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Unas nuevas elecciones harán crecer la abstención y perjudicarán a Ciudadanos, según los politólogos

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Marcos Pinheiro

España puede vivir en 2016 una circunstancia inédita en democracia: la repetición de unas elecciones generales cinco meses después de la primera convocatoria. Aunque la voluntad de los partidos es no llegar a ese extremo, la falta de avance en las negociaciones para formar Gobierno abre la puerta a la celebración de unos nuevos comicios en primavera.

El 20D ya contenía elementos novedosos, como la concurrencia de dos nuevos partidos, que hacían difícil pronosticar cómo se comportarían los votantes. A eso se suma ahora una posible nueva cita con las urnas que complica aún más hacer predicciones.

Los politólogos Pablo Simón y Marta Romero creen que puede empezar a dibujarse algunas líneas del nuevo escenario. En concreto, apuntan a una desmovilización del electorado por la pérdida de confianza en los políticos, de quienes los votantes esperan que lleguen a acuerdos.

Además, preguntados por quién saldría perjudicado en caso de un adelanto electoral, ambos coinciden en señalar a un partido: Ciudadanos perdería apoyos en favor de la formación de la que han venido la mayoría de sus votos, el PP. El panorama en la izquierda presenta más incógnitas.

Un retorno a la apatía o el cinismo

Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, cree que lo primero que se puede esperar de cara a una repetición de las elecciones es una caída de la participación. Ese dato alcanzó el 73,2% del censo el 20D, superando la registrada en 2011.

“Es posible que parte del incremento del interés por la política que hemos visto durante los últimos años se volviera en apatía o cinismo”, apunta. Simón asegura que “ante un contexto de ingobernabilidad el electorado se vuelve más escéptico y crítico con la política” y cita como ejemplos los adelantos electorales que tuvieron lugar en Grecia en 2012 y 2015.

En el mismo sentido se manifiesta Marta Romero, especializada en análisis político, quien advierte de que una nueva convocatoria de elecciones “sería percibida por la ciudadanía como un rotundo fracaso de los partidos”.

En su opinión, las nuevas fuerzas políticas han generado unas expectativas sobre una forma de hacer política basada en los pactos y la negociación que en caso de no cumplirse podrían derivarse en efectos negativos en el electorado, que se sentiría “profundamente decepcionado”.

Ciudadanos, cerca de la “banda de peligro”

Pablo Simón cree que “no existe una pauta sistemática” que permita aventurar si los votantes tienden a cambiar su voto o a mantenerlo antes unas elecciones anticipadas porque esa circunstancia depende del contexto.

Lo que sí que se atreve a prever es que Ciudadanos se verá “muy perjudicado”. De hecho, el partido de Albert Rivera es quien reclama con más ahínco un acuerdo, que consiste en apoyar al PP para la investidura, que evite unos nuevos comicios. “Aunque habíamos visto que su crecimiento antes de las elecciones se dio en parte gracias al electorado socialista, visto su resultado electoral final y su desempeño en la campaña, es muy probable que sus principales caladeros hayan vuelto a ser exvotantes del PP”.

Simón añade que el electorado de Ciudadanos “ya está en la banda de peligro, por debajo del 15%”, y que si cae aún más, el sistema electoral podría perjudicarle y restarle mucho peso en la futura composición del Congreso, lo que mermaría su poder de coalición.

Romero también señala al partido de Albert Rivera como uno de los grandes perjudicados por un adelanto electoral. Los exvotantes del PP que apostaron por ellos podrían volver a optar por los populares. “Más aún si tenemos en cuenta que Ciudadanos, en el último tramo de la campaña electoral del 20-D y después de los comicios, no ha tenido ningún reparo en mostrarse favorable a la formación de un Gobierno del PP”, argumenta.

Aunque coinciden en el eventual castigo a Ciudadanos, los dos expertos disienten en cuanto a las consecuencias que, entre los partidos de izquierda, tendría una repetición de las elecciones generales en primavera.

Marta Romero cree que, aunque es fundamental esperar a ver a quién atribuyen los electores la falta de entendimiento en las negociaciones, el PSOE es quien más debe temer a unos nuevos comicios.

La situación interna de los socialistas podría colocarles ante el electorado como “un partido internamente dividido” y que, debido a esta circunstancia, ha perdido la oportunidad de formar un Gobierno de izquierdas que desaloje al PP del Ejecutivo. Así, sus votantes podrían concentrar ahora su apoyo en Podemos.

Pablo Simón no lo tiene tan claro y afirma que “en el caso de la izquierda, quién se vería premiado o perjudicado es más dudoso”. En su opinión, dependerá de cómo se desarrollen las negociaciones entre PSOE y Ciudadanos.

“Eso sí, un factor que podría darle un empujón a Podemos es que la división interna suele ser penalizada en las urnas, y los socialistas tendrían una precampaña agitada”, añade, en línea de lo apuntado por Romero.

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