España lamenta el fallecimiento de Isaac Navón, quinto presidente israelí

El Gobierno ha lamentado hoy el fallecimiento de Isaac Navón, quinto presidente de Israel y “una figura unánimemente reconocida y querida en ese país”, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Isaac Navón, paladín del legado sefardí en todo el mundo, falleció ayer a los 94 años, según informó la familia.

“Durante su larga trayectoria política, defendió los valores del diálogo, la integración y la convivencia, mostrando siempre su cercanía con todos los ciudadanos de Israel”, añade el Gobierno.

Nació en Jerusalén en el seno de una familia sefardí y fue el primer representante de la comunidad sefardí en alcanzar la primera magistratura de Israel.

“Con su fallecimiento, España pierde un amigo entrañable que en todo momento se esforzó por desarrollar las relaciones entre los dos países”, señala el departamento que dirige José Manuel García-Margallo.

Así, el Gobierno traslada a sus familiares, especialmente a su viuda Miri Shafir y a sus hijos, a las autoridades y al pueblo de Israel y a las comunidades sefardíes en todo el mundo sus sentidas condolencias y su simpatía en este momento.

Mano derecha -junto al también expresidente Simón Peres- del fundador del Estado de Israel, David Gurión, diputado, ministro y jefe del Estado, Navón nació en Jerusalén en 1921 en el seno de una familia sefardí, se cree, que de las primeras en llegar a la Palestina otomana tras la Expulsión de los judíos de España en 1492.

El político, que militó toda su vida en el Partido Laborista y desde muy temprano abogó por el diálogo con los palestinos, era también un conocido dramaturgo e historiador, y su obra reflejó en todo momento el legado de los judíos sefardíes por todo el mundo.

A nivel social, su elección como presidente en 1978 supuso la elección del primer judío no askenazí (de origen centroeuropeo) para un alto cargo político en Israel, lo que se tradujo en un acercamiento entre ambos colectivos.

Desde la segunda mitad de los años 90 encabezaba la Autoridad de Ladino, el organismo público israelí que se encarga de defender ese legado.