Exilio dice que la cumbre fue “bochornoso acto de complicidad” con castrismo

El exilio cubano en la ciudad estadounidense de Miami tachó hoy de “bochornoso acto de complicidad” con el régimen castrista la II Cumbre de la Celac celebrada en La Habana.

Para los anticastristas, ha sido un encuentro viciado por la “arenga ideológica” e incapaz de trazar una “hoja de ruta hacia la esperanza”.

La Cumbre, que concluyó este miércoles y que Cuba ha considerado un éxito diplomático por la presencia de un gran número de gobernantes latinoamericanos, ha sido para los grupos del exilio la constatación de que la mayoría de esos mandatarios cultivan una suerte de servidumbre hacia el régimen de La Habana.

“Fue un bochornoso acto de complicidad con la tiranía castrista por parte de la casi totalidad de los mandatarios latinoamericanos” que participaron en la cita y que integran el bloque, que no incluye a EEUU ni a Canadá, dijo a Efe Antonio Díaz Sánchez, miembro del consejo coordinador del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL).

Díaz Sánchez opinó que en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se escenificó el “abandono total de los derechos del pueblo cubano”, un acto que “duele doblemente por venir de nuestros compatriotas de América Latina”.

En cuanto al eventual éxito político y diplomático del Gobierno cubano con esta reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la región, insistió en que “nunca puede considerarse un éxito algo que atenta contra el bien común de un pueblo”.

Para él, la participación en la cita de los gobernantes latinoamericanos supone una falta de coherencia con “sus principios democráticos” al no expresar “que el pueblo cubano también tiene derecho a vivir en democracia y libertad”.

Se trata de un comportamiento que, a juicio de Ramón Saúl Sánchez, director del Movimiento Democracia, se cimenta en el “temor a irritar” al presidente cubano, Raúl Castro, y en la aceptación de un “silencio cómplice” que orilla una demanda: “Abra las rejas, no reprima a más gente”, expuso.

A la postre, el mensaje de esa Cumbre a toda Latinoamérica es que se puede organizar una cita regional y “caminar sobre los derechos de los cubanos, amordazarlos, esconderlos en viejos cuarteles por la Seguridad del Estado para que no puedan expresar públicamente su reclamo de los derechos humanos y la democracia”.

Se manifestó en la Cumbre la “vieja política latinoamericana, con sus mismos vicios de soberbia y exclusión”, con idéntica “retórica” e incapaz de “dibujar una hoja de ruta con sustancia” y sin “arengas ideológicas”, agregó Saúl Sánchez.

El castrismo intentará presentar esta Cumbre como “una victoria diplomática”, subrayó Sánchez, quien reclamó a las organizaciones internacionales como la ONU, la OEA y la UE que se alineen con las denuncias de violaciones de los derechos humanos en la isla hechas por Amnistía Internacional y Human Right Watch.

En cuanto a la posibilidad de que la OEA, la UE y Naciones Unidas profundicen en la vías de diálogo abiertas con el Gobierno cubano, Díaz Sánchez sostuvo que “no nos puede sorprender lo que suceda e el futuro”, ya que asistimos al “olvido universal de que en Cuba desde hace medio siglo no se puede ejercer el derecho democrático”.

Según varios de los opositores cubanos, los disidentes en la isla han sufrido durante la Cumbre todo tipo de “acoso, hostigamiento y amenazas” y algunos aún se encuentran detenidos.

Óscar Peña, director del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH), apuntó que “esta ola represiva tiene lugar cuando más de una treintena de jefes de estado de toda América Latina y el Caribe convergen en La Habana”, lo que para él confirma la “tradicional política represiva contra la oposición pacífica”.

Peña se refirió al comentario de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien dijo en la Cumbre que “solamente con Cuba nuestra región estará completa”: “Sólo estará completa cuando Cuba esté representada por un Gobierno democrático”.