Euskobarómetro: Miedo a ETA limitó la acción política de los no nacionalistas

El miedo provocado por ETA llegó a ser “abrumador” en el País Vasco y limitó la participación política de los no nacionalistas, que fueron quienes más atemorizados se sintieron, según un estudio realizado por el Euskobarómetro para el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.

Los directores del Centro Memorial, Florencio Domínguez, y del Euskobarómetro, Francisco Llera, han presentado hoy en Bilbao este estudio, el primero de carácter monográfico que encarga el Centro Memorial.

Este trabajo se ha basado en el análisis de las respuestas a la pregunta sobre la percepción del miedo a participar en política que se ha recogido en el Euskobarómetro desde que comenzó esta encuesta en 1995, lo que supone 45.000 respuestas, pero no incluye los “años de plomo” de ETA, entre 1980 y 1995.

La percepción de miedo a participar en política llegó en Euskadi al 70 % en el año 2000, ya rota la tregua de Lizarra y con los atentados contra concejales socialistas y populares, y desde el cese definitivo del terrorismo ha ido descendiendo hasta situarse por debajo del 20 % y sin que ahora haya diferencias significativas entre los distintos grupos políticos.

El miedo fue claramente “asimétrico”, mucho mayor entre los no nacionalistas, que eran el objetivo de ETA, y perjudicó “indiscutiblemente”, según Llera, al PP y al PSE-EE, tanto electoralmente como a la hora de captar militantes jóvenes. “Si además quemas las Casas del Pueblo desaparece el arraigo social” que tenían los socialistas, ha señalado el catedrático de la UPV-EHU.

No obstante, ha considerado que esa falta de normalización de la convivencia y la participación política no deslegitima los resultados electorales en Euskadi durante las últimas décadas.

“Era una socialización negativa, como el programa de ETB sobre España y los españoles”, ha apuntado Llera.

El estudio del Euskobarómetro también refleja que el miedo se incrementaba cuando había más atentados y actos de violencia callejera y ese aumento era más agudo en las localidades donde se habían producido los atentados.

Llera ha sostenido que el miedo no ha desaparecido aún en el País Vasco cinco años después del cese de ETA -ya se sabía que “muerto el perro no se acaba la rabia”, ha dicho- aunque es mucho menor entre los jóvenes que no vivieron el terrorismo.

El catedrático de Sociología ha puesto como ejemplo de ello el voto oculto a PSE-EE y PP que aún se mantiene y ha aclarado que la “espiral de silencio” también se da actualmente en Cataluña, donde no hay violencia terrorista.

“No hemos acabado de des-nazificar esta sociedad” como hicieron los alemanes en su país tras la Segunda Guerra Mundial, ha considerado Llera, para quien las pintadas y los ataques en la Universidad del País Vasco no son anécdotas.

“En mi universidad sigue habiendo miedo a expresarse políticamente y solo lo hace un sector”, ha comentado.

El director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, ha defendido que hay que “recordar” el pasado terrorista para “sacar lecciones” porque deslegitimar política y socialmente el terrorismo es la “mejor vacuna” para que no se reproduzca en el futuro.

Domínguez ha considerado que como grupo terrorista ETA tuvo desde el principio la “intención de amedrentar” a la sociedad y que defendió ese objetivo de forma “explícita y descarada” en los años 90 cuando la izquierda abertzale aprobó la ponencia Ondartzen en la que se incluyó la “socialización del sufrimiento”.

“Se mantuvo hasta el momento de cerrar la persiana y en el debate de ETA en 2007 y 2008” hubo textos que recogían que “la gente además de tenernos respeto, tiene que tenernos miedo”, según ha dicho Domínguez, uno de los periodistas que más investigó el terrorismo de ETA.