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El primer encuentro de Obama y Castro afianza el deshielo de las relaciones entre los dos países

Fotografía del primer encuentro entre Barack Obama y Raúl Castro. / Efe

Agencias/eldiario.es

Panamá —

La instantánea ya es historia. Raúl Castro en un silla. A su lado, Barack Obama. Y muchas cámaras. La reunión que el sábado mantuvieron los líderes cubano y estadounidense en el marco de la Cumbre de las Américas es la prueba del inicio del deshielo de las relaciones entre ambos países. O al menos la intención.

En el encuentro, que se prolongó durante una hora y 20 minutos y fue “productiva”, Raúl Castro insistió a Obama en que para avanzar en la normalización total de relaciones es “esencial” el levantamiento del bloqueo y también que se eliminen las políticas para promover cambios en el sistema político de la isla. “El presidente cubano expresó que es necesario eliminar las políticas de EE.UU. que afectan directamente al pueblo cubano y que están dirigidas a promover cambios en el sistema político y socioeconómico del país”, explicó el canciller de la isla, Bruno Rodríguez en conferencia de prensa.

“Los presidentes analizaron los progresos alcanzados desde los anuncios del 17 de diciembre y coincidieron en la importancia de continuar trabajando con el objetivo de conformar el contexto apropiado para proceder a restablecer las relaciones diplomáticas y abrir embajadas en los respectivos países”, añadió Rodríguez.

“Ahora estamos en condiciones de avanzar en el camino hacia el futuro”, afirmó Obama, quien ve factible que, con el tiempo, su país y la isla puedan pasar página a su “complicada” historia y “desarrollar una nueva relación”.

Según informó el canciller cubano, los presidentes además abordaron las posibilidades de cooperación en ámbitos como la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, la protección del medioambiente, la mitigación del cambio climático y la salud, incluyendo el enfrentamiento a pandemias.

Lo que no salió de ese encuentro considerado histórico por todo el mundo fueron anuncios o novedades sobre la fecha para la apertura de embajadas en La Habana y Washington ni sobre la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Obama todavía no ha podido revisar, según dijo él mismo, la recomendación del Departamento del Estado favorable a retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y, por tanto, aún no ha tomado una decisión al respecto.

Cuba reclama su salida de esa lista, en la que aparece cada año desde 1982 y aunque no lo considera una “precondición” para reabrir las embajadas para la isla es un asunto “muy importante”.

Renovación de las relaciones

La VII Cumbre de las Américas culminó marcada por la histórica participación de Cuba y la renovación de las relaciones hemisféricas que ha traído aparejada, sin que ello impidiera críticas a Estados Unidos por su “intervencionismo” en la región.

La presencia en el pleno de presidentes del líder cubano, Raúl Castro, ovacionado antes de iniciar un discurso de poco más de 40 minutos, y la reunión que posteriormente sostuvo con su homólogo de Estados Unidos fueron sin duda los momentos estelares de la cita hemisférica.

“Ya era hora de yo hablara aquí a nombre de Cuba”, expresó Castro al abrir un discurso que ofreció emocionado, en el que calificó a Obama de hombre “honesto” y lo eximió de la responsabilidad de la política desarrollada contra la isla por los “10 presidentes” que lo antecedieron en la Casa Blanca.

Obama, que antecedió a Castro en el derecho de palabra, afirmó que su país “no será prisionero del pasado” con Cuba ni con la región, porque la “Guerra Fría ya terminó” y su interés está en “resolver problemas” trabajando y cooperando con toda América.

Con voz unánime los gobiernos de América Latina y el Caribe pidieron que la nueva era diplomática que supone el acercamiento de Washington y La Habana esté basada en el respeto al derecho internacional y al principio de no injerencia en los asuntos internos.

Ello a la luz de las renovadas tensiones entre Caracas y Washington a partir de la decisión estadounidense se aplicar sanciones a siete funcionarios de Venezuela y declarar a ese país una “amenaza”. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvo ante el pleno de presidentes que Obama “ha cometido una agresión” con su decreto sobre la “amenaza” que supone su país, y le instó a derogar esa medida “irracional y desproporcionada”.

Maduro conversa con Obama

Tras las intervenciones, el presidente venezolano confirmó a la cadena Telesur que mantuvo un encuentro con su homólogo estadounidense y que “existe la posibilidad de ir a un proceso de conversaciones”. La conversación de 10 minutos, asegura, fue fortuito, pero también fue “seria” y “franca”. “Le dije que no somos enemigos de Estados Unidos, que somos revolucionarios, apasionados y que queremos construir la paz”, apuntó.

Maduro no reveló mucho más sobre el contenido de la conversación, pero sí adelantó que “pudiera abrirse en los próximos días la posibilidad de ir a un proceso de conversaciones con los Estados Unidos y de abrir relaciones de respeto”. Sí consideró que Venezuela “obtuvo el apoyo unánime de la región” en su condena a las sanciones que le ha aplicado Estados Unidos, que incluyeron declarar a ese país como una “amenaza”.

Antes de que se difundiera el vídeo de la cadena Telesur con las declaraciones de Maduro, fuentes estadounidenses habían confirmado a Efe el encuentro y también que ocurrió en forma casual, aunque no abundaron en su contenido. Según esas fuentes, Obama le expresó a Maduro que desea que “se establezca un diálogo pacífico entre las diferentes facciones políticas” venezolanas y que Estados Unidos “no tiene interés en amenazar a Venezuela, y sí en apoyar su democracia, su estabilidad y su prosperidad”.

Durante su intervención ante la plenaria de la Cumbre, Maduro expresó su interés en reunirse con Obama y le propuso reconducir las relaciones bilaterales a partir de un diálogo basado en el respeto mutuo, pero condicionado en cuatro puntos, entre los que citó la derogación del decreto que considera a Venezuela una “amenaza”.

Contra la política “intervencionista” de Estados Unidos

El líder bolivariano recibió el espaldarazo de aliados como Cuba, Bolivia, Ecuador, Argentina, quienes repudiaron la política “intervencionista” de Estados Unidos y acusaron la violación “flagrante” del Derecho Internacional y la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA). “Venezuela no es ni puede ser una amenaza para la seguridad nacional de una superpotencia como los Estados Unidos”, dijo Castro, que y añadió que era “positivo que el presidente norteamericano, Barack Obama, lo haya reconocido”.

Hubo coincidencia entre los mandatarios en que la situación de Venezuela y Estados Unidos puede poner en riesgo los nuevos aires de “convivencia” que soplan en el continente, por lo que exhortaron a las partes a echar mano del diálogo para superar sus diferencias.

La nueva controversia en la larga lista de desencuentros entre Caracas y Washington impidió que la histórica VII Cumbre de las Américas finalizara con un documento de consenso firmado por los presidentes. “En medio de la diversidad y pluralidad política (...) hemos facilitado un diálogo franco y respetuoso (...) no hemos pretendido unanimidades”, dijo al clausurar la cita el anfitrión presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, quien reconoció que “en los aspectos políticos fue donde hubo diferencias”.

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