Diputado del PP usa “el drama” de la división entre Maura y Dato para avisar del riesgo de un enfrentamiento Aznar-Rajoy

“El drama para el liberal-conservadurismo español fue que ni los 'idóneos' (seguidores de Dato) ni Maura y los mauristas podían por separado dar respuesta a las necesidades de reforma del sistema incluso para su supervivencia misma. Ambos, sin el otro, quedaban cojos o mancos”, asegura Nasarre en un artículo en 'páginasdigital', que ha recogido Europa Press.

Además, Nasarre subraya en el mismo artículo que Maura, que fue cinco veces presidente del Consejo de Ministros en la primera década del siglo XX, provocó una división en el “mundo conservador” y “acabó siendo un desastre para el mundo conservador y factor decisivo para el fracaso del régimen de la Restauración”.

Precisamente este lunes el expresidente del Gobierno José María Aznar elogió la figura de Maura, Antonio Cánovas y Francisco Silvela en la presentación en el Congreso de los Diputados de la colección “Biografías Políticas” que ha publicado Gota a Gota, la editorial de FAES.

MAURA: APELABA A LA OPINIÓN PÚBLICA DIRECTAMENTE

Según explica Nasarre, Maura impulsó políticas reformadoras y “con su capacidad de liderazgo”, logró articular “un verdadero discurso nacional”, para hacer frente a los problemas que habían surgido en la España del siglo XX , como la cuestión social, la cuestión territorial la cuestión religiosa o la cuestión militar.

“Y eso le convirtió tanto un punto de referencia para la España conservadora como un líder carismático, que apelaba a la opinión pública directamente sin el intermediario de los partidos. Y aquí se produce el problema y la anomalía que significó Maura y el maurismo, que, al no encontrar solución, acabó siendo un desastre para el mundo conservador y factor decisivo para el fracaso del régimen de la Restauración”, añade.

Según el análisis del diputado del PP, Maura se quedó con bases políticas “muy menguadas” (ya que los parlamentarios “se decantaron por los 'idóneos”), pero “con amplias bases sociales que le apoyaban”. A su entender, esa “escisión” iba “mucho más allá de la rivalidad entre personas para ejercer el liderazgo del partido”.

“Lo que estaba en juego era la razón de ser y el proyecto de un partido, el heredero de Cánovas, que tenía que hacer frente a unas nuevas exigencias que le demandaban los tiempos nuevos y que le obligaban a elaborar y articular un proyecto reformador de carácter nacional y de largo alcance”, señala.