, con una grieta que desde el exterior se contempla más como una lucha personalista por el poder.

Algo que se traduce en la inexistencia de una oposición sólida al Gobierno del conservador Abdo Benítez, que el próximo agosto cumplirá un año en el Ejecutivo.

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