España cree que retraso de Ginebra complicará decisión sobre embargo a Siria

El ministro español de Defensa, Pedro Morenés, afirmó hoy que el retraso en la celebración de la segunda conferencia de paz de Ginebra, para tratar de encontrar una solución política al conflicto sirio, puede “dificultar” la revisión prevista por la UE del levantamiento del embargo de armas a ese país.

“Me preocupa extraordinariamente que la conferencia de Ginebra II se haya pospuesto a más allá del 1 de agosto, con lo cual eso nos va a dificultar extraordinariamente esa decisión”, indicó Morenés en un debate de la subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo (PE).

La Unión Europea (UE), ante la presión del Reino Unido y Francia, terminó por levantar en junio el embargo de armas que había impuesto a Siria, para de ese modo poder favorecer a la oposición, y se propuso revisar esa situación antes del 1 de agosto.

Mientras, los Estados miembros podrían bajo condiciones entregar armas a la oposición si así lo decidiesen, aunque se han comprometido a no hacerlo por el momento.

“Europa ha tomado una determinación y nosotros estamos con ella”, subrayó Morenés, para quien la demora de la conferencia de Ginebra, a la que deben asistir miembros del régimen de Bachar Al Asad y de la oposición, puede complicar la decisión que tome la UE con respecto al levantamiento del embargo de armas.

Según el ministro español, habrá que ver si en Bruselas se produce “una decisión de la UE” o si cada uno de los países sigue “cumpliendo estrictamente con las normativas que afectan al suministro de armamento a determinados países”.

A su juicio, “conviene esperar a que esa decisión europea se adopte”.

“Ojalá se adopte como una decisión europea, para no volver una vez más a presentar al mundo las dificultades que tiene la Unión Europea para presentar políticas de Exteriores y de Defensa comunes”, concluyó.

El levantamiento del embargo de armas, de hecho, se produjo en junio al vencer el plazo de esa medida y no haberse logrado antes un acuerdo entre todos los Estados miembros para prorrogarlo.

Una mayoría de países prefería mantener la restricción, pero la postura inflexible de Londres y París terminó por decantar la balanza.